Juan Jimeno, economista, sobre la inmigración: “Es un elemento fundamental para Europa”

<p>El mercado laboral español se asoma a un futuro inquietante, con unas proyecciones para 2050 que dibujan un escenario donde <strong>el relevo generacional está seriamente comprometido</strong>. Las estimaciones apuntan a que apenas 14 de cada 100 trabajadores tendrán menos de 24 años, una cifra que evidencia un envejecimiento estructural de la fuerza productiva. Este panorama se agrava por una coyuntura ya de por sí difícil para los más jóvenes, cuyas oportunidades de empleo han sufrido una contracción del 20%.</p>

<p>De hecho, la situación en España no es un caso aislado, sino el reflejo de una tendencia que recorre todo el Viejo Continente. Europa se enfrenta a un precipicio demográfico, una encrucijada marcada por una baja tasa de natalidad y una esperanza de vida cada vez mayor. Esta combinación está provocando <strong>un envejecimiento social acelerado</strong> que amenaza con estancar el crecimiento y debilitar el peso del continente en el tablero geopolítico global.</p>

<p>Por el contrario, mientras Europa envejece, África emerge como la gran excepción demográfica. Según todas las previsiones, será el único continente cuya población continuará creciendo a lo largo de todo el siglo XXI, consolidándose como <strong>una formidable reserva de juventud</strong> y una fuente indispensable de mano de obra para las economías que la necesiten.</p>

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Una solución exterior para el desafío demográfico interno

<p>En este contexto, la tesis del economista Juan Jimeno cobra una especial relevancia. Para él, la historia siempre ha avanzado impulsada por dos motores, la demografía y la tecnología, y en la coyuntura actual es el primero el que presenta el mayor desafío. Desde esta perspectiva, la inmigración no es una opción, sino una necesidad, pues tal y como él mismo afirma: <strong>"es un elemento fundamental para Europa"</strong>. Los datos sobre el futuro del empleo en nuestro país no hacen sino reforzar esta visión.</p>

<p>Asimismo, esta realidad macroeconómica se manifiesta en sucesos cotidianos que ilustran <strong>la dimensión humana del fenómeno</strong>. La reciente llegada a Madrid de trece menores migrantes, trasladados desde Canarias y Ceuta, es un ejemplo de cómo los grandes flujos poblacionales se materializan en historias concretas, poniendo sobre la mesa la urgencia de una gestión coordinada.</p>

<p>Por todo ello, la ausencia de una política migratoria común y eficaz pone en jaque la sostenibilidad de los servicios públicos. El debate no puede limitarse a la gestión de fronteras, sino que debe incorporar la variable económica, pues de ella depende en gran medida <strong>la viabilidad de los sistemas públicos</strong>, el pago de las futuras pensiones y, en definitiva, el sostenimiento del estado del bienestar tal y como lo conocemos.</p>