La granadina Sara Jiménez es uno de los nombres pujantes de las nuevas hornadas del baile flamenco. Hace tres años que se embarcó en la aventura de su propia compañía, con la que actualmente tiene dos espectáculos en cartel: ' Ave de plata ' y ' Fragmentos de la noche ', que estrenó en la pasada edición de Madrid en danza. Los días 7 y 8 de noviembre presentará el primero en el ciclo Nuevos Creadores del Centro Danza Matadero , y el día 17 actuará en el Corral de la Morería junto a David Coria . «El flamenco -dice con seguridad- tiene una capacidad de expresión enorme que le permite lo más esencial y lo más grande. Pensamos que puede resultar complicado que conviva con otras músicas, con otras disciplinas, y es al contrario: lo pongas donde lo pongas, funciona. Pero hemos de tener la valentía, el conocimiento y la seguridad para saber dónde lo ponemos». Sara Jiménez nació en Granada; comenzó sus estudios en el Conservatorio de su ciudad natal y más tarde se trasladó a Sevilla, donde conoció a Rubén Olmo en el Centro Andaluz de Danza. «Allí me di cuenta de cuál es la realidad de la danza, dónde está el nivel de danza que no había visto en el conservatorio porque yo estaba entonces en otras cosas y no había adquirido todavía responsabilidad para con la danza; yo bailaba siempre, me gustaba y quería bailar, pero no con la conciencia y con la determinación que tomé cuando llegué a Sevilla». Tras más de una década junto a Rafael Estévez y Valeriano Paños , Sara Jiménez creó su propia compañía. «Ahí es donde yo empecé a crear mi propia línea de trabajo. Yo tenía no tanto la necesidad de expresarme bailando como la necesidad de hacer una propuesta global, una propuesta escénica, que conlleva mucho más que la creación coreográfica. De alguna forma, dancísticamente, ya me había desarrollado en un tablao o en otras compañías; y coreográficamente había creado piezas cortitas, pero yo tenía la necesidad de crear una historia entera». Sara Jiménez no reniega del tablao, sino todo lo contrario. «Allí descubro cosas que luego llevo a mis creaciones. Por ejemplo, en 'Fragmentos de la Noche' hay una parte donde quiero romper esa línea que hay entre escenario, artista y público. Y no es que los personajes se dirijan al público, sino porque hay algo en la dramaturgia que lo quiere interpelar directamente. Que la emoción no solamente cale en los artistas que están en el escenario, sino que haya una incisión directa en ese público que está ahí. Y yo eso, por ejemplo, lo he descubierto en el tablao. Quizá por la cercanía, quizá porque está más iluminado y hay un contacto visual directo con el público. Hay cosas que he creado en mis coreografías y me las he llevado después al tablao». Los tablaos fueron en otro tiempo -algunos lo siguen siendo- un lugar para turistas. Hoy buscan más la excelencia artística. «Depende del tablao; se mezclan los aspectos artísticos y empresariales, Cada uno busca su propio sello, igual que hacemos los artistas. Yo he estado en el tablao haciendo espectáculos montados, en los que día tras día hacíamos lo mismo; pero ahora siento una apertura también porque los artistas tenemos un lenguaje contemporáneo, en el sentido de que es lo que está sucediendo ahora mismo» Y es que en un mundo globalizado es imposible no recibir influencias de todas partes. «Y ya no solamente por lo que ves en cuanto a la danza o en cuanto al flamenco, sino a todos los niveles. Todo lo que estamos viendo nos está inconscientemente afectando todo el tiempo». Y hay algo de perjudicial, añade, «porque todos estamos atravesados por influencias similares y dejamos de ser originales. Evidentemente, cada uno tendremos nuestra forma de comunicar. Pero yo hablo del núcleo de creación, que por ejemplo, para 'Fragmentos de la Noche' fue lo mitológico. Yo siento que las redes sociales, la 'superinformación' pueden ser nocivas». Lo combate Sara Jiménez dejando de ver danza. «Cuando empiezo un proceso de investigación para una creación, lo primero que hago es agarrarme a un libro y agarrarme a imágenes». Entre bailarina y bailaora, Sara Jiménez se considera bailarina. «Ese término engloba todo. Soy bailaora también porque es mi origen, vengo de ahí. , pero creo que llamándome bailaora me limito, limitó mi lenguaje y capacidad».