Добавить новость
smi24.net
World News in Spanish
Ноябрь
2025
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30

Ciudades esponja: aprender a vivir con el agua y no contra ella

0

La carbononeutralidad nos ha mantenido tan ocupados que hemos descuidado un frente igual o más urgente: la gestión del riesgo a desastres y la adaptación al cambio climático, especialmente en las zonas urbanas, donde vive ocho de cada diez costarricenses.

Tenemos tres versiones de la Contribución determinada a nivel nacional, un Plan nacional de descarbonización, diversas políticas de adaptación y certificaciones de carbononeutralidad que proliferan en todo el país. Sin embargo, seguimos sin atender las prioridades básicas de un territorio altamente vulnerable a los efectos del calentamiento global.

Desde el 2005, la ciencia climática regional advierte sobre el incremento en la intensidad de las precipitaciones y la frecuencia de eventos extremos en Centroamérica. No sorprende, entonces, que los últimos años hayan traído lluvias más intensas; por ejemplo, según la Organización Meteorológica Mundial, en el 2024 Costa Rica registró un 10% más de lluvia de lo habitual. Lo preocupante no es solo la cantidad de agua, sino la incapacidad de nuestras ciudades para gestionarla adecuadamente.

La primera línea de defensa

La infraestructura urbana no se reduce al hormigón ni al acero. También está compuesta por césped, árboles, cuerpos de agua y suelos, lo que se conoce como infraestructura verde y azul. Las ciudades necesitan aprender a valorar, medir y mejorar esta infraestructura natural, que hoy constituye nuestra primera línea de defensa frente al cambio climático.

Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el 44% de los desastres registrados en el planeta están relacionados con inundaciones, y 700 millones de personas viven ya en regiones donde la precipitación máxima diaria ha aumentado. Los datos confirman que el desafío no es hipotético: está aquí, y cada año lo sentimos con mayor fuerza.

En este contexto, la Meta 12 del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal propone fortalecer la infraestructura verde y azul de las ciudades. En otras palabras, rediseñar los espacios urbanos para transformarlos en “ciudades esponja”: urbes que absorben, almacenan, filtran y reutilizan el agua de lluvia, en lugar de expulsarla apresuradamente por tuberías y canales.

El concepto fue planteado en el 2013 por el profesor Kongjian Yu, de la Universidad de Pekín, quien propuso que las ciudades deben colaborar con la naturaleza, no combatirla. Una ciudad esponja reduce los riesgos de inundación, garantiza agua en épocas de sequía, mejora la calidad del aire y ofrece espacios verdes para la convivencia. Aunque nació como respuesta a las graves inundaciones en China, su relevancia para América Latina es indiscutible. Nuestras ciudades comparten un mismo diagnóstico: crecimiento desordenado, impermeabilización acelerada y olvido de los ríos urbanos.

Las aguas residuales sin tratamiento, los desbordamientos y la pérdida de cuerpos de agua reflejan un divorcio entre urbanismo y naturaleza. Frente a ese modelo gris de tuberías y concreto, el enfoque de las ciudades esponja plantea un urbanismo verde y azul, basado en ingeniería ecológica, diseño paisajístico y gestión integral del ciclo hídrico.

Esto exige repensar la planificación urbana: conservar cauces naturales, restaurar humedales y quebradas, promover superficies permeables, instalar techos verdes y crear parques que funcionen como amortiguadores naturales ante lluvias extremas. Más allá de los beneficios ambientales, este enfoque genera valor económico y social: reduce los costos de inundaciones, mejora la salud pública, atenúa las islas de calor y revaloriza el espacio urbano.

En un país como el nuestro, donde el cambio climático amenaza los sistemas hídricos urbanos y amplifica los eventos extremos, las ciudades esponja representan una estrategia tangible de adaptación climática. Pero convertir una ciudad en una esponja no es un proyecto aislado: es un cambio de paradigma en la gobernanza urbana. Requiere coordinación interinstitucional, financiamiento innovador y participación ciudadana. Cada urbe deberá adaptar el modelo a su geografía y cultura; no existe una fórmula universal, sino principios comunes: restaurar lo natural, integrar lo verde y lo gris, y diseñar con el agua en mente.

El futuro urbano dependerá de nuestra capacidad para reconciliarnos con la naturaleza. Las ciudades esponja no son una moda técnica, sino una metáfora poderosa de un nuevo contrato ecológico entre el ser humano y su entorno. En tiempos de crisis climática, necesitamos ciudades que respiren, que absorban y que se regeneren. Ciudades que comprendan que la resiliencia comienza cuando dejamos de luchar contra el agua y aprendemos a convivir con ella.

Mientras el país actualiza sus políticas climáticas y la Estrategia Nacional de Biodiversidad, una pregunta se impone: ¿qué metas concretas está definiendo Costa Rica para avanzar hacia este nuevo paradigma urbano, sostenible y resiliente al clima?

lenincri@lenincorrales.com

Lenin Corrales Chaves es analista ambiental y fue presidente del Consejo Científico de Cambio Climático de Costa Rica.















Музыкальные новости






















СМИ24.net — правдивые новости, непрерывно 24/7 на русском языке с ежеминутным обновлением *