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España convive con un paro real de casi el 20%, el doble del dato oficial

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Ya no busca empleo, aunque lo necesita, pero tras muchas entrevistas fallidas asume que jamás encontrará trabajo. Su trabajo de pocas horas semanales es involuntario –ansía una jornada completa– y apenas le permite llegar a fin de mes pero no se le considera parado. Estos ejemplos están fuera de las estadísticas oficiales, pero forman parte de un bloque cada vez más visible de ciudadanos que, según el informe «Retos de las políticas activas en España» de la Universidad Autónoma de Madrid y UGT, explican por qué el desempleo real en España no era del 10,9% en 2024 entre los 15 y los 74 años, sino del 19,3%. El año pasado tras los 2,77 millones de parados de las estadísticas oficiales se escondía un monto total de 4,9 millones de parados.

Las cifras oficiales del INE (EPA) y del SEPE llevan años mostrando una reducción del desempleo que tiende a interpretarse como un éxito indiscutible del mercado laboral. Sin embargo, el informe Retos de las políticas activas en España –elaborado por la UAM y UGT– pone nombre a lo que muchos economistas venían advirtiendo: hay un paro que no se cuenta, pero existe. Es la llamada tasa ampliada de desempleo, un indicador que incluye tres elementos que la estadística tradicional deja fuera: desempleo oficial (personas sin empleo que buscan activamente), subempleo involuntario (quienes trabajan menos horas de las que desean y podrían trabajar) e inactividad potencial (personas que querrían trabajar, pero no buscan empleo por desánimo o porque no pueden incorporarse inmediatamente).

La suma de estos tres grupos configura la verdadera dimensión de la subutilización del trabajo en España. Y el resultado es contundente: mientras la EPA marca un 11,3% de paro en 2024 desde los 16 años, Eurostat un 11,4% entre los 15 y los 64 años, y el estudio de UGT y la Autónoma un 10,9% entre los 15 y los 74 años, la tasa ampliada de paro en esa última franja de edad asciende al 19,3%. Y de hecho, si no tuviese en cuenta a la población ya en edad de jubilarse, esa tasa sería incluso más alta. En cifras, en 2024 a los 2,7 millones de personas en paro, habría que añadir a 755.000 en inactividad, no buscando por diversas razones, pero sí disponibles; 264.000 en este caso buscando pero no disponibles de manera inmediata; y 1,12 millones de subempleados, lo que da un total de 4,9 millones de personas dentro de la ampliación del concepto de desempleo, de las que 2,8 millones son mujeres (el 58,6%).

Una de cada cinco personas activas o potencialmente activas estaba el año pasado fuera del mercado laboral o atrapada en empleos precarios

Dicho de otra forma: una de cada cinco personas activas o potencialmente activas estaba el año pasado fuera del mercado laboral o atrapada en empleos precarios. Que un quinto de la población esté en esta «zona gris» tiene consecuencias profundas: más pobreza laboral, reducción del consumo, trayectorias profesionales interrumpidas, mayor dependencia de ayudas y subsidios y deterioro de la salud mental. «Cada persona afectada por este efecto de desánimo o que se resigna al subempleo es un fracaso colectivo del sistema económico y también del sistema político», resumió el responsable de Política Territorial de UGT, Eduardo Magaldi, durante la presentación del informe, a la vez que pidió que las políticas activas de empleo incorporen el concepto de paro ampliado.

Las "víctimas"

El perfil de estos desempleados ocultos es claro: jóvenes que se chocan con la precariedad del mercado laboral; mujeres, afectadas en mayor medida por la actividad involuntaria al asumir mayor carga de cuidados así como por empleos parciales no deseados; y personas mayores de 50 años que tienen mayores dificultades para volver a trabajar. Mientras los hombres afrontan un paro ampliado del 15,3%, las mujeres tienen un porcentaje del 23,7%. Por su parte, la tasa ampliada de desempleo de los jóvenes –entre 15 y 29 años– en 2024 fue del 33,1% (frente al 21,9% original).

España es, según la comparativa europea del propio estudio, uno de los países donde más se agrandan las diferencias entre el paro oficial y la tasa ampliada. Mientras la UE-27 presenta una brecha de seis puntos (del 5,7% al 11,7%), en España el salto es de casi ocho. «No podemos quedarnos en la lectura de que España ha reducido el paro en la última década, sino que hay que tener presente que seguimos duplicando la tasa media y tenemos un alto paro estructural», señaló la vicesecretaria general de UGT, Lola Navarro. «Lo más preocupante de este paro es su composición: juvenil, de larga duración, femenino, de baja cualificación y con fuertes diferencias territoriales», añadió.

El peor de Europa

El estudio obliga a mirar más allá de las cifras de paro oficiales, pero estas ya de por sí son vergonzantes. En 2024, España duplicaba la tasa de paro general de la UE. En 2025, esta brecha permanece casi inamovible. Según Eurostat, el paro medio de la UE fue del 6% mientras que España registraba el peor dato de los Veintisiete con un 10,5%, el único país a doble dígito. En el caso del paro juvenil, la situación no es mejor. El año pasado el desempleo juvenil en España se situó en el 20,2%, casi 10 puntos por encima de la media comunitaria (11,4%). En septiembre de este año, el paro juvenil de la UE se situó en el 14,8% y en el 25% en el caso de España, la mayor tasa de la UE. Además, España fue el segundo país con mayor tasa de paro de larga duración en 2024 (del 3,8% de la fuerza laboral entre 15 y 64 años). Del total, el 30% de los parados de larga duración –entre un año y dos buscando trabajo– y la mitad de los desempleados de muy larga duración –buscando empleo más de dos años– tenía más de 50 años, unas tasas que han crecido por el mayor peso de los mayores desempleados en la última década.

Tener en cuenta el paro oculto para atajarlo mejor

El estudio llega a una conclusión clara: España debe incorporar la tasa ampliada como indicador oficial en las políticas activas de empleo. La razón es evidente: si no se mide, no se interviene. Buena parte del subempleo y la inactividad desanimada no se consideran en las estrategias del SEPE o de las comunidades autónomas ya que no aparecen reflejados en el paro registrado ni en la EPA. Según el informe de la UAM y UGT, por cada millón adicional de gasto en Políticas Activas de Empleo, el desempleo se reduce en 1.056 personas, en 280 jóvenes parados, 906 de larga duración, 691 de muy larga duración y 1.309 del colectivo de paro ampliado.















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