“Si una mujer no quiere serlo, está bien, pero que no impida que otra lo haga”: La transversal defensa política al retorno del cargo de Primera Dama
El anuncio de que María Pía Adriasola asumirá un rol activo como Primera Dama en el futuro gobierno de José Antonio Kast ha reabierto el debate sobre la vigencia de esta institución. Sin embargo, lejos de generar un rechazo en bloque, la decisión ha encontrado un respaldo transversal en el Congreso, donde incluso voces del oficialismo saliente han defendido la importancia histórica del cargo.
La polémica se encendió tras los cuestionamientos sobre la “austeridad” y el retroceso simbólico que implicaría reponer una figura que fue modificada administrativamente bajo la gestión de Irina Karamanos. Ante esto, parlamentarias de centroizquierda y voceros del gobierno entrante coincidieron en que los “símbolos importan cuando sirven a las personas”.
“Una decisión personal no elimina el cargo”
Una de las reacciones más llamativas provino de la diputada del Partido Socialista, Daniela Cicardini, quien desestimó que la eliminación del rol haya sido un avance sustantivo para la agenda de género.
“Si una mujer no quiere ser Primera Dama, está bien, pero eso no significa que nadie pueda hacerlo. Eliminar esa figura no fue relevante para las mujeres de Chile”, sentenció Cicardini. La parlamentaria agregó que “si la pareja del presidente quiere asumir ese rol y trabajar por la gente, ¿por qué impedirlo? Pongamos esa energía donde de verdad importa y guardemos espacio para defender conquistas que de verdad son relevantes”.
En la misma línea, la diputada Camila Musante (IND-PPD) argumentó que la decisión de Karamanos fue “personal” y no debería ser vinculante para la institucionalidad futura. “Los cargos los hacen las personas (…) Si la próxima Primera Dama quiere poner a disposición todo su esfuerzo al servicio público, no hay razón alguna para eliminar el cargo”, afirmó.
Musante recordó el impacto social histórico del puesto: “Muchas veces ha cobrado una gran relevancia llevando adelante programas como el que repara la sonrisa de las mujeres”, e incluso citó el ejemplo internacional de Eva Perón en Argentina.
El “cambio cosmético” de Karamanos
Desde el Congreso, el jefe de bancada, Héctor Barría, fue crítico con la gestión actual, calificando la eliminación del puesto como un acto fallido.
“¿Sirvieron de algo para Chile, para su gente, para las familias, los cambios cosméticos de Irina Karamanos? ¿Eliminar el cargo de primera dama para crear la oficina Karamanos?”, cuestionó el parlamentario. Barría hizo un llamado a respetar la democracia y permitir que “el presidente y su señora puedan desarrollar también su agenda”, exigiendo “mayor autocrítica de aquellos que prometieron transformaciones”.
Por su parte, Mara Sedini, vocera de la Oficina del Presidente Electo, defendió la “profunda tradición” del rol en Chile, destacando legados transversales como la Fundación Integra, el MIM o el programa Elige Vivir Sano.
“El rol de Primera Dama en la tradición chilena es algo profundo, sincero y cercano a la gente más vulnerable”, explicó Sedini, asegurando que Adriasola posee una “vocación tremenda de servicio”.
La vocera descartó que esto sea un retroceso y enfatizó que el gobierno de Gabriel Boric fue la excepción a la regla histórica: “En el único gobierno donde no vimos ese tipo de presencia fue en el de Gabriel Boric. Lo importante son los legados, lo importante es estar con la gente (…) y si una Primera Dama tiene la capacidad de hacerlo, bienvenido sea”.
