Crítica de 'Abuela tremenda': La tercera edad, al poder

Bien sabe [[LINK:TAG|||tag|||633617ef5c059a26e23f7ea0|||Santiago Segura]] el filón que puede suponer una comedia familiar atestada de menores y jaleos divertidos, porque ya van cinco las veces que la taquilla lo ha respaldado. Y si, en vez del lío padre, el embrollo lo organiza una abuela punk y libérrima, pues para adelante. Porque a esta «venerable» señora que vive en una caravana tan destartalada como ella misma no hay quien la frene. Ni su propia hija, Daniela (Toni Acosta, otro peso pesado del género), madre de la pequeña Alexia, una mujer abnegada y muy trabajadora, aunque en la empresa no la tenga en cuenta nadie y la puteen cosa mala. Con todo, Toñi y su nieta Alexia se adoran, y la anciana no hace sino inventarse situaciones extravagantes para que la criatura no se aburra como un hongo en casa.

De ahí que, cuando Daniela se lleva a Alexia a un retiro rural por motivos laborales, Toñi decida presentarse allí para animar el cotarro a toda costa. Y pondrá patas arriba las cosas en su afán de que esos menores hijos de quiene laboran en la firma no se aburran como ostras y, sin querer, también ayudará a la atribulada Daniela. En resumidas cuentas: humor blanco con «The Boss» de por medio y por un tubo, alguna situación divertida y otras menos; una oda a la reconciliación familiar con un final tan dulzón como los pasteles que aparecen en dichas escenas. Hasta tiene su puntito escatológico. Cuidado con los atracones de croquetas, aunque sean de jamón serrano.

Lo mejor: Las interpretaciones de Elena Irureta y Toni Acosta, dos pesos pesados de la comedia

Lo peor: Lástima que no profundice en temas que el filme señala, como la precariedad laboral