El pueblo con menos de 1.000 habitantes que celebra la Nochevieja en agosto
Hay un lugar de España donde la Nochevieja se celebra a destiempo. Cuando media península está pensando en chiringuitos, noches templadas y vacaciones, allí se descorcha cava, suenan villancicos y se cuentan 12 campanadas, como si fuera 31 de diciembre.
La escena, vista desde fuera, resulta casi surrealista: calles engalanadas con guiños navideños en pleno verano, vecinos y visitantes buscando su racimo de uvas a última hora y un ambiente de fin de año.
Todo empezó con una Nochevieja que se torció. De repente, la luz se fue. Sin electricidad, sin televisión y con el pueblo sumido en la oscuridad, las uvas se tomaron a la luz de las velas. Lo que podía haber quedado en anécdota se convirtió en el detonante perfecto: el apagón fue la gota que colmó el vaso en un municipio que arrastraba problemas en el suministro y que aquella noche vio cómo muchos comercios perdían una de las jornadas más importantes del año.
Ese lugar es Bérchules, en la Alpujarra de Granada. Y desde 1995 celebra su particular 'Nochevieja en agosto', normalmente el primer sábado del mes. Con el paso del tiempo, lo que nació como una forma de protesta y de desquite colectivo se ha consolidado como una cita fija en su agenda festiva: una mezcla de reivindicación, humor y ganas de reunirse.
Navidad con calor
La clave de esta celebración no es solo cambiar la fecha, sino mantener el ritual. En Bérchules se replican muchos de los ingredientes típicos de diciembre: uvas, brindis, dulces navideños y un ambiente que invita a despedir el año, aunque el verano esté en su punto álgido.
De idea improvisada a reclamo turístico
Lo que sus impulsores quizás no imaginaron es la dimensión que alcanzaría. La Nochevieja veraniega de Bérchules empezó a atraer visitantes de otros puntos de la provincia y, con los años, de toda España.
La consolidación llegó también por la vía institucional: en 2020, la celebración fue reconocida como Fiesta de Interés Turístico de Andalucía, un sello que reforzó su proyección y su valor como patrimonio festivo local.