“¿Letizia? Soy Jaime del Burgo y me gustas mucho”
La casa de Jaime Arturo del Burgo –esposo de Telma Ortiz, cuñado de los reyes Felipe y Letizia– en Ginebra fue asaltada y registrada por desconocidos, según relatan los periodistas Daniel Forcada y Alberto Lardíes en su obra “La corte de Felipe VI” (La Esfera de los libros). Este asalto se desvela en el contexto de unos mensajes y pantallazos que habrían llegado a un importante diario nacional –los periodistas han confirmado la información con seis fuentes diferentes– entre Jaime del Burgo y la reina Letizia. Estos mensajes y pantallazos están “guardados en un cajón”, según cuentan en su obra Forcada y Lardíes, sin publicar, “lo cual no quiere decir que no acaben viendo la luz en un futuro si algún elemento novedoso les otorga relevancia y notoriedad”. Como los escritores afirman gráficamente, son “bombas con el contador en marcha”.
Las relaciones entre Letizia, su marido el rey Felipe VI y el cuñado Jaime del Burgo son uno de los pocos espacios de oscuridad y ambigüedad en la vida de los reyes como pareja. Cuando Letizia Ortiz se casa con Felipe de Borbón, Jaime del Burgo es uno de sus más sólidos amigos, con una complicidad al alcance de pocos. A tal punto, que asesora a Letizia y a su primo, el letrado David Rocasolano, en torno a las capitulaciones matrimoniales. Rocasolano ha explicado el extravagante tono en que lo hizo, propio de Del Burgo: “Letizia, te tienen que tratar mejor que a Lady Di”.
Del Burgo fue uno de los testigos firmantes en la boda principesca. La relación entre la pareja y el empresario navarro era tan sólida, que logró enemistar a los príncipes con el editor Antonio Asensio por una información sobre la extraña y poco exitosa carrera empresarial de Jaime publicada en el semanario Interviú.
El propio Del Burgo asegura –como informa el libro– que conoció a Letizia tras quedar impactado por su presencia en los informativos de TVE. Un día decidió llamar a Torrespaña y preguntar por ella: "¿Eres Letizia Ortiz? Soy Jaime del Burgo, abogado de Pamplona y me gustas mucho". Parece que a pesar de la extemporánea llamada, la amistad arrancó.
Como Forcada y Lardíes aseguran, “todo es insólito” en lo relacionado a Jaime del Burgo y la pareja real. El ático del abogado y empresario en la calle Serrano esquina con Diego de León, en Madrid, fue el escenario de operaciones de relaciones públicas y sociales discretas de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz con personalidades de la vida española.
Así fue todo hasta que Jaime del Burgo se casó con Telma Ortiz. Los entonces príncipes acudieron a la “reboda” italiana de la nueva pareja, pero la relación entre ellos sufrió altibajos. Del Burgo siempre ha conservado un enorme ascendiente con su íntima amiga, Letizia. Sin embargo, fue el gran ausente –aunque, como indican Lardíes y Forcada todos se centraron en el ostracismo de la Infanta Cristina– en la proclamación de Felipe VI.
De Burgo montó un conglomerado empresarial a inicios de los años 2000 con tres plantas de hormigón en Navarra, Madrid y Galicia. Para todas ellas logró cuantiosas ayudas públicas. Sin embargo, las tres fueron a concurso de acreedores y fueron recompradas por un grupo gallego a precio simbólico.
Desde entonces, la carrera empresarial de Del Burgo ha tomado otros derroteros, lejos del Registro Mercantil español. Él, hijo de un conocido político navarro, Jaime Ignacio del Burgo, del PP, reside entre Londres y Ginebra. Asegura –en su propia web personal– que se dedica a asuntos tan diversos y alejados de su formación como abogado, como la construcción Off-site, la robótica, el diseño industrial o la arquitectura climática.
Al menos dos fuentes han asegurado a EstrellaDigital.es que el definitivo alejamiento entre Felipe de Borbón y Jaime del Burgo tuvo lugar tras el envío de un email que el actual rey –entonces aún príncipe– consideró inadecuado e incluso alarmante. Forcada y Lardíes explican en su libro de investigación que Del Burgo asegura mantener tratos con altos responsables de la Defensa. Una fuente del libro les dice que “Jaime ha preocupado a mucha gente. Es un personaje peligroso porque ha difundido cosas y ha preocupado bastante en altas esferas de la Seguridad del Estado. Tiene mucho peligro”.