Isabel Gemio: «Nilo quiso verme hace poco para pedirme perdón»

Isabel Gemio está acostumbrada a estar de boca en boca. A ser el nutriente necesario de polémicas que versan sobre su carácter o estilo de vida. En las últimas semanas su nombre vuelve a sonar con fuerza. La entrevista que ha realizado a María Teresa Campos y que se ha emitido en su canal de Youtube, «Charlas con alma», ha despertado a los fantasmas del pasado. Los maledicentes subrayan que estuvo fuera de tono en su conversación con la otrora reina de las mañanas, que la humilló al recordarle que tiene ochenta años. Que fue machista y retrógrada al exhibirle en público la lista de conquistas que descansa en el cibermundo. Le arrojan frases sacadas de contexto y analizan sus gestos y miradas como si de una rueda de reconocimiento policial se tratase. Ella, que siempre se ha mantenido en pie a pesar de las borrascas, se rompió hace unos días al pedir que bajaran las armas a través de sus redes sociales. Isabel niega haber querido provocar una polémica para su propio beneficio: «Tengo paz, la conciencia tranquila y la vida que quiero tener. No necesito de más focos, solo que me dejen en paz», dice en conversación con ABC. La presentadora, que tiene una trayectoria profesional llena de reconocimientos y tributos, no da crédito a la polvareda levantada. No es la primera vez que se siente presa fácil, ya ha jugado varias veces la misma partida aunque, hasta la fecha, siempre ha sido en los juzgados: «Siempre he pensado y sigo pensando que no todo vale por la audiencia, que cada uno saque sus propias conclusiones», responde con evidente resignación. A pesar de que se quita, uno a uno, los puñales clavados en su espalda, Isabel no tiene tiempo para el rencor. No odia porque, con el tiempo, ha aprendido que es demasiado difícil vivir así. Sabe pedir perdón, pero también perdonar. Lo ha hecho muchas más veces de las que lo ha contado. Aunque Jorge Javier Vázquez ha llegado a decir que no quiere terminar como ella, Isabel se zafa del golpe: «Yo duermo muy bien y estoy muy contenta con la vida que tengo». Igual que los recibidos por Teresa Campos, quien ha llegado a decir que no quiere saber nada más de ella: «Quien quiera ver la entrevista podrá ver la verdad. Esto se ha montado por lo que se ha montado». Gemio tiene carácter. Pero sabe cuidar de los suyos. Centrada en la Fundación que lleva su nombre y con una vida entre la meditación y el cuidado de sus hijos, intenta vivir en paz. Tal vez por eso Nilo Manrique, padre de sus hijos e instigador de muchas de las grandes acusaciones que se han vertido en su contra, ha rogado su perdón: «Hace poco quiso verme para pedirme perdón. Le dije que si necesitaba mi perdón, lo tenía porque no soy rencorosa. Esto es lo único que espero, que al final se haga justicia», cuenta con convicción. El cubano prefiere abrazarse ahora al silencio. No quiere participar en esta guerra a pesar de que, según cuenta a este diario, ha recibido ofertas para acudir este sábado a un programa de televisión. Preocupado y ocupado de la salud de su abuela, mira hacia otro lado sin querer ser ya el aceite que engrasa la máquina.