Un creador total

Hay que lograr que Fernando Arrabal venga a España, –con sus noventa años bien llevados a cuestas–, a vivir en plenitud, a escribir una nueva obra sobre su patria y sus ciudadanos, a conocerse y conocernos mejor. Hay que sacarle como sea –siempre de forma civilizada– de las muchas comodidades y ventajas que le ofrece París, una ciudad ciertamente liberal, profundamente estética –casi en exceso– y cuna de un número impresionante de creadores y artistas. Arrabal podría ayudarnos a desarrollar un país más culto y más sensible a todas las nuevas tendencias y asimismo, a remover y sustituir muchos sesgos que generan una burocracia cultural desoladora. Existen, desde luego, algunas excepciones, pero en general el panorama español comparándolo con el de... Ver Más