María José Catalá : «Lo primero que haré como alcaldesa será bajar los impuestos»
Sentada en una terraza frente a la sede del PP de la ciudad de Valencia, en una calle cercana al Ayuntamiento que quiere gobernar tras las elecciones municipales de mayo de 2023, María José Catalá lanza propuestas -y algunos dardos- a sus adversarios de Compromís (Joan Ribó) y PSPV (Sandra Gómez) en asuntos como las Fallas o el nuevo estadio del Mestalla. En una semana en la que el debate sobre los impuestos ha marcado la agenda política en todo el país, la portavoz popular en el consistorio tiene claro qué será lo primero que hará si alcanza la vara de mando. En una extensa conversación con ABC , la candidata del PP a la alcaldía de la tercera ciudad de España y síndica en las Cortes Valencianas pone el foco en su programa y da su visión sobre los asuntos más destacados de la actualidad local. —¿Cuál sería su primera decisión como alcaldesa? —Bajar los impuestos a todos los valencianos, especialmente a la gente que más lo necesita. Todo el mundo está haciendo un esfuerzo en este contexto, con una inflación desbocada; con la cesta de la compra más cara que nunca; con la luz tres veces más cara que el año pasado y el gas un 200% más elevado; y con un inicio del curso escolar que ha supuesto un verdadero calvario para muchas familias, porque ha sido el más caro en los últimos 20 años. Por eso planteamos un 20% de bajada en la contribución y un 30% de bajada a la actividad económica, porque hay que reiniciar la ciudad desde ese punto de vista. Llevamos ocho años en los que hemos dejado pasar muchos trenes, porque ni la Generalitat ni el Gobierno local han peleado por Valencia. Bajar los impuestos y otras tasas locales considero que sería una medida justa. MÁS INFORMACIÓN noticia No María José Catalá: "Aspiro a gobernar sin Vox. Soy una feminista liberal" —Dígame tres cosas que no le gustan o que revertiría de la Valencia actual. —No me gusta la suciedad en las calles. Quiero una Valencia limpia, cuidada, bonita y luminosa, la Valencia que yo he conocido en otras épocas. Emprendería una acción de limpieza de los barrios y cuidado de las zonas verdes, del arbolado y los parques infantiles. Ahora que soy madre, me he dado cuenta de que hay muy pocos de calidad. Lo segundo, la seguridad. Nos faltan 500 policías en la calle y eso es urgente. Yo quiero que la gente se sienta segura. No me gusta que la tasa de criminalidad haya subido un 30% en los últimos años. Lo que sí que intentaría por todos los medios es hacer una ciudad en la que el peatón gane espacio, pero segura desde el punto de vista de la movilidad. No comprendo algunas actuaciones que ponen en riesgo a peatones, personas con movilidad reducida, bicis o patinetes. La carta de presentación de la ciudad es la Plaza del Ayuntamiento y a mí no me gusta. Quiero otro diseño de capital europea, más acorde a lo que somos. —¿Y le gusta alguno de los cinco proyectos que un jurado está valorando? —Algunos me gustan más que otros. Es verdad que luego tienes que coger al equipo redactor y trasladarles tu idea de ciudad para que puedan introducir algún matiz. «Pienso en soluciones para el nuevo Mestalla, no en hablar mucho para ser conocida» —¿Qué solución propone el PP para el nuevo estadio del Valencia? —El acceso de la ciudad no puede tener una obra tan emblemática paralizada tantos años. Creo que para alcanzar una solución se tiene que trabajar con el club. Tiene que ser un gran estadio, acorde a lo que el club necesita y a la ciudad que presenta. Es un asunto que ha generado mucho conflicto en el Ayuntamiento y en el que ha habido demasiado interés en la resonancia mediática, y un poco menos en solucionar el problema. Yo cuando pienso en el nuevo Mestalla y en el Valencia Club de Futbol estoy pensando en dar soluciones, no en hablar mucho para ser muy conocida. Soy valencianista, soy socia, soy accionista, en mi familia se sienten los colores y yo abordaré el reto, que estoy convencida que voy a tener sobre la mesa nada más llegue al Ayuntamiento, con mucha seriedad y mucho rigor e intentando dar soluciones y no simplemente intentando hacer política. —¿Pero cómo desenredaría esa maraña? La maraña se tiene que resolver hablando con el club, acordando acciones y pidiendo plazos. Y que esos plazos se cumplan. Pero creo que esta es una solución que tienen que dar dos partes. Y estoy convencida de que voy a tener la capacidad de negociar correctamente esa situación. María José Catalá, durante un momento de la entrevista junto a la sede del PP de la ciudad de Valencia MIKEL PONCE —¿Qué cambiaría en su gestión o como sería su implicación con las Fallas? Tenemos que tener claro que las Fallas son una oportunidad para la ciudad, un motor económico con el que se puede ver beneficiada. Hay que contar mucho con los falleros y las instituciones tienen que ser menos protagonistas. Tenemos que darles más voz a las comisiones y quitarnos un poquito de la foto. Tengo muy claro cuál es el papel del alcalde o del presidente de Junta Central Fallera. Ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es ser capaces de explicarle a cualquier persona, cualquier día del año, qué son las Fallas. Y no se explican si no se sienten. Por eso planteo que el mejor destino que puede tener el edificio de Correos, a parte de otros usos culturales, es un buen museo fallero, empleando tecnología, por ejemplo, para que un turista pueda sentirse dentro de una mascletà, pueda ver la riqueza de la indumentaria o sienta la emoción de la música. «La caída de la inversión de la Generalitat en la ciudad de Valencia es espectacular» —La vivienda es uno de los problemas que más asfixia a los ciudadanos, sobre todo, a los más jóvenes. ¿Cómo afrontaría esto? —En los últimos ocho años la izquierda no ha conseguido hacer ni una sola vivienda de protección oficial en la ciudad. Es un auténtico fracaso. La Generalitat tampoco. Hay desarrollos urbanísticos que están en un cajón paralizados y no salen adelante porque PSOE y Compromís no se ponen de acuerdo. Hablo del PAI del Grao, de Benimaclet… No concibo que una persona joven de Valencia, que quiere vivir aquí, tenga que irse fuera. Y esa falta de vivienda está generando unos costes de alquiler desorbitados. Estamos al doble que en 2015. Es un escándalo que la gente destine más de la mitad de su sueldo a pagar un alquiler. Me voy a fijar como objetivo desbloquear los proyectos urbanísticos y el suelo necesario para que haya vivienda de protección oficial. —¿Y qué posición adoptará respecto a la ampliación del puerto? —Es uno de los motores económicos de esta ciudad. Tenemos que conseguir seguir siendo el primer puerto del Mediterráneo y hacerlo sostenible. Compromís bloquea la ampliación norte, pero tampoco invierte ni un euro en regenerar las playas del sur. Entonces estamos totalmente paralizados. Ni ampliamos ni regeneramos. Creo que el medio ambiente es compatible con el progreso y creo que se puede hacer un tratamiento del puerto que sea compatible con una regeneración de toda la costa de la ciudad de Valencia. —¿El Consell cumple con la ciudad de Valencia?. —La caída de la inversión de la Generalitat en la ciudad de Valencia es espectacular. Con el PP se invertían 194 millones de euros de media al año. Con Ximo Puig, se invierten 42,5 millones. Es una tercera parte. Están ignorando la realidad de esta ciudad. Y la muestra clara ha sido la inauguración de la L10. Era un proyecto más amplio que han dejado mutilado. Tendría que conectar con el Mercado Central y con Pont de Fusta. Esta ciudad necesita una alcaldesa que reivindique a la Generalitat lo que le toca y una Generalitat que tenga la sensibilidad que tiene que tener. A mí me gustaría saber qué piensan que los valencianos de que los impuestos que tanto les está costando pagar, con la izquierda valenciana estén yendo a entidades catalanistas y con intereses que no son representar a esta tierra ni su particularidad. La Generalitat ha puesto nueve millones de euros, y el Ayuntamiento uno, a entidades afines al separatismo catalán. Es un verdadero escándalo, porque eso sale del recibo de la contribución de una persona que se esfuerza y que cree en su tierra. Ya está bien de regalar el dinero a los amiguetes del nacionalismo catalán.