Elvira Navarro, voces de la memoria
En la novela hispánica de nuestro tiempo arden las pérdidas, por citar un famoso título de Gamoneda. Quiero de esta forma dar cuenta de que la memoria narrativa se ha visto espoleada por el luto tras la muerte de los padres, pareja o hijos . Lo fue en América con títulos sobresalientes como los de Héctor Abad Faciolince o Eduardo Halfon; lo es en la narrativa española con Muñoz Molina, Rosa Montero , Giralt Torrente, Sergio del Molino, Elvira Lindo, Luis Landero o Berta Vías Mahou. A todos ellos se suma Elvira Navarro, que ha impuesto otra vez su voz nueva, pues para dar cuenta de la pérdida ha huido de la primera persona confesional. Por el contrario, ha imaginado un artefacto narrativo que solamente acoge la primera persona narrativa en la tercera parte de la novela, titulada 'Las voces', alternando en ella el testimonio de tres mujeres, nombradas, la hija, la madre y la abuela, tres generaciones que van desde la Guerra Civil hasta el mundo de Twitter y Facebook . Unir diferentes generaciones de mujeres lo había hecho recientemente Vías Mahou en 'La voz de entonces'. Nunca se dice que la hija, de nombre Andrea, sea trasunto de Elvira Navarro, por más que el lector sospeche un fondo autobiográfico. El concepto de voz asalta de lleno la teoría de la narrativa, pues así se llama el dispositivo fundamental del origen o fuente de quien cuenta. NOVELA 'Las voces de Adriana' Autora Elvira Navarro Editorial Random House Año 2023 Páginas 143 Precio 17,90 euros 4 El primer dispositivo singular, y que la hace muy buena, profundamente original, es haber renunciado en las dos partes iniciales de su novela a la voz en primera persona para traducir una experiencia que no deja de ser muy personal, pero que, al ser narrada en tercera persona, universaliza de modo natural la experiencia. Para evitar que tal cosa signifique distancia respecto a lo narrado, Elvira Navarro recurre al dispositivo eficaz de las interrogacione s , que nacen como interpelación al pensamiento de Andrea, de forma que son apelativas a ese fluir mental. Para dar cuenta de la pérdida ha huido de la primera persona confesional El lector las siente entonces no como voz externa sino interna. Casi nunca he encontrado en nuestra narrativa este mecanismo de técnica narrativa y, desde luego, muy pocas veces empleado con igual grado de eficacia que lo hace Elvira Navarro, quien puede decir así a otra, de nombre Andrea, a la que se cuestiona como si se hiciese desde dentro . Una tercera persona que es tan personal como la primera. Podría decirse muy 'flaubertiana'. Otro elemento estilístico central de esta novela es el uso del vínculo entre espacio y memoria . La segunda parte de la novela, titulada 'La casa', ejecuta de modo muy eficaz algo que han puesto de relieve todos los libros testimoniales del luto: la memoria no es un mecanismo abstracto, sino que se concreta en el recorrido por objetos, singularmente los presentes en la casa familiar que actúan como espoleadores del recuerdo. Lo hizo Elvira Lindo en la parte final de 'A corazón abierto' y, recientemente de manera también magistral, Menchu Gutiérrez en 'La mitad de la casa'. Indigencia El mundo de lo concreto gobierna también la presencia de los objetos en la parte primera de la novela, la que retrata la vulnerabilidad del padre anciano y enfermo, por el mecanismo de ir cifrando el óxido ruin prendido a los enseres y a los detalles de la comida guardada días y días en el frigorífico. Es de escritora muy potente dar la vejez en la penuria que rodea al enfermo, en la crueldad de una indigencia no económica, sino objetual. Una tercera dimensión, que podríamos llamar de realismo socio histórico, permite a Elvira Navarro traducir tanto el mundo de la asistencia por inmigrantes a los padres ancianos, como la influencia actual de las redes sociales en los comportamientos y relaciones personales. Esta parte más socialmente realista no define por ella sola la calidad de una novela que tiene en ese desafío de las voces narrativas y el tratamiento de los espacios sus mejores bazas. Otra vez Elvira Navarro sobresale.