El momento en el que los bomberos sacan un coche hundido del río Guadalquivir
Un un lugar que algunos sólo entienden como contenedor, ABC fue testigo de la operación realizada por la Unidad de Buceo de los Bomberos del Ayuntamiento de Sevilla en el canal de Torreblanca el pasado sábado para sacar un coche hundido. Coordinados por el responsable de la intervención, Mario Arcos, y tras recibir una llamada e informarle de que algunos vecinos habían visto caer un coche en la zona, el jefe de la Unidad hizo un estudio rápido y exhaustivo de la situación, dado que había mucha corriente y que no se podía ver nada en la profundidad. En primer lugar se analizó la rodada del coche (señales que hayan podido dejar las ruedas), además de los puntos de ebullición del aceite (terminan subiendo a la superficie), para a posteriori, y con una primera inmersión, conocer la estabilidad del vehículo. El caudal era importante, por lo que se decidió hacer una segunda inmersión, con más buceadores, para ver cuál sería la mejor forma de sacar el coche. Finalmente, y con la ayuda de una grúa, se decidió hacer los anclajes a los ejes del vehículo. El propio Mario Arcos habló con este periódico después de haber ejecutado con éxito la operación: «Salió bien, pero no fue nada fácil. Había bastante caudal de agua. Por las lluvias, la profundidad ha aumentado. En lo primero que pienso siempre es en garantizar la seguridad de mi equipo. Y, para ello, la clave es tener el mayor número de datos. En esta operación tuvimos que activar el equipo de guardia. Había cuatro buceadores, pero otros dos más estaban también localizados. La mejor inmersión es la más corta», señaló. Mario ha vivido todo tipo de experiencias como buceador, algunas de ellas relacionadas con la recogida de coches. «La primera vez fue hace ya 30 años, en 1993. Nos llamaron para decirnos que en una gravera, cerca de San José de la Rinconada, podría estar un coche sumergido que había sido robado. Lo que vimos es imposible de operar. Había decenas de vehículos, incluso varias furgonetas. La profundidad era de unos ocho metros, y fue, evidentemente, teniendo en cuenta también los equipos con los que contábamos, una operación complicada. Aquello fue el inicio de la Unidad de Buceo de Bomberos como lo conocemos hoy en día. Me gustaría reconocer desde aquí a todos los compañeros que tuve, que con pocos medios fueron capaces de hacer una labor excelente. Es imposible que me olvide de ellos. Todos, con empeño, hicieron posible que hoy estemos más preparados».