Un investigador español desmonta la teoría de que Stonehenge era usado como un calendario solar
Erigido en torno al 2500 a.C., Stonehenge es un monumento asombrosamente complejo que todavía sigue suscitando el interés de los investigadores 5.000 años después . Uno de sus estudios más recientes parecía haber arrojado luz sobre uno de sus misterios, el del propósito de su construcción. Timothy Darvill, profesor de Arqueología en la Universidad de Bournemouth (Inglaterra) publicaba el año pasado en 'Antiquity' que el círculo de piedra era utilizado como un calendario solar . Sin embargo, una nueva investigación, liderada por los expertos en arqueoastronomía Juan Antonio Belmonte (Instituto de Astrofísica de Canarias y Universidad de La Laguna, Tenerife) y Giulio Magli (Politécnico de Milán), desmiente esta teoría en la misma revista especializada. La hipótesis de Darwill se centraba en la denominada fase 'sarsen' del monumento, levantada en torno al 2.500 a.C. Se trata de la más emblemática, ya que está formada por sus característicos grandes bloques de piedra. Estas rocas no comparten el mismo origen ; proceden, fundamentalmente, de dos tipos diferentes: las más grandes o sarsens que son locales y las más pequeñas o azules, más lejanas. Con sarsen fueron construidos el icónico círculo exterior y una estructura más en forma de herradura compuesta por cinco trilitos (dos piedras verticales que sostienen una piedra horizontal). De acuerdo con Darwill, la disposición de esas piedras sarsen con las que fue erigido servían como representación física del año solar, que ayudaba a los antiguos habitantes de Wiltshire, donde se enclava el monumento, a llevar la cuenta de los días, las semanas y los meses . Noticia Relacionada estandar No Stonehenge funcionaba como calendario solar La disposición de las piedras sarsen con las que fue construido servían como representación física del año que ayudaba a los antiguos habitantes de Wiltshire a llevar la cuenta de los días, las semanas y los meses Según su teoría, el círculo de piedra representa un calendario basado en 365 días al año, divididos en 12 meses de 30 días más cinco días epagómenos (cinco días añadidos al ciclo de 360 jornadas para completar el año solar), con la adición de un año bisiesto cada cuatro . En cuanto leyeron el estudio, tanto Belmonte como Magli pensaron que aquello « era una locura y teníamos que hacer algo. Aproximadamente una semana después, nuestro artículo ya estaba escrito«, explica a ABC Juan Antonio Belmonte. El problema es que este calendario «lo impuso Augusto en Egipto en el año 25 antes de Cristo, más de dos milenios más tarde , como combinación del calendario juliano y el calendario civil egipcio». En torno al tercer milenio antes de Cristo, la civilización del Nilo llevó a cabo una representación física del año solar de 365 días . Al final del último mes de cada año se añadían los cinco días (epagómenos) que faltaban para completarlo, por lo que cada cuatro años perdía un día . La adición de un año bisiesto cada cuatro aparece por primera vez en el Egipto ptolemaico en el 237 a.C, con el Decreto Canopo que intentó cambiarlo, aunque no se impuso hasta la citada reforma de Augusto. La teoría de Darwill da a entender que «alguien viajó desde Egipto hasta el sur de Inglaterra hace 4.500 años y llevó el conocimiento de ese calendario que los egipcios acababan de desarrollar, pero ya con el supuesto descubrimiento del día adicional «, aduce Belmonte. El fallo más acusado Además de estas apreciaciones culturales, Belmonte y Magli han encontrado problemas con la numerología que se aplica en el estudio. Para justificar el «calendario en piedra», el número de los días se obtiene multiplicando las 30 piedras sarsen de Stonehenge por 12 y sumando a 360 los trilitos, que son cinco. El 12 es imprescindible para construir un calendario porque son los meses del año. Sin embargo, en Stonehenge no aparece ese número por ningún lado . «Desde mi punto de vista, este es el fallo más acusado de su teoría», apunta este especialista. Por último, desde el punto de vista de la arqueoastronomía, y a pesar de que la alineación de los solsticios de Stonehenge es bastante precisa, Magli y Belmonte muestran que el lento movimiento del sol en el horizonte en los días cercanos a esos momentos del año hace imposible controlar el correcto funcionamiento del supuesto calendario. A juicio de los autores, esa alineación sí que muestra interés en el ciclo solar, pero quizá se usaba para controlar un calendario lunar , ya que la mayoría de las evidencias sugieren que las sociedades primitivas los usaban. No obstante, su función era representativa, no controlar el tiempo. «Stonehenge posiblemente es un templo funerario que incluye alineamientos de carácter simbólico , igual que nuestras iglesias, igual que las mezquitas musulmanas o los templos egipcios. No es nada excepcional. El hecho de que dentro de una catedral haya una línea meridiana, ¿hace de la catedral un observatorio?». MÁS INFORMACIÓN Stonehenge, los restos de la gran fiesta prehistórica La teorías más asentadas reconocen la singularidad de Stonehenge como un sitio de peregrinaje «donde se harían festivales en momentos claves del año , incluso que pudo servir además como punto de reunión donde se encontraran diversas tribus», concluye Belmonte.