La memoria, la inmigración, la vindicación femenina, los abusos… un programa social completo
La competición se tensa esta semana de títulos y la excelente sección de Perlas reunidas este año complican aún más el estar al paso y al día del Festival. Por ejemplo, en las últimas horas, no había otro remedio que dedicarle tiempo y sentimiento a dos de esas Perlas, la del italiano Matteo Garrone , 'Io capitano', en la que el director de 'Gomorra' explica paso por paso la odisea terrible de dos jóvenes que intentan llegar desde Dakar hasta Europa, y la de la chilena Maite Alberdi , titulada 'La memoria infinita', que también es un tremendo viaje documental sobre la progresiva caída en el olvido (alzheimer) de Augusto Góngora, periodista chileno, mientras que su mujer, Paulina Urrutia, actriz y política chilena, vive el viaje junto a él. Son dos piezas magníficas y conmovedoras que consiguen hablar, entre las desgracias del mundo, sean inevitables o provocadas, de lo mejor que alberga el ser humano. Lo de Garrone revela con veracidad y desgarro los componentes de ilusión, sueños, peligros, mafias y crueldades que afrontan millones de seres en esa aventura abocada al fracaso, a la humillación, a la pérdida de la dignidad y a la muerte. Y la chilena es una crónica humanísima de la paulatina pérdida de conciencia y memoria agarradas con imperdibles a los sentimientos mutuos y amorosos. Noticia Relacionada Festival de San Sebastián estandar Si Raven Jackson y Noah Pritzker, dos sabores contradictorios del cine americano Oti Rodríguez Marchante Dos películas americanas más llegan a la competición del Festival de San Sebastián, dirigidas por cineastas muy jóvenes y que hacen bien su trabajo Por la competición se presentaban la española 'El sueño de la sultana', de Isabel Herguera ; 'MMXX', del rumano Cristi Puiu ; la argentina y chilena 'La práctica', de Martin Rejtman , y 'Un silencio', del belga Joachim Lafosse . Lo más duro de roer era lo del rumano, casi tres horas de su escayolado estilo cinematográfico para contar tres historias que sí, que hablan de su tiempo y Rumanía, pero, ¡Dios Santo!, la paciencia que hay que tener para aguantarlas. En la primera, con la cámara fija y sin cortes resuelve con una pequeña panorámica de ida y vuelta de un pasillo a un salón, un cuestionario entre dos mujeres cuyo interés y gracia te saca de quicio; las otras dos, del mismo estilo, en una cocina y con asuntos que te traen al fresco, o un asesinato sin intriga en un arrabal donde se trata con mujeres, niños, prostitución y venta de órganos. Cristi Puiu tiene gran prestigio entre ciertos sectores de la crítica, pero es un pelmazo de primer orden. La película de Rejtman sí tenía su gracia, y también su desgracia, pues construye un personaje realmente desolador, un profesor de yoga y maestro en lo contrario, el desequilibrio: su mujer se larga, el menisco le falla, los huecos de las alcantarillas lo absorben… La voz en 'off' del propio personaje (Esteban Bigliardi, de una sosería que esperemos sea interpretada) desvela lo justita y buena persona que es, y entre unas cosas y otras pulsa las teclas de numerosos asuntos que nos amargan la vida. Noticia Relacionada estandar Si Animada investigación de Trueba y Mariscal sobre un pianista disparado Oti Rodríguez Marchante Al cineasta le gusta -mucho- el cine francés, la música 'latina' y cierto tipo de dibujo animado, con lo que ha encontrado en 'Dispararon al pianista' su película perfecta El caso de la película belga 'Un silencio' es peculiar, pues aborda una historia realmente sórdida en un ambiente familiar en los que varios casos se cruzan en la vida de un abogado de éxito, entre ellos el suyo propio, con un historial de pedofilia sobre el que se ha hecho ese silencio. Todo lo que tiene de interés el argumento se diluye en un modo equivocado de contarlo, pues uno está más de media película sin saber qué y a quién pasa. Juega Lafosse a pildorear la información, de tal modo que, en la pantalla, todos saben más que el espectador, la policía, la esposa, los hijos, el colegio…, y todos hablan, sienten y actúan como si usted, en su butaca, lo supiera. Pasada la hora larga, se van aclarando, y no mucho, los hechos y los personajes, pero ya, a esas alturas, como que no apetece condolerse con ellos. Emmanuelle Devos y Daniel Auteuil, excelentes actores, se pasan esos primeros tres cuartos de película actuando a lo grande, pero explicándose menos que lo justo. En cuanto a la española, 'El sueño de la sultana', tiene la cualidad de presentar una animación exquisita, un dibujo distinto, plástico y algo rudimentario en su movimiento. Lo que plantea su directora, Isabel Herguera, es una fábula onírica y feminista alrededor de un viaje a la India y un libro, escrito por Begum Rokeya hace más de un siglo y con la idea de un mundo de mujeres, como Barbylandia con otro espíritu. Algo dispersa de mensaje y contenido posee la mayor de las virtudes, su escasa duración.