La Real Sociedad también vuela alto en Europa
PESTAÑA j2-salzburgo-rsociedad-champions-23/24 Crónica 4 Necesitaba la Real Sociedad zafarse de ese envoltorio de amabilidad y artificio que al fin y al cabo protagonizaba su historia reciente. Representaba al fútbol más estético y como tal gozaba de mil elogios, aunque cuando pintaban bastos –más aún si cabe en Europa– pecaba de joven, inexperto y, quizá, de ingenuo. Jugó de maravilla en el Santiago Bernabéu, fue el primer equipo desde el Manchester City que puso a correr al Real Madrid detrás de la bola y acabó perdiendo, otra vez, por culpa de su carácter volátil. Algo similar le ocurrió en la primera jornada de esta Liga de Campeones, cuando bailó al Inter en San Sebastián, falló lo imposible y empató finalmente a uno tras recibir un único tiro a puerta. Quizá necesitara tiempo para madurar acorde a la naturaleza o tal vez ayudara el repaso reciente al Athletic, pero la exhibición de los de Imanol en Salzburgo fue tan grande que bien pudo ser la primera piedra en la reconstrucción de una personalidad. Poco o nada pareció importarle al equipo vasco el buen papel de los austriacos en Lisboa, donde ganaron con suficiencia a un favorito Benfica. La Real pisó el césped del Red Bull Arena, escuchó el pitido inicial y empezó la ópera magna en su, hasta ahora, humilde camino en Europa. Desde el mismo comienzo, el balón fue una propiedad compartida entre Zubimendi, Merino y, sobre todo, Brais Méndez , quien se preocupó especialmente de llevar las manos a la cabeza en señal de incredulidad a la hinchada donostiarra. Tocaban rápido y preciso estos tres jugadores de tanta calidad; encontraban una y otra vez en ventaja a los dos chicos del momento en el ataque realista: sus dos arpones por banda, Kubo y Barrenetxea. Sin embargo, fue otro ilustre el que hirió primero a los de la bebida energética (minuto 6). Mikel Oyarzabal , que había errado un gol hecho en la jugada anterior, aprovechó un preciso pase raso de Brais –caño incluido a un desesperado Pavlovic–, para acariciar el balón de zurda hacia las cercanías del palo derecho de Schlager. 0-1, viento a favor. El capitán, poco a poco y al margen de sus cuatro goles en los últimos cuatro partidos, vuelve a ser el futbolista que un día fue. La ventaja temprana animó aún más a un colectivo tan necesitado de motivación extrínseca como la Real. El Salzburgo estaba indefenso bajo la tormenta, Gloukh y Gourna-Douath perseguían sombras y su entrenador, Gerhard Struber , devorado por sus demonios, gritaba enajenado ante el baño visitante. Arte Entretanto, después de que el cuerpo de Solet evitara el segundo de Barrenetxea , Brais Méndez decidía embellecer todavía más su encuentro. Corría el minuto 27 y el mediapunta aprovechaba un robo de Merino a Simic en el borde del área realista. Salía en conducción al contragolpe, dividía a la rota defensa austríaca y, en solitario, mientras Kubo o Barrenetxea aguardaban en solitario en ambos flancos, el gallego acababa él mismo su cabalgada con un disparo duro, raso y cruzado. Un gol que será recordado. Noticia Relacionada Fútbol estandar No Salzburgo - Real Sociedad, estadísticas del partido de Champions Todos los números y datos del encuentro de la Champions entre Salzburgo - Real Sociedad, de la jornada 2 de la fase de grupos Quedaba una hora, una eternidad, pero el encuentro había sido herido de muerte. Solo un inexistente penalti de Remiro sobre Simic asustó mínimamente a los de San Sebastián; sin embargo, el VAR salió al rescate. Pudo hasta rotar Imanol con el mar en calma. Enorme victoria de una Real Sociedad que al fin vuela alto en Europa.