George Borrow, el Quijote inglés
Muchos aventureros viajaron en el siglo XIX a tierras jamás holladas por el hombre civilizado. Livingstone exploró el África Central, pero, décadas antes, el escritor y filólogo George Borrow recorrió los caminos de una España poblada de bandidos y supersticiones . A lo largo de cuatro años y medio, desde 1836 a 1840, el inquieto viajero recorrió la Península, a cuenta de la Sociedad Bíblica Británica, para difundir el Nuevo Testamento en una edición sin notas ni comentarios. Borrow, convertido al anglicanismo, creía que el pueblo español estaba sumido en una barbarie instigada por las autoridades eclesiásticas de la que podría salir gracias a la lectura directa de los textos bíblicos. Estuvo en dos ocasiones en la cárce l, sufrió amenazas de muerte, pasó enfermedades y se topó con facinerosos y estafadores, pero salió indemne. En Sevilla, intimó con una viuda inglesa llamada Mrs. Clarke, con la que luego contrajo matrimonio. Volvió a su país en abril de 1840 y escribió un libro, publicado en 1843, con el título 'La Biblia en España'. Se vendieron en muy poco tiempo seis ediciones en Inglaterra y fue traducido al francés y al alemán. En nuestro país, hubo que esperar hasta 1921, fecha en la que Manuel Azaña tradujo la obra y escribió un magnífico prólogo. otras tierras ignotas noticia Si Jacques Piccard, en el abismo oceánico noticia Si Richard Francis Burton, el aventurero escandaloso noticia Si Robert Falcon Scott: un fracaso glorioso El ilustrado inglés realizó tres viajes por la Península. En el primero de ellos, llegó a Madrid desde Portugal para lograr que el Gobierno le permitiera una impresión del Nuevo Testamento en castellano, fiel a la versión de la Sociedad Bíblica . Tras estallar la revolución de La Granja, viajó hasta Gibraltar para volver a Londres. Era la España de la regencia de María Cristina, de la Desamortización de Mendizábal y de las guerras carlistas. Él mismo cuenta como presenció ciudades asoladas y devastadas por la lucha entre isabelinos y carlistas. Estuvo en dos ocasiones en la cárce l, sufrió amenazas de muerte, pasó enfermedades y se topó con facinerosos y estafadores En su segundo viaje, firmó un contrato con la imprenta de Andrés Borrego en enero de 1837 para imprimir el Nuevo Testamento y una traducción al caló del Evangelio de San Lucas. Un año después, fue detenido por desacato y enviado a la cárcel. Los libros depositados en una tienda fueron secuestrados. Se le acusó injustamente de hacer propaganda contra el Gobierno . Tras unas semanas en las que demostró su inocencia y debido a las presiones del embajador, las autoridades le pusieron en libertad. Era ya conocido como 'Don Jorgito El Inglés'. Fue en su segunda estancia cuando recorrió a caballo y en diligencia los caminos de Galicia, de Castilla, de Andalucía y de Extremadura. Dormía en posadas convertidas en establos, comía en las casas de los campesinos e intentaba vender sus biblias a labriegos y clérigos. En Finisterre, f ue detenido por unos aldeanos que le confundieron con Don Carlos, en un pueblo de La Mancha fue hospedado por una bruja que elaboraba pócimas mágicas, se topó con un loco llamado Benedicto Moi que recorría el país en busca de un tesoro en una olla y trabó amistad con un fraile inquisidor que le relató casos de exorcismos y tratos con el Diablo. Algunos dudan sobre la veracidad de su libro, valorado como un insuperable retrato de la España de la época. Abandono de España para siempre Retornó a Inglaterra a mediados de 1838 y, en diciembre, desembarcó en Cádiz. Pasó la mayor parte de su tiempo en Sevilla con Mrs. Clarke y su hija. Cansado y perseguido, decidió volver a Londres , abandonando España para siempre. Al llegar a la capital británica, se casó con Mrs. Clarke, viuda heredera de una gran fortuna. Siempre dijo que los años en España fueron los más felices de su existencia Su periplo le permitió conocer a políticos e intelectuales como el Duque de Rivas, Alcalá Galiano, Isturiz y Mendizábal. Frecuentaba los cafés de Madrid y, gracias a su dominio del español, estaba perfectamente informado sobre las costumbres y la situación política. Aunque denostado por conservadores y legitimistas, los liberales simpatizaron con sus propósitos. Borrow era hijo de un militar de baja graduación. Se hizo amigo de un gitano llamado Ambrosio Smith y tuvo una novia de esta etnia. Al mismo tiempo, aprendió francés, italiano y español. L ogró que la Sociedad Bíblica le contratara para introducir la Biblia en China tras estudiar manchú. También fue enviado a Rusia en 1833 para divulgar el Nuevo Testamento. Tras una fructífera carrera como escritor, se retiró a la finca de su esposa en los últimos años de su vida. Siempre dijo que los años en España fueron los más felices de su existencia.