Musa desmoraliza al Olympiacos
PESTAÑA madrid-olympiacos-j23-euroliga-23/24 Crónica 4 Demostró el Real Madrid que su dura derrota en Mónaco no fue más que un accidente, una anécdota. Volvieron a la senda de la vitoria los blancos ante una de sus víctimas favoritas, el Olympiacos, sobrepasados los griegos en la primera parte por el excelso baloncesto local. Un guion que cambió, y mucho, en el segundo acto, donde su defensa y el acierto exterior de Papanikolaou les permitió amenazar el triunfo blanco. Rebelión apagada por la defensa de Poirier y por la magia de Musa que, una vez más, en el momento caliente del duelo, se erigió sobre el resto de mortales para tranquilizar a los suyos y cerrar una nueva victoria para el Madrid. Al buen inicio del Olympiacos le puso remedio Campazzo y su eléctrico juego, desfondado Canaan a la hora de intentar detener las penetraciones del argentino. Los huecos aparecían, Musa y Poirier se ponían las botas y los griegos comenzaban a temblar cuando tenían que ponerse firmes. Incluso Abalde , al que suele costarle encontrar su sitio en el ataque blanco, se movía como pez en el agua entre las vertiginosas combinaciones que tejían sus compañeros. Ocho puntos para el gallego, dos triples incluidos. En definitiva, el primer cuarto local fue de matrícula. Las rotaciones dieron algo de vida a los atenienses. Sufría un poco el Madrid sin la altura de Poirier y el músculo de Deck, superior Sikma sobre el joven Ndiaye cerca del aro. Con la pintura rival desprotegida, intentó el Olympiacos sacar la cabeza, tocarle en el orgullo al Madrid, pero los blancos, sin demasiado esfuerzo, conseguían minimizar los errores para evitar que los visitantes se acercasen en el marcador. La diferencia en el tiro exterior era abismal y, contra todo pronóstico, la ventaja madridista aumentó todavía más. Campazzo y Musa se alineaban para ejecutar una danza letal, diabólica. Cada paso era una puñalada directa al corazón de los helenos que, pese a quedarles mucho partido por delante, comenzaban a bajar la mirada. Movimiento peligroso pues este Real Madrid, un depredador alfa donde los haya, tiene gusto por la sangre, disfruta a la hora de devorar a sus rivales hasta dejarles en los huesos. Solo cuatro triples consecutivos del Olympiacos les permitieron reducir la diferencia hasta los 13 puntos, pero el color del duelo seguía siendo blanco. Noticia Relacionada Baloncesto estandar No Luka Doncic echa del pabellón a un aficionado que le gritó «pon tu culo en la cinta de correr» M. Z. La seguridad del American Airlines Center expulsó a un aficionado de los Suns a petición del esloveno, cansado de su acoso Comenzaban a creérselo los griegos, muy bien liderados por el canadiense Mitrou-Long , que aprovechaba su ventaja física sobre el Chacho para llegar al aro con mucha facilidad. La defensa roja, de la noche a la mañana, se había convertido en un candado de lo más competente y la fluidez en ataque de los de El Pireo, afilada por un genial Papanikolaou , estaba haciendo mella en el Madrid. Además, Rudy tubo que retirarse al vestuario tras sentir un pinchazo en la parte posterior del muslo. Malas noticias que se encargó de endulzar Musa con varias canastas de bella factura, como acostumbra el bosnio. Rebelión apagada, nueva victoria blanca.