Los dos únicos pueblos de Córdoba que son 'Municipio Turístico de Andalucía'
Iznájar, un pueblo de poco más de 4.000 habitantes de la provincia de Córdoba, fue declarado a final del pasado año Municipio Turístico de Andalucía , distinción con la que se le señala como destino destacado, es decir, que soporta un peso importante por su volumen de visitantes en determinadas épocas del año. Estos días ha presentado este reconocimiento en Fitur. En la provincia cordobesa, solo hay otro pueblo en esa lista: Rute , que fue incluido en esta lista en 2020, un pueblo que vive con especial intensidad la Navidad (recibe unas 70.000 visitas desde octubre en torno a la industria gastronómica). Su importante patrimonio industrial de siglos pasados se ha ido transformando en distintos Museos Gastronómicos : del Anís, del Turrón, su Belén de Chocolate, el Museo del Azúcar o la Casa Museo del Jamón. Rute se convirtió en Municipio Turístico de Andalucía en junio de 2020 Mancomunidad de la Subbética Cordobesa Ubicados uno al lado del otro, han decidido unirse (a través de la Mancomunidad de la Subbética Cordobesa ) y ofrecer una experiencia turística única para disfrutar estas dos localidades y del sur de la Subbética. Para ello se realizarán distintas campañas en redes sociales, se crearán paquetes turísticos familiares y se ofrecerá información sobre lugares únicos y desconocidos que suelen pasar desapercibidos a los ojos de los visitantes. Como buen pueblo blanco, las calles de Iznájar destacan por la luminosidad de las casas encaladas y por los vivos colores de las macetas y sus flores, un arte floral que los vecinos cuidan de forma particular durante todo el año. Tampoco faltan rincones, plazas y calles que se han restaurado y que forman parte de su historia, como su gran fortaleza de origen islámico que domina el pueblo y la comarca desde lo más alto, la Parroquia de Santiago Apóstol, dentro del recinto de la villa medieval, o la plaza de Rafael Alberti, el poeta que visitó Iznájar varias veces en los años 20 y que incluso dedicó un poema al castillo en su libro 'La arboleda perdida'. En el punto más alto del pueblo se alza, en efecto, una curiosa joya llena de historia y de leyenda: el castillo de Iznájar (Hisn-Ashar). De origen árabe, sus remodelaciones y reconstrucciones guardan el paso de los años y la historia de sus distintos dueños que han dejado estampada su huella en cada piedra. Ofrece además unas vistas difíciles de olvidar. Desde allí podemos admirar un paisaje en el que se mezcla agua –la del Embalse de Iznájar-, cielo y tierra. El Castillo y Recinto Amurallado de Iznájar (abierto todos los días excepto los lunes, entrada 2 euros) tiene la consideración de Bien de Interés Cultural desde 1993 y está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con la tipología de Monumento. En las dos salas interiores el visitante puede acceder a la primera iglesia cristiana construida dentro del recinto amurallado donde, además, se encuentran fotografías de los trabajos de restauración y una exposición de espadas y dagas de la época. Y, por otro, la Sala de las Caballerizas que alberga una exhibición de oficios de la época y piezas artesanales y, a través de ella, se accede a uno de los calabozos. Iznájar se halla en lo alto de un cerro, rodeado por las aguas del embalse que lleva su nombre -construido entre 1959 y 1969- lo que convierte a este pueblo en una península.