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Апрель
2024

De Berlioz a Dusapin. La mejor música francesa de ayer y hoy

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Programa indisimuladamente francés, pero de trazas muy distintas en la primera y segunda parte de la velada. Una obertura ignota para nuestra orquesta, un estreno contemporáneo en España y una obra de gran repertorio, la sinfonía Fantástica, para cuya primera interpretación por nuestra orquesta, en 1944, tenemos que remontarnos a los albores de su fundación. Qué gran acierto fue lograr la complicidad del importante compositor galo Pascal Dusapin con el Palau, y su consiguiente nombramiento como compositor residente, pues su música nunca decepciona. A pesar de su tránsito en los resbaladizos territorios entre lo tonal y atonal, las sonoridades extremas en la tímbrica y las atmósferas que genera conforman un fresco sonoro que a pesar de una duración no precisamente breve, en el caso de este concierto para violonchelo, en un solo movimiento, la obra transcurre con una fluidez casi mágica . En un abrir y cerrar de ojos transita esta casi media hora de música ininterrumpida. Hay que resaltar, como comenta el mismo Dusapin, que a pesar de tratarse de un compositor de impronta contemporánea, sin embargo, hace uso de los instrumentos de forma absolutamente clásica sin buscar sonoridades distintas para las que fueron concebidos en su momento histórico. Sin embargo, Dusapin en su idea musical es un compositor de su tiempo con una especial virtud para hacer que su música suene bella a la vez que inquietante. Comparecía la excelente violonchelista norteamericana Alisa Weilerstein , dedicataria de una obra que, por encargo de la Sinfónica de Chicago, se estrenó en el año 1996. Casi tres décadas después se estrena en nuestro país, recayendo el honor en nuestra orquesta. Weilerstein extrae de su instrumento toda suerte de sonoridades en el más amplio rango que quepa imaginar. Mejor intérprete para esta difícil obra, imposible. Ese rango de gran amplitud lo lleva Dusapin también al diálogo con la orquesta en la que se permite establecer una conexión entre instrumentos que dista mucho de ser la habitual, como por ejemplo al inicio entre el violonchelo y el clarinete bajo, logrando una extraña fusión entre ambos, para progresivamente ir añadiéndose instrumentos siempre en un entorno de trasparencia tímbrica. Magnífico el trabajo de Baldur Brönnimann , director suizo residente en Madrid desde hace quince años, y actual titular de la Real Filarmonía de Galicia, a la hora de crear el marco sonoro idóneo, contando para ello con una excelente orquesta de Valencia . El propio Dusapin, que se hallaba en la sala, y no dudó en subir al estrado a recibir una calurosa ovación ante una excelente lectura de su composición. No me canso de aplaudir la iniciativa de dedicar parte o íntegramente la primera mitad del concierto a música de las últimas décadas. Una nueva forma de programar que hay que atribuir en gran medida al titular de la formación, Alexander Liebreich , y que poco a poco está ampliando y eliminando prejuicios la forma de escuchar de buena parte de los abonados que van familiarizándose con las nuevas músicas. Para la segunda parte una célebre partitura que en ya su momento fue toda una revelación de modernidad, constituyendo un antes y un después, solo que esto sucedió hace casi dos siglos. La idea que tiene Brönnimann para la Sinfonía Fantástica es indisimuladamente de perfil bajo. Más descriptiva, bella y en cierta forma hedonista que narrativa y evitando en cierta forma el frenesí la locura y el aquelarre. Ciertamente no se decantó el maestro por grandes contrastes, evitó las aristas dramáticas, y evitó enfatizar lo teatral que desprenden sus compases. Lo grotesco, lo expresionista se ciñó a que fluyera por sí mismo sin énfasis como a través de un velo. Fue la suya una lectura, posiblemente, en este sentido, un tanto plana en los contrastes dinámicos, pero por otro lado también de transparencias y fluidez en el discurso, como si Brönnimann quisiese significar que la propia escritura de Berlioz no precisa de una traducción de sonoridades especialmente extremas. Respondió con excelencia la orquesta de Valencia en su conjunto y brillaron solistas como el oboe de Roberto Turlo, la flauta de Mónica Raga, solista de la orquesta de Radio Televisión Española, el corno de la joven y prometedora Laura Cases, el fagot de Ignacio Soler, clarinete, arpas…. Excelente, asimismo el trabajo de la percusión comandada por un soberbio Javier Eguillor que supo transmitir la innumerable cantidad de matices que demanda una compleja y visionaria partitura, a partir de la cual, nada volvería a ser lo mismo. El concierto lo abrió la breve obertura de la ópera Beatrice et Bénedict. escrita treinta años más tarde que la Fantástica, ¡quién lo diría!. --------------------------------------------------------------------------- 25 de abril de 2024 Palau de la Música de Valencia Obras de Pascal Dusapin y Héctor Berlioz Alisa Weilerstein, violonchelo Orquesta de Valencia Baldur Brönnimann, director musical











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