Llegó el día de Santa Ana, la patrona de Triana, la abuela del Señor. Una de las jornadas más importantes para el barrio —si no la que más—, marcada por una devoción centenaria que se remonta al Rey Alfonso X el Sabio, quien mandó construir en su honor el primer templo de Andalucía, dedicado a la abuela de la Virgen María. En el misterio fernandino con Santa Ana, la Virgen y el Divino Infante, los trianeros veneran a su patrona, una advocacion transmitida de generación en generación , de abuelos a nietos, fundamental para el devenir de sus vidas a la que ven en la intimidad en cualquier momento del año o entre cientos de fieles en su festividad. Todo es fiesta en los días de Santa Ana, con una velá que recoge las jornadas grandes de Triana . Iniciada hace siglos, ha cambiado con el paso del tiempo, pero mantiene intacto su fin último: honrar a la Santa. La patrona de Triana se ubica estos días el presbiterio del altar mayor, dispuesta a recibir el beso de sus devotos. Lo hace ante el imponente retablo de Pedro de Campaña, flanqueada por las Santas Justa y Rufina, en el camarín de Santa Ana. Tanto la víspera como el día de Santa Ana son dignos de contemplar . Al término de la novena del 25 de julio, la parroquia cierra sus puertas: es el momento de prepararlo todo. Minutos antes de la medianoche, los músicos de la banda de las Tres Caídas suben a la techumbre del templo. Los alrededores están abarrotados de personas. Y entonces, a las doce en punto, las campanas de la torre comienzan a repicar de forma manual , como antaño, sin necesidad de mecanismos eléctricos. Ha comenzado el día de Santa Ana. Al término, la torre se apaga para ser iluminada por bengalas rojas y verdes. Los músicos de las Tres Caídas interpretan las nanas de Santa Ana, un verdadero himno de Triana, en los cuatro puntos cardinales. Una tradición recuperada hace ya 25 años. Finaliza, suenan aplausos, las campanas vuelven a repican, abren las puertas de la parroquia y desde lo más alto de la iglesia, Julio Vera lanza un 'Viva Triana'. Los miembros de la banda descienden al templo para interpretar la nana ante Santa Ana, dando paso a la meditación, que en esta ocasión estuvo a cargo de Antonio Puente Mayor . La noche concluye con la interminable fila de fieles que aguardan para besar las manos de la patrona. Ya en la mañana, el interior de la parroquia acoge una emotiva eucaristía dedicada a los abuelos. La jornada culmina por la tarde con la función, presidida este año por José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla . A medianoche, los fuegos iluminan el cielo de Triana, poniendo fin a unos días de fervor y tradición en honor a su patrona.