En las últimas semanas, vecinos de Parla que paseaban por el parque del Universo comenzaron a notar movimientos extraños entre los arbustos y el estanque. No eran patos ni ardillas, sino ratas de agua, cada vez más visibles y numerosas. Ahora, el ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto y ha ordenado el cierre temporal del parque para aplicar un tratamiento de choque con trampas y veneno especializado. El objetivo: erradicar la plaga antes de que se convierta en un problema mayor para mascotas, viandantes y el propio ecosistema del parque. El cierre se extenderá, previsiblemente, hasta comienzos el fin de semana y servirá para llevar a cabo una actuación intensiva que no puede realizarse con perros o paseantes en la zona. Según confirman fuentes municipales a ABC, se trata de un procedimiento muy específico que requiere instalar trampas con veneno en zonas estratégicas del parque. Aunque estos dispositivos están diseñados para que solo los roedores puedan acceder, la presencia de perros podría alterar su colocación o inutilizarlas. El problema, según explican desde el Consistorio, se ha intensificado en las últimas semanas por una combinación de factores. La humedad del entorno, especialmente en la zona del estanque, ha favorecido que estas ratas de agua encuentren allí un hábitat ideal. A ello se suma un comportamiento habitual entre muchos vecinos: alimentar a los patos. Aunque puede parecer un gesto inocente, esa comida también atrae a los roedores, que acuden en busca de restos. Desde el ayuntamiento insisten en este punto: «Rogamos no alimentar a los patos. Gracias por vuestra comprensión y colaboración», un mensaje que recuerda que estas prácticas, aunque bien intencionadas, terminan alterando el equilibrio natural del parque. A este contexto se suman los recientes movimientos de tierra por obras en el PAU5 y otras zonas de la ciudad. Estos trabajos, según afirman desde el ayuntamiento a este periódico, podrían haber desplazado a las ratas desde áreas rústicas hacia zonas más urbanas, como el parque del Universo. Durante el último mes, ya se habían puesto en marcha acciones puntuales para controlar la plaga sin cerrar el recinto, y aunque se logró reducir notablemente el número de ejemplares, la situación no ha podido resolverse por completo. Los comportamientos que favorecen la aparición de estos animales y las condiciones del entorno han hecho necesario un paso más firme. Por eso, se ha optado por cerrar temporalmente el parque y desplegar un sistema de trampas adaptadas al tamaño y hábitos de las ratas de agua. Estas trampas contienen cebos envenenados que no suponen un peligro para otras especies, como los patos, pero sí resultan letales para los roedores. Si no surgen imprevistos, el parque podría reabrirse a partir de este fin de semana, aunque esa decisión dependerá del avance de las labores y de las inspecciones realizadas por los técnicos de Salud Pública. El ayuntamiento ha asegurado que informará puntualmente a la ciudadanía a través de sus canales oficiales. En definitiva, el cierre temporal del parque del Universo busca garantizar la salud pública y preservar un espacio natural muy querido por los parleños. Aunque pueda suponer una molestia puntual, la intervención es necesaria para erradicar una plaga que, de no atajarse ahora, podría tener consecuencias mayores. Desde el ayuntamiento insisten en que la colaboración vecinal es clave: evitar el acceso a la zona cerrada, seguir las indicaciones de los técnicos y, especialmente, dejar de alimentar a los animales del estanque. Con un pequeño gesto responsable, todos podemos contribuir a recuperar cuanto antes este pulmón verde del municipio y asegurarnos de que vuelva a ser un lugar seguro y agradable para pasear, jugar y convivir. Las ratas de agua, también conocidas como ratas almizcleras, son roedores semiacuáticos que habitan en zonas húmedas como ríos, lagos, estanques y humedales. Se caracterizan por su pelaje denso e impermeable, patas palmeadas que facilitan la natación y una cola larga y gruesa que les ayuda a impulsarse en el agua. Son animales nocturnos y bastante tímidos, aunque pueden volverse visibles cuando su población aumenta o cuando buscan alimento en áreas más urbanas. Estas ratas suelen alimentarse de plantas acuáticas, pequeños peces, insectos y restos orgánicos, pero su presencia en parques urbanos puede causar problemas, especialmente si proliferan demasiado. Además de alterar el equilibrio natural, pueden dañar infraestructuras y representar un riesgo para mascotas y personas si no se controlan a tiempo.