La Princesa Ana de Inglaterra (75 años) ha protagonizado esta semana un viaje tan discreto como significativo. El martes 30 de septiembre aterrizó en Ucrania sin previo aviso ni comunicado oficial, en una visita organizada a petición del Ministerio de Exteriores británico y respaldada por el Palacio de Buckingham. El objetivo: poner de relieve las «traumáticas experiencias de los niños que viven en la primera línea del conflicto», según explicó la Casa Real. La hermana del Rey Carlos III fue recibida en Kiev por el presidente Volodímir Zelenski, en un encuentro que no pasó desapercibido para la prensa internacional. Tal y como recoge 'The Telegraph', el mandatario ucraniano la saludó con un «Es usted muy bienvenida», a lo que la princesa respondió: «Es usted muy amable. No sé cómo saca el tiempo libre, pero lo hace». En ese intercambio de cortesías, la hija de Isabel II hizo entrega de un sobre sellado con el escudo real, que, según apunta el diario británico, podría contener una carta personal del monarca. Tras la reunión, Zelenski compartió en sus redes sociales su agradecimiento: «Gracias por la reunión y por interactuar con los niños que han sido devueltos, así como con nuestros veteranos. También agradezco al Reino Unido su participación activa en nuestros esfuerzos por traer a todos nuestros niños a casa». Además, reveló que había invitado a la princesa a participar en la próxima cumbre de la Coalición Internacional para el Retorno de los Niños Ucranianos. La agenda de la Princesa Ana estuvo repleta de momentos emotivos. Junto a la primera dama ucraniana, Olena Zelenska, visitó el Monumento a los Niños en la ciudad de Járkov, inaugurado en 2022 en memoria de los más de 650 menores fallecidos desde el inicio de la invasión rusa. Allí depositó un osito de peluche y, según la prensa británica, comentó en voz baja: «Era uno que tenía mi hija». Además, la princesa se reunió con mujeres policías y representantes del Ejército ucraniano para conocer su labor en la protección de mujeres y menores, y visitó el Centro de Protección de los Derechos del Niño, donde escuchó a pequeños que habían sido repatriados tras ser trasladados por la fuerza a Rusia. Por otro lado, Ana de Inglaterra también le dedicó su tiempo a los veteranos heridos y a personas con traumas relacionados con el conflicto en un centro de rehabilitación , donde presenció una sesión de terapia canina y conversó con militares que se adaptan a la vida civil con discapacidades. La jornada se completó con visitas a la Catedral de Santa Sofía, uno de los principales tesoros culturales de Kiev, y a la Exposición Cultural de Jersón, que recuerda la historia de la ciudad liberada por las tropas ucranianas en noviembre de 2022 y descrita por Buckingham como «un símbolo de la fuerza, la resistencia y la lucha de Ucrania». Lejos de dejar que la edad o los problemas de salud la frenen, la Princesa Ana continúa siendo uno de los miembros más activos de la realeza. El año pasado encabezó la lista de compromisos oficiales de la Casa Real con 271 actos, a pesar de que estuvo varias semanas de baja por un accidente hípico.