Optar por alimentos frescos , congelados, troceados, y por el uso de electrodomésticos como la freidora de aire o la thermomix, además de la lectura detallada de las etiquetas de los productos, puede permitir llevar una alimentación sana en una época en la que apenas se tiene tiempo para cocinar . De esta alimentación equilibrada dependerá en gran medida que la persona pueda prescindir de tomar suplementos alimenticios. Así se desprende de las intervenciones de la profesora de fisiología de la Universidad de las Islas Baleares y miembro de centro de investigación Ciber OBN, Cristina Bouzas; y del responsable científico de Laboratorios Cinfa, Eduardo González Zorzano. Ambos han participado en VI Jornada Nacional de Alimentación organizada por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos celebrada en el Palacio de Congresos. «¿Sabe la población lo que come?», ha tratado de responder en su ponencia Cristina Bouzas , algo que parece contrastar con la enorme cantidad de información que dispone cualquier persona gracias a internet. «Hay dos perfiles, el de la persona que está superinformada y hace una s elección de alimentos muy estricta, y el de la que no ha accedido a esa información y elige por otros factores», ha señalado. En este aspecto informativo ha sido clave la falta de transmisión de la tradición culinaria de madres y abuelas, a causa de los modos de vida más ocupados y estresantes. Pero no hay que tirar la toalla, pues se puede comer de forma saludable ... y con prisas. La profesora de Fisiología apuesta por determinados productos congelados o troceados , principalmente verduras, aunque «hay que tener cuidado con no cocinarlas con el propio plástico , porque está demostrado que pasa al alimento; también hay conservas, como las de tomate triturado, que es una forma perfecta de hacer tomate frito y más saludable que el bote de tomate frito». Igualmente, aparatos como la freidora de aire o robots como la thermomix contribuyen a la posibilidad de comida sana en tiempos de velocidad insana. En cualquier caso, insiste Bouzas, hay que mirar la etiqueta en cualquier producto para que se pueda realizar una aproximación a la dieta mediterránea , que estaba compuesta hasta casi el 50% por frutas y verduras, con consumo de legumbres tres veces por semana y «consumo preferente de pescado y de carne blanca con respecto a la roja, intentando evitar embutidos». Una alimentación equilibrada y sana, junto a una exposición solar de la cara, palmas de las manos y brazos durante 15 minutos, serían suficiente para evitar en muchos casos la suplementación, como ha explicado el experto en suplementos alimenticios de farmacia de laboratorios Cinfa, Eduardo González . Además de la mala alimentación, malos hábitos de vida, algunas enfermedades o situaciones deportivas estresantes, pueden acarrear la necesidad de tomar suplementos. «Los más recomendables y con más evidencias científicas son las vitaminas y minerales, probióticos, fibras o antioxidantes». Curiosamente, como declara González Zorzano, puede darse déficit de vitamina D incluso en países soleados, por las prolongadas estancias en casa o en la oficina, o bien de vitamina B12 en personas mayores «por envejecimiento y mala absorción». En cuanto a suplementos tan de moda como el magnesio o el de zinc, el representante de Cinfa entiende que son beneficiosos, pero sobre todo aboga por conocer su formulación, pues dependiendo de ella se dirigen, como en el caso del magnesio «más a favorecer problemas de estreñimiento, o de articulaciones, o bien de energía».