Cuando comenzó la emisión del 'reality' ' Keeping up with the Kardashians ' en 2007, ninguna de sus protagonistas, una familia de clase media alta de Los Ángeles (California), imaginó el trampolín en el que se convertiría el 'show' para que ahora, además de ser celebridades reconocidas a nivel mundial, sumen decenas de negocios en su portafolio como empresarias. La más famosa de clan, Kim Kardashian –conocida por haber sido asistente de Paris Hilton (45 años), aunque famosa después de la filtración de un vídeo sexual suyo con el cantante Ray J – fue la que más beneficio obtuvo en un principio. Sin embargo, sus hermanas aprovecharon el tirón de popularidad para unirse a la ola de éxito que arrasaba a Kim. Desde entonces, el clan se convirtió en un auténtico Rey Midas, convirtiendo en oro todo lo que tocaban. Todas ellas son propietarias de numerosas marcas que van desde el sector de moda, maquillaje, hasta licores o suplementos vitamínicos. Producto que lanzan al mercado, producto que se agota en horas o incluso minutos después de haber salido a la venta. Es por ello que las Kardashian no dejan de reinventarse y ampliar con artículos cada vez más estrambóticos. Las originales de ideas de negocio de las hermanas comenzaron con la colección de fajas para mujeres 'curvy' que sacó Kim bajo el nombre de ' Kimono Solutionwear ', con la que ganó dos millones de dólares en cuestión de segundos tras la publicación. La idea surgió para combatir la necesidad que tenía la estadounidense de fabricar sus propias fajas porque no encontraba ninguna que se adaptará a sus curvas y a su tez. Lo que en principio nació como una denominación inocente (la palabra hacía un juego con su propio nombre) terminó llegando hasta las autoridades más altas de Japón y creando un conflicto diplomático, que pidieron a la empresaria retirar el nombre de Kimono para su marca. «Es un vestido tradicional étnico fomentado por la riqueza de nuestra historia y de nuestra naturaleza», dijo entonces el alcalde de Kioto, Daisaku Kadokaw . «Después de una cuidadosa reflexión, lanzaré mi marca con un nuevo nombre», respondió ella, dando lugar a Skims. Poco después, las fajas volvieron a convertirse en noticia después de que una mujer asegurase que le salvaron la vida. « Me dispararon cuatro veces y debajo del vestido llevaba un body moldeador. Me quedaba tan ajustado que, literalmente, impidió que me desangrara», contó la joven. Tras este primer éxito, la 'influencer' se animó con una faja facial para redefinir el óvalo facial y ayudar a prevenir la flacidez o la papada. Un producto que tuvo muchos detractores al no existir evidencia científica de su eficacia. Tras esto, otros triunfos como el maquillaje corporal para tapar las manchas de la piel – con el que utilizó a su propia abuela para promocionar el producto cubriéndole las venas de los brazos–; la cosmética mortuoria, en un intento por embellecer cadáveres; sujetadores con pezones falsos y lo último, tangas con falso pelo púbico, un éxito entre sus compradores habituales que agotaron existencias en menos de 24 horas. Al ver la popularidad de los productos, sus hermanas se animaron también a esta excentricidad. Así, Khloé Kardashian (41) apostó por las palomitas de maíz proteicas y Kourtney Kardashia n (46) sacó primero una marca de estilo de vida y bienestar que ofrece consejos e inspiración. Siguió con unas velas aromáticas con olor a su vagina en colaboración con la actriz Gwyneth Paltrow , pasando por una línea de suplementos y vitaminas en gominolas y terminando por un 'chupa chups' probiótico para mejorar la salud vaginal, orientada a los cuidados íntimos femeninos. La mayor del clan se ha atrevido esta semana con esta apuesta, a la venta por tan solo seis euros, y que prometen «equilibrar el pH, controlar el olor, mejorar el sabor vaginal y la salud de la vulva». Todo ello gracias a sus ingredientes naturales.