Filipinas ha declarado en la mañana de este jueves (hora local) el estado de emergencia después de que el tifón Kalmaegi haya dejado a su paso al menos 140 fallecidos y 800.000 desplazados , el peor desastre natural en el archipiélago en lo que va de año. La tormenta , bautizada a nivel local como Tino, ha asolado la franja central del país. Lluvias torrenciales de una intensidad sin precedentes han arrasado con coches, contenedores de carga y chabolas. Cebú, la segunda área metropolitana con 3,5 millones de habitantes y una de las zonas más dañadas, ha recibido en 24 horas una cantidad de precipitaciones superior a la media mensual. Las labores de rescate operan ahora entre los escombros mientras la Oficina Nacional de Defensa Civil sigue actualizando las cifras oficiales, que incluyen 127 desaparecidos . El estado de emergencia, decretado por el presidente Ferdinand Marcos Junior durante una reunión extraordinaria de respuesta ante desastres, pretende agilizar la movilización de fondos así como asegurar el suministro de alimentos y productos básicos en las zonas afectadas. La devastación causada por el tifón, el vigésimo en lo que va de año en Filipinas, se produce apenas un mes después de un terremoto de magnitud 6,9 que también afectó al norte de Cebú y dejó al menos 79 muertos. Kalmaegi sigue ganando intensidad, con ráfagas de viento de hasta 190 kilómetros por hora, en su camino hacia Vietnam, donde las previsiones apuntan que llegará en la tarde de este jueves. El servicio meteorológico nacional ha alertado de olas de hasta ocho metros de altura y copiosas precipitaciones. Las autoridades temen que estas puedan agravar los daños después de una semana de inundaciones que ya se han cobrado 47 vidas. El viceprimer ministro Tran Hong Ha ha emitido un comunicado instando a las autoridades locales a gestionar la llegada del tifón como una emergencia «urgente y muy peligrosa» por suponer una tormenta «muy anómala».