Social Medicine and Genocide / La Medicina Social y el Genocidio
Shortly after the right-wing, ethnosupremacist government in power in Israel initiated its genocidal assault on Palestinian people of Gaza, Social Medicine/Medicina Social registered its opposition. The November 2023 issue of Social Medicine/Medicina Social included “Hospitals, health and death in Gaza” by Marcos Arana-Cedeño,1 and “A Call to Action: An Open Letter from Global Health Professionals. Signed By Over 3000 Global Health Professionals.”2
We social medicine practitioners thus joined the worldwide call to halt to the genocide. We spoke on behalf of the people’s health, in concert with protesters worldwide, including many Jewish activists; the U.N. General Assembly; major human rights organizations; and subsequently the International Court of Justice and the International Criminal Court.
Yet, over a year and a half later, with a death toll far in excess of the official numbers, with many more injured, tortured, raped, and orphaned, with Gaza reduced to rubble – the genocide continues. Israel deliberately targets schools, hospitals, and health care providers. It blocks the entry of food, water, electricity, medicines, and aid workers – while bombing displaced people in tents.
Insofar as our task as social medicine practitioners is to understand the social determination3 of sickness and early death, we must understand what obstructs Health for All. We had thought of Health for All to be a universal human value. We had thought that in the spirit of internationalism, the aspiration for Health for All was spreading worldwide. The ongoing genocide belies this belief. The ongoing genocide makes evident that we were naïve to think this way.
We social medicine practitioners examine large-scale social forces in order to understand social determination. We social medicine practitioners look to history and political economy in order to understand present-day morbidity and mortality. In the case of genocide, we focus on the inherent settler colonialist nature of Israel and its ideological underpinnings of Zionism and racism. Scholars such as Ilan Pappè4 and Rashid Khalidi5 and journalists such as Chris Hedges6 inform us of the historical context. Pankaj Mishra gives us an overview of the manner in which the Shoah, the genocide of European Jews by the Nazis, came to serve as ideological justification for the Zionist project of apartheid, ethnic cleansing, and now, the final solution of genocide.7
We citizens of nations who fund, manufacture and supply the weapons, and provide diplomatic cover to the genocidal project are complicit. The media which refuses to use the term “genocide” is complicit. This is the moral and ethical issue of our time. It is therefore our responsibility as social medicine practitioners, as internationalists, to oppose the genocide.
Such actions by Israel leading to deaths, injuries, and destruction of facilities needed for survival do not happen only in Palestine. Israel has participated in or supported militarily other genocides and repressive governments around the world. These actions have led to devastating effects on health and survival for many countries in South America, Central America, the Caribbean, North America, Africa, Asia, and Oceania.8 Israel has described Palestine as a “laboratory” to test armaments, surveillance systems, and military tactics and strategies so that the Israeli government and Israeli corporations can sell them to dictators and repressive governments far from Palestine.9
The tide of public opinion, especially among the young, has turned against genocide. Students, risking their diplomas and their future careers, inspire the rest of us. Cowardly university administrators allow their own students be arrested and have their visas suspended. As noted above, however, worldwide protests and pronouncements have thus far failed to stop the genocide. The financial and ideological power wielded by the Zionists and their supporters has so far proven to be too robust. The forces arrayed against us try to smear us by charging us with anti-Semitism. As social medicine practitioners, however, we are staunch anti-racists and detest anti-Semitism. We stand together in solidarity against such slander.
The moral lines are clear. The supporters of genocide want a future in in which all will be constantly surveilled, in which the haves and the have-nots will be separated by razor wire, in which unwanted populations will be denied food, water, and shelter, then killed by sniper fire and bombs.
For the sake of the lives of the people of Gaza, we must keep up our efforts. However, we write this not just for the sake of Gaza, but for the sake of all possible future victims of any genocide, because each successful genocide emboldens others. Our tasks include cutting through the ideological and propagandistic smokescreens. We call out those on the wrong side of the moral divide. By forging a social determination of health approach to genocide – we strategize to oppose it on all fronts.
The Editorial Board of Social Medicine extends an invitation for papers [“Call for Papers”] regarding genocide in Palestine for an upcoming edition in 2025. We also welcome excellently written papers concerning genocide in Palestine rejected by other journals. Please submit manuscripts via www.socialmedicine.info
La Medicina Social y el Genocidio
Muy poco después de que el gobierno de ultra derecha y supremacista que está en el poder en Israelí iniciara su asalto genocida en contra de la gente de Gaza, Palestina, Medicina Social/Social Medicine manifestó su oposición. En su número de noviembre de 2023 la revista incluyó el texto “Hospitales, salud y muerte en Gaza”, elaborado por Marcos Arana-Cedeño,1 y “Un llamado a la acción: carta abierta de Profesionales de la Salud Global, firmado por más de 3000 profesionales de la salud global.”2
Como profesionales de la medicina social nos unimos al reclamo mundial de parar el genocidio. Hablamos en nombre de la salud de los pueblos, en concierto con quiénes protestaban en el mundo, incluyendo muchos judíos activistas, la Asamblea General de las Naciones Unidas, las principales organizaciones que defienden a los derechos humanos, y, posteriormente, la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional.
Sin embargo, más de un año y medio después, con un recuento en los cientos de miles de personas, en número mucho mayor que el que reconocen las cifras oficiales, con muchos más mujeres y hombres heridos, torturados, violados, y huérfanos, con Gaza reducida a escombros – el genocidio continúa. Israel deliberadamente hace de escuelas, hospitales y proveedores de salud sus blancos. También bloquea la entrada de alimentos, agua, electricidad, medicamentos, y trabajadores/as que podrían ayudar–, mientras los bombardeos desplazan a las personas a refugiarse en tiendas de campaña.
En la medida en que nuestra tarea como practicantes de la medicina social es comprender la determinación social3 de la enfermedad y la muerte temprana, debemos entender lo que obstruye la meta de: Salud para Todos/as. Hemos creído que Salud para todos/as era un valor humano universal. Habíamos creído también que en el espíritu del internacionalismo, que la aspiración de Salud para todos/as se había extendido por todo el mundo, pero el actual genocidio desmiente esta creencia. El genocidio en marcha hace evidente que fuimos ingenuos al pensar de esta manera.
Nosotras y nosotros, practicantes de la medicina social, examinamos las fuerzas sociales a gran escala con el fin de entender la determinación social de la salud. Nosotras y nosotros, practicantes de la medicina social, miramos a la historia y a la economía política con el fin de entender hoy la morbilidad y la mortalidad. En el caso del genocidio, nos enfocamos en la naturaleza intrínseca colonialista y en sus fundamentos ideológicos sionistas y racistas. Estudiosos como Ilan Pappè4 y Rashid Khalidi5 y periodistas como Chris Hedges,6 nos informan sobre este contexto histórico. Pankaj Mishra nos da una visión general de la manera en que el holocausto, el genocidio de los judíos europeos por los nazis, llegó a servir como justificación ideológica para el proyecto sionista de apartheid, limpieza étnica, y ahora, el genocidio como solución final.7
Nosotras y nosotros, ciudadanos de las naciones que financian la fabricación y el suministro de armas, y proporcionamos protección diplomática a las y los genocidas del proyecto. Los medios que se niegan a usar el término “genocidio” también son cómplices. Este es un asunto moral y ético central de nuestro tiempo. Es, por lo tanto, nuestra responsabilidad como profesionales de la medicina social y como internacionalistas, oponernos al genocidio.
Acciones de esta naturaleza perpetradas por Israel, que han ocasionado muertos, heridos y la destrucción de la infraestructura indispensable para la supervivencia, no están sucediendo solo en Palestina. Israel ha participado o apoyado militarmente otros genocidios y represiones gubernamentales alrededor del mundo. Estas acciones han tenido efectos devastadores en salud y supervivencia en muchos países, tales como América del Sur, América Central, el Caribe, América del Norte, África, Asia y Oceanía.8 Israel ha descrito a Palestina como un “laboratorio” para probar armamentos, sistemas de vigilancia y estrategias y tácticas militares para que el gobierno de Israel y empresas israelíes puedan venderlas a dictadores y regímenes represivos, más allá de Palestina.9
La marea de la opinión pública, especialmente entre las y los jóvenes, han girado en contra el genocidio. Las y los estudiantes, poniendo en riesgo sus grados académicos y sus carreras futuras, han inspirado el resto de nosotras y nosotros. Cobardemente, el personal administrativo han permitido que su propio estudiantado sea arrestado y que sus visas sean canceladas. Como se señaló anteriormente, sin embargo, las protestas y los pronunciamientos en todo el mundo han fracasado en detener al genocidio. El poder financiero y el poder ideológico ejercido por los sionistas y sus partidarios hasta ahora han demostrado ser muy fuertes. Estas fuerzas se han confabulado en contra nosotras y nosotros, tratando de desprestigiarnos, adjetivándonos con un antisemitismo. No obstante, como practicantes de la medicina social, somos firmes antirracistas y detestamos el calificativo de antisemitismo. Nos unimos solidariamente en contra de semejante calumnia.
Las líneas éticas son claras. Los partidarios del genocidio quieren un futuro en el que todas y todos seamos constantemente escudriñados, en el que los ricos y los pobres sean separados por alambre de púas, en el que a la población no deseada le sean negado alimentos, agua y refugio, para luego ser asesinados por francotiradores, municiones y bombas.
Por el bien de la vida de la gente de Gaza, debemos sostener nuestros esfuerzos. No obstante, no escribimos estos sólo por las y los gazatíes, sino por el destino de todas las posibles víctimas de futuros genocidios, porque el éxito de este genocidio propiciará que ocurran otros. Nuestras tareas incluyen penetrar a través de ideologías y cortinas de humo propagandísticas. Instamos especialmente a aquellas personas que en esta división moral están en el lado equivocado. Forjando una aproximación al genocidio desde la determinación social de la salud, se puede crear una estrategia que se le oponga en todos los frentes.
El Consejo Editorial de Medicina Social extiende una Llamada para Papeles [“Call for Papers”] cerca del genocidio en Palestino para una próxima edición en 2025. Bienvenidas también entregas de calidad a cerca del genocidio en Palestino rechazadas por otras revistas. Por favor entregan sus trabajos e investigaciones a través de www.medicinasocial.info
1. Arana-Cedeño M. “Hospitals, health and death in Gaza.” Soc Med/Medicina Social 2023. 16(3): 155-159.
2. “A call to action: An open letter from global health professionals.” Soc Med/Medicina Social 2023. 16(3): 152-154.
3. Waitzkin H, Pérez A, Anderson M. Social Medicine and the Coming Transformation. Oxfordshire, England, UK: Routledge, 2021; Spanish translation, Mexico City: Eón, 2024.
4. Pappè I. The Ethnic Cleansing of Palestine. London: Oneworld Books, 2007.
5. Khalidi R. The Hundred Year’s War on Palestine. New York: Metropolitan Books, 2021.
6. Hedges C. A Genocide Foretold. New York: Seven Stories Press, 2025.
7. Mishra P. The World After Gaza. New York: Penguin Press, 2025.
8. Waitzkin H. “Preventative medicine needed: Israel’s roles in genocides, dictatorships, and repression around the world.” Counterpunch 2024 (February 9),
9. Loewenstein A. The Palestine Laboratory: How Israel Exports the Technology of Occupation Around the World. London: Verso, 2023.
Social Medicine / Medicina Social supports and promotes activism and political organization to achieve the World Health Organization goals of “Health for All” and the holistic health perspective. For us, health is a fundamental human right that should be promoted by universal public systems of health care. https://www.socialmedicine.info/index.php/socialmedicine/index
The post Social Medicine and Genocide / La Medicina Social y el Genocidio appeared first on CounterPunch.org.