José de Jesús García: La medición del bienestar
Hace algunas semanas, se publicó el reporte del 2020 del Índice de Progreso Social (IPS), creado por la organización “México, ¿cómo vamos?” en conjunto con la iniciativa Social Progress Imperative y el INCAE. Sin duda, este reporte representa uno de los esfuerzos más completos que se hacen para monitorear el desarrollo de los estados en México. Bajo la idea de medir el progreso más allá del PIB, el IPS incorpora tres dimensiones para evaluar la situación de cada estado en el país y así “tener una mejor imagen del bienestar en una sociedad”. Las dimensiones que incluye el IPS son: las Necesidades Humanas Básicas, los Fundamentos de Bienestar y las Oportunidades.
Medir el bienestar de una sociedad no es una tarea sencilla, pero sin duda una muy importante. En su carta anual de 2013, Bill Gates señalaba: “Uno puede lograr un avance increíble con solo establecer una meta clara y encontrar una manera de medir lo realizado, de manera tal que permita impulsar el avance hacia la meta”. Si nuestra meta definida claramente es el bienestar de la población, debemos de empezar por definir lo que es el bienestar para después medirlo de manera continua, para así ver si lo realizado está contribuyendo en el avance hacia la meta.
Por mucho tiempo, el PIB per cápita fue el indicador de progreso y de bienestar por excelencia. Y era por demás entendible: es una medida estándar, la mayoría de los países lo miden de manera consistente, la gente lo entiende y, en cierta medida, está ligado a la producción de bienes y servicios que suponemos nos brindan bienestar.
En la década de los 70s, el movimiento de indicadores sociales empezó a tomar fuerza proponiendo medidas alternas de progreso, más allá del PIB. Con el argumento de que el PIB solo consideraba lo material, las nuevas medidas de progreso empezaban a considerar indicadores alternos como la seguridad, el arte y la recreación, la vida comunitaria y hasta la felicidad o bienestar subjetivo. Destaca, en ese entonces, un artículo del Dr. Richard Easterlin en el cual demuestra que, a pesar de los incrementos en el PIB per cápita, la felicidad de los EEUU se había mantenido estable. A partir de ahí surgen algunas preguntas acerca de la medición del desarrollo: Si el PIB no genera felicidad, ¿entonces qué es lo más importante? ¿En qué debe de enfocarse la labor del gobierno?
Un avance significativo se dio con la aparición del índice de Desarrollo Humano, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En este indicador se incorporaban los temas de salud y de educación, además del PIB per cápita. Quizá la crítica más importante hacia este índice fue la gran correlación que existe entre el progreso material y los avances en educación y salud. Faltaba aun incorporar otros indicadores para poder medir el bienestar de la población en forma integral.
Uno de los parte aguas más destacados en la propuesta del medición del bienestar en forma multidimensional fue la llamada “Comisión para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social”, también conocida como la “Comisión Stiglitz”. Formada por una veintena de destacados profesionistas a nivel mundial (incluyendo a 5 ganadores del Premio Nobel de Economía), esta comisión propuso cambiar el énfasis en las mediciones de los indicadores nacionales, enfocadas hasta ese entonces en la producción económica, hacia el bienestar de las personas. Así, concluyeron que el bienestar debería de ser medido de manera que se incluyeran diversas dimensiones como los estándares materiales, la salud, la educación, las actividades personales y otras.
La OECD fue una de las organizaciones que tomaron la iniciativa para desarrollar mediciones integrales del bienestar, aun antes de la aparición del Reporte Stiglitz. Así, se creó el Índice para una Vida Mejor (Better Life Index) que incorpora alrededor de 30 indicadores distribuidos en 11 dimensiones para evaluar el bienestar en los países. En México, el INEGI ha aplicado esta metodología y presentó un ejercicio similar para los estados de la República Mexicana.
Hace unas semanas fue lanzada la iniciativa México Vuela (mexicovuela.org) conformada por un grupo de ciudadanos que busca encontrar e implementar soluciones a los grandes problemas que enfrenta México. Uno de los grupos de trabajo de esta iniciativa está precisamente enfocada en el bienestar y dentro de sus proyectos destaca el desarrollo de una metodología para medir y monitorear el bienestar de la población. Se busca aprovechar los avances realizados hasta ahora e incorporar a los ciudadanos para que desde su punto de vista se definan los elementos básicos del bienestar.
Al final, si queremos saber si en realidad estamos avanzando como sociedad, es necesario contar con un buen sistema de indicadores de bienestar.
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