Angel Maass: Retos del Panorama Industrial 2023
Entre los retos destaca el disminuir el nivel de rotación de personal y aumentar la percepción de pertenencia.
Más allá de las bromas de ayer motivadas por el día de los Santos Inocentes, me permito compartir con toda seriedad que Nuevo León se perfila para ser el líder nacional en el tema de relocalización de empresas, término también conocido como “nearshoring”.
A estas alturas del año, no me queda duda que la Secretaría de Economía del Estado ya tenga calendarizado el número de nuevas empresas que se instalaran cada mes en la entidad, adicional a las que se vayan sumando a lo largo de 2023.
Sin demeritar la actividad de promoción estatal a nivel global, la relocalización de empresas ha sido un evento coyuntural y que se ha cristalizado por la infraestructura, capital humano y otros factores que posee Nuevo León.
Cabe subrayar que la entidad ha destacado a nivel nacional e internacional en diversos ámbitos gracias al liderazgo empresarial regiomontano y no propiamente en un período de tiempo reciente.
Sin embargo, no todo será miel sobre hojuelas. Entre los retos que enfrentará Nuevo León será el abastecimiento de agua, la calidad de aire y evitar que la rotación de personal en todos los niveles se incremente.
Sobre este último punto, honestamente, desconozco cuál sea el nivel actual, pero hace un par de meses tuve oportunidad de participar en un foro donde se tocó el tema y extraoficialmente se hablaba de hasta 60%.
De hecho, una nota publicada en este medio y escrita en abril de 2019 por Esther Herrera señalaba que la tasa de rotación de personal en Nuevo León había llegado a niveles que fluctuaban entre 32% y 58%.
Si bien dichos porcentajes son muy altos, también hay que considerar que pueden variar entre diferentes industrias por lo que resulta indispensable mitigar el riesgo de pirateo de personal.
Me pregunto si Nuevo León posee la cantidad de técnicos que se necesitan para satisfacer la demanda de las empresas entrantes. En este sentido, habrá que dar prioridad a la dignificación de la profesión de técnico.
En su defecto, reintegrar en las diferentes plantas a aquellas personas desempleadas y que no cuentan propiamente con un diploma profesional a través de la certificación de habilidades laborales como motor de crecimiento.
Al respecto, imagínense el costo que representa el alto nivel de rotación de personal para las empresas. En este contexto, en dónde quedó la lealtad que nuestros padres, abuelos y antepasados mostraron en sus respectivos empleos.
Quizá algunos de nosotros consideremos que el COVID vino a cambiar muchas cosas, incluyendo el ámbito laboral. Aunque se nos olvida que nuestros antepasados también tuvieron que lidiar con diferentes situaciones y con una gran visión fomentaron una lealtad laboral.
Será acaso que se ha perdido la conexión emocional y que ahora las nuevas generaciones le otorguen mayor importancia a otro tipo de prioridades.
Esto me hizo recordar mi niñez concretamente en las ciudades fronterizas del noreste del país donde se gestionó un “boom” de maquiladoras y los empleados cambiaban de una a otra simplemente porque el uniforme aparentemente era de mejor calidad.
Sin embargo, no creo (aunque puedo estar equivocado) que la rotación de personal sea cuestión exclusiva de mandos medios y mas bajos dentro del organigrama.
Como pregunta de investigación planteo si a nivel directivo y de miembros del consejo, la rotación también pudiera estar asociada con los retornos de capital y más aún en un entorno operativo que se vislumbra desafiante con proyecciones de crecimiento a la baja y presiones inflacionarias aún persistentes para 2023.
Independientemente la explicación, qué acción se deberá tomar para minimizar la rotación de personal. Acaso es una cuestión de saber cohesionar a toda la organización. Suena fácil, pero la pregunta es cómo. ¡Se aceptan sugerencias!
En otras palabras, cómo reunir a un equipo bien estructurado para maximizar el rendimiento y enfrentar los desafíos y oportunidades que se presentan actualmente en una cultura organizacional donde conviven diferentes generaciones con estilos y preferencias de vida muy diferentes.
Por último, aprovecho este espacio para agradecer a todos los lectores permitirme un año más llegar a cada uno de ustedes. ¡Les deseo lo mejor para este 2023!
El autor es economista por el Tecnológico de Monterrey (Campus Monterrey) con máster en finanzas y administración, ambos grados por EGADE. Actualmente es Director de Estudios Económicos y Relación con Inversionistas de Grupo Unicco, aunque las opiniones aquí plasmadas son a título personal.
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.