¿Funciona el programa de protección a periodistas de la CNDH?
Las amenazas y los ataques contra las libertades de expresión y de comunicación inhiben las libertades informativas y nos afecta a todos como sociedad con aspiraciones democráticas.
Comisionado del INHAI
Simplemente, no encontraron cifras y datos recientes al respecto. Alguien –que no importa quien fue, pero que es muy importante lo hubiera hecho–, requirió vía solicitud de acceso a la información a la CNDH, el informe actualizado del número de ataques a medios informativos durante 2022. Le respondieron que eso se lo preguntara a la Fiscalía General de la República.
O sea, que no les concierne (que son incompetentes para atender esa cuestión). Pero, si para eso existe un programa de agravios a periodistas que debe efectuar la Quinta Visitaduría del Ombudsman nacional (la CNDH), especialmente, porque somos el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo y eso no solo afecta al gremio que asume el riesgo de cubrir las fuentes informativas; las amenazas y los ataques contra las libertades de expresión y de comunicación inhiben las libertades informativas y nos afecta a todos como sociedad con aspiraciones democráticas.
En el portal de la CNDH estuvo esa información del 2005 al 2017, ahí se daba cuenta de 52 lamentables incidentes violentos en contra de agencias informativas.
Conviene recordar que hace tres décadas, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos nació, en principio y como misión primordial, para erradicar la tortura que de manera sistemática ejercían y con lujo de impunidad los policías en trance de investigar y perseguir los delitos. La era de la tortura oficial.
Con el inicio del nuevo siglo (año 2000), otro penoso rasgo vino a ensombrecer el solar nacional, el incremento del hostigamiento y los crímenes de periodistas y activistas de la sociedad civil organizada, pero no solo por parte de sicarios oficiales (agentes del Estado). A partir de entonces, la violencia desatada en contra de los periodistas, activistas de causas urgentes en democracia y de los migrantes, otro colectivo en constante peligro. Durante los últimos años, la pugna territorial de los carteles dejó de atacar exclusivamente a sus rivales (guerra entre carteles y/o corporaciones del narcotráfico).
Hoy la violencia más desgarradora la efectúan en contra de la población abierta. ¿Quiénes? “Los nuevos factores reales de poder”: los cárteles (la delincuencia organizada a gran escala) y los intereses siniestros que amasa el narcopoder (con la participación de funcionarios cómplices y empresarios coludidos con el crimen organizado.
Ahora, la síntesis oprobiosa de la violencia generalizada en términos de inseguridad pública expansiva se puede denominar: la era de la desaparición selectiva de personas en medio del caos público y la impunidad estructural.
La semana pasada, el INAI ordenó a la CNDH buscar para encontrar esa información que debe obrar en sus archivos, entregarla completa al solicitante y publicar esos datos de manera actualizada. La información pública debe alumbrar el camino de la ciudadanía, de otro modo se desplaza a ciegas, dando tumbos y experimentando la omisión del principio de legalidad y la sustitución de ese principio por el de oportunidad.
No basta que existan las instituciones que garantizan mecanismos de defensa y protección de los derechos y las libertades esenciales, es imprescindible que sus actuaciones sean difundidas para propiciar la confianza ciudadana que permita, en casos concretos, acudir a dichas instituciones a buscar refugio o a requerir su decidida intervención.