De padre a hijo
Detrás de cada toro que pisa el ruedo en cualquier plaza de toros, existen un sinnúmero de historias que hacen de esta cultura una rica narrativa que inspira a escritores y comunicadores.
Agradezco de corazón las innumerables muestras de cariño que recibí de esta casa editorial, mi casa, y del Financiero Televisión con motivo del fallecimiento de mi señor padre, a quien además de la vida le debo vivir bajo los valores de la tauromaquia y el ser aficionado a los toros; lo que me ha dado amigos, experiencias, vocación y una manera de entender la vida y la muerte. Descansa en paz padre.
Ayer, domingo de toros, falleció Luis Ramón Carazo, colega comunicador taurino, economista, gente culta, un buen hombre, excelente charlista e hijo también de un apasionado del toreo: el recordado Arenero, comentarista taurino de otras décadas quien influyó en que muchos de los aficionados de mi generación nos enamoráramos del respeto y la pasión por los toros. A su familia un respetuoso abrazo y mi más sentido pésame.
El toreo produce anécdotas magníficas, detrás de cada toro que pisa el ruedo en cualquier plaza de toros, existen un sinnúmero de historias que hacen de esta cultura una rica narrativa que inspira a escritores y comunicadores.
El sábado pasado, 22 de abril, en el ruedo de la Real Maestranza de Sevilla dentro del marco de la Feria de Abril, se entrelazó una bella historia que encierra el misterio de la bravura, la dureza de la vocación de ser torero y la grandeza del toreo.
Manuel Escribano, matador de toros de Gerena, Sevilla, con 18 años de alternativa y cuya historia esta plagada de dureza, olvido, dedicación, triunfo, sangre, gloria y buen toreo. Torero completo, espectacular en banderillas, solvente y poderoso con la muleta, nunca exento de arte, auténtico, de absoluta entrega en cada tarde.
Sus primeros años de alternativa fueron de total olvido por parte de los empresarios, no bajó los brazos, dedicó mayor ahínco a su preparación, hacerse torero sin torear, misión casi imposible salvo que se tenga la vocación y fuerza mental de los privilegiados.
El toro a todos les da una oportunidad, ésta llegó para Escribano el 21 de abril de 2013, entró a la última corrida de la feria de Sevilla en sustitución del maestro Juli, herido gravemente días previos. Ese año el Juli había decidido torear la corrida de Miura y con el toro Datilero del temible hierro sevillano, Escribano, se encumbró y lanzó su carrera al estrellato, cobrando la recompensa de no perder la ilusión de un sueño.
Tres años después en el mismo albero sevillano, Manuel, se encuentra con el toro Cobradiezmos del hierro de Victorino Martín, quizá uno de los toros más bellos y bravos de la historia de la tauromaquia. La embestida de ese toro hubiese terminado con la carrera de más de un torero, sin embargo, Escribano generosamente le toreó por bajo, en muletazos largos, interminables, haciendo lucir la maravillosa puesta en escena de la bravura acompañada de la clase al embestir, gloria ganadera al ser indultado el toro más guapo del que tengo yo memoria. Se fue al campo a padrear.
En plena actividad taurina veraniega, ese año, un toro de Adolfo Martín en Alicante le infiere terrible cornada, con arrancamiento de safena y femoral, en el triángulo de Scarpa, que puso su vida al borde de la muerte.
Tres años después, en plena feria de San Isidro en Madrid, otro toro de Adolfo le atraviesa el muslo izquierdo poniendo de nuevo en serio peligro su vida.
Este año incomprensiblemente se queda fuera de San Isidro, pero no de Sevilla. El destino y el toreo le ponen en su lote a un hijo de Cobradiezmos, parecido al padre en hechuras y comportamiento para que Manuel demostrara una vez más lo buen torero que es y que merece, por sus condiciones y la sangre derramada en los ruedos, que el toreo le reconozca estando en todas las ferias del mundo.
Patatero de nombre, bravo con clase, embestida arrastrando el hocico por el dorado albero, toreo por bajo, poderoso, no exento de arte y sentimiento. Faena de dos orejas. Una vez más la tauromaquia nos da lecciones de valores a esta sociedad que parece sin rumbo. La importancia de la relación padre e hijo en humanos y en el toro bravo.