Luis Treviño Chapa: Explorar, idear y experimentar; la ruta de la innovación
Seguramente te has cepillado los dientes en algún momento de tu vida con un cepillo de la marca Oral B. Llevan años siendo los líderes en su categoría y pudiéramos afirmar que son los expertos en el tema. Si alguien sabe lo que una persona necesita en cuanto a su higiene bucal, son ellos. Aun así, la vida puede sorprendernos, incluyendo a las personas con toda la experiencia del mundo y Oral B lo vivió de primera mano.
Hace tiempo, ellos identificaron una enorme oportunidad; la de vender cepillos de dientes para niños. En su camino para desarrollar este producto, había un supuesto en su estrategia; que los cepillos de dientes infantiles debían ser más pequeños y más delgados que los de los adultos, ya que los niños tienen manos más pequeñas. Tiene sentido, ¿verdad?
Seguramente muchos directivos en su lugar se apresurarían a producir estos pequeños y delgados cepillos infantiles para lanzarlos en cuanto fuera posible. Sin embargo, el equipo de Oral B tomó una ruta diferente. En lugar de trabajar en base a las suposiciones que tenían, decidieron trabajar en este proyecto junto con la empresa de innovación IDEO, que es reconocida por haber popularizado el concepto de “design thinking”.
Uno de los pasos en la metodología de IDEO es el enfoque de observación, donde empleados de las dos empresas observaban como los niños se lavaban los dientes para analizar su comportamiento. Durante ese proceso de exploración tuvieron un hallazgo que cambió las reglas del juego.
Resulta que en su análisis descubrieron que, cuando los niños se cepillaban los dientes, usaban todo el puño y sostenían el cepillo demasiado alto de un extremo, lo que hacía que se golpearan la cara mientras se cepillaban. Si de por sí, convencer a los niños de lavarse los dientes es un calvario, esto hacía que la experiencia fuera además desagradable.
A partir de esta información, se identificó una solución; que los niños no necesitaban un cepillo delgado, sino que, al contrario, necesitaban uno gordo y blando. La dinámica de observación ayudó a Oral B a identificar este descubrimiento y como consecuencia lanzaron el cepillo de dientes para niños más vendido del mundo durante 18 meses.
La anterior es una gran lección para comprender lo importante que es hacer a un lado las suposiciones y cegueras de taller. El exceso de confianza, la soberbia y la falta de curiosidad, comúnmente provocados por el hecho de sentirse experto, pueden convertirse en peligrosos cánceres, ya que se pierden de vista oportunidades o detalles de la situación que se vive. Para erradicar esta forma de trabajar e innovar de mejor manera, existen tres elementos que toda empresa debe tener; la capacidad para explorar, idear y experimentar.
Explorar.
Así como Oral B., debemos entender que, por más expertos que seamos en alguna industria, los mercados cambian. Los cambios generacionales (generación x, millennial o centennial) y los cambios en la tecnología, son algunos de los factores que modifican los comportamientos y estilos de vida de las personas. Por lo tanto, es necesario explorar y observar de manera directa y constante a los usuarios y no sólo dependiendo de la investigación externa. Hay que arremangarse la camisa e ir directamente a observar su comportamiento.
Idear
Por muchos años la creatividad ha sido mal catalogada. Se ha pensado que sólo unas cuantas personas son creativas; las afines a las artes y a la comunicación. Este pensamiento limita mucho la capacidad para que una organización pueda generar ideas. Hay que desmitificar la creatividad. La realidad es que todas las personas pueden ser creativas si están en el ambiente propicio.
Con una buena metodología de “brainstorming” (lluvia de ideas), diversidad de perfiles y apertura de los equipos, se pueden generar grandes ideas que se pueden convertir en productos o servicios.
Experimentar
Hay que tener la apertura y flexibilidad para experimentar. Nos asombramos cuando vemos grandes lanzamientos de un producto, como aquellos que hacía Steve Jobs de manera espectacular. Sin embargo, algo que detiene a las empresas a innovar es la gran cantidad de recursos que se necesitan para lograr esos lanzamientos masivos y que, además, no siempre garantizan el éxito.
Hoy existe una tendencia por tomar el camino contrario y aventurarse a realizar lanzamientos “imperfectos”. Las metodologías “lean startup” y el “design thinking” promueven el desarrollo de prototipos prácticos y económicos (conocidos como producto mínimo viable) con el objetivo de lanzar pruebas piloto de una manera rápida y con bajo riesgo. Esto se hace con la finalidad de ir aprendiendo sobre la marcha, modificar si es necesario y tomar riesgos calculados.
Con una mentalidad de innovación que te permita explorar, idear y experimentar, la cultura organizacional cambia y potencializa la posibilidad para aprender y generar nuevas ideas que puedan hacerse realidad y que finalmente pone a las empresas en mejores condiciones para ganar.