Rosa Nelly Trevinyo: Los deberes de una princesa

Cumplir la mayoría de edad es, sin lugar a dudas, la ilusión de muchos jóvenes. Mientras para algunos representa la oportunidad de asistir a las reuniones de formación del protocolo familiar; para otros, entraña votar o poder entrar a un “antro”. Y es que, dependiendo de quiénes seamos y en qué familia hayamos nacido, los alcances—y las responsabilidades—son diferentes…

Por ejemplo, el día 31 de octubre pasado, marcó la vida de la Princesa de Asturias. En una jornada—llamada por algunos, un día de satisfacción nacional—Leonor, en calidad de futura Reina de España, juró a sus 18 años, la Constitución. Prometió y se comprometió a “guardar y hacer guardar” la Ley a lo largo de su vida.

Aunque a simple vista pudiera parecer un acto político, para la Familia Real este evento es de trascendencia mayúscula. Y es que, no sólo garantiza la continuidad de la monarquía, sino que concientiza a la Princesa sobre su futuro rol, incluidos sus deberes.

¿Qué deberes implícitos conlleva la jura? ¿Qué lecciones podemos extraer para los miembros de siguiente generación en la empresa familiar?

Deber # 1: Asimilar que el Poder es para Servir no para Servirse.

El acto simboliza la subordinación de la Corona al pueblo soberano, comprometiendo a la futura reina a respetar y defender los derechos de los ciudadanos y las comunidades. La señal es clara: la monarquía no está por encima de la soberanía popular, sino que actúa como su defensor y garante. Y es que, para reinar—o, mejor dicho, para servir—se requiere madurez emocional. Y ésta sólo se alcanza cuando los miembros de siguiente generación tienen claros los límites del rol que asumirán (para quién trabajan). El poder sin límites deviene en abusos; y los abusos catalizan conflictos familiares, empresariales y sociales.

Deber # 2: Exhibir Ejemplaridad en el Comportamiento.

A partir de ahora, Leonor deberá abrazar el deber de ejemplaridad y cuidar las formas… Y es que, en su posición, incluso su vida sentimental se convierte, de algún modo, en un asunto de Estado. Lo mismo sucede con los miembros de siguiente generación en la empresa familiar, quienes deben comprender que sus actitudes y comportamientos contribuyen, lo quieran o no, a construir o destruir la reputación de su familia y empresa. La ejemplaridad en el comportamiento es una responsabilidad de cualquier integrante de una dinastía familiar—y más, de un potencial sucesor/a.

Deber # 3: Demostrar Valía en su Función.

Todo miembro de siguiente generación debe saber que, para mantenerse en el poder, NO BASTA con ser designado “el” o “la” sucesor/a. Su labor más importante es demostrar valía a lo largo del tiempo. Sólo aquellos que muestren que su acción y función agrega valor a la empresa o a la sociedad adquirirán la legitimidad para poder liderar y dirigir exitosamente. En el caso de la Princesa Leonor, tendrá que demostrar con acciones, la utilidad de su persona y de la institución que representa. En el caso de los miembros de siguiente generación, deberán probar con hechos, su capacidad para crecer el negocio, unir a la familiar y nutrir el patrimonio.

Deber # 4: Comunicar y Vivir Valores Integradores.

Lo que hace única la gestión de cada soberano o líder de empresa son los valores que comunica y vive. Gracias a ellos define prioridades, toma decisiones y convence a los demás de las ventajas de unirse a un proyecto común, ya sea empresarial o de país. Para regir, la futura reina deberá conectar con las nuevas generaciones y lograr su aceptación. Para avanzar empresarialmente, los miembros de siguiente generación habrán de unir a la familia empresaria y lograr su apoyo. En ambos casos, ejercer valores como el esfuerzo, la auto-limitación, la fidelidad a la palabra dada, la solidaridad, la austeridad y la humildad les permitirá ganarse la autoridad y el respeto de los demás.

Deber # 5: Practicar el Stewardship y la Conciencia de Continuidad.

“Hija mía, procuraré que esta corona te llegue a ti con el menor número de espinas” así reza la caricatura con la que el periódico español La Razón cierra su edición del 31 de octubre de 2023. Aunque esta expresión pretendía ser una sátira política, lo cierto es que, para que una transición sea ordenada y sana, es preciso contar con un compromiso entre generaciones. Ser guardianes de la riqueza (stewardship) implica no sólo crecer el patrimonio, sino también preocuparnos por entregarlo de una mejor manera. Sólo estando conscientes de esta labor de continuidad podremos garantizar la trascendencia del legado familiar a lo largo de las generaciones.

¿Así o más claro?

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