Rogelio Segovia: ¿A menor jornada, menor productividad?
Los argumentos de quienes se oponen a la reducción de la jornada son principalmente dos: el impacto económico, y la pérdida de productividad que sufrirán las empresas.
La propuesta de reducción de la jornada laboral en México, la cual establece en términos generales, además de dos días de descanso obligatorio, la reducción de la semana laboral de 48 a 36 horas, sigue estancada en el Congreso. Tirios y troyanos siguen en pugna con argumentos irreconciliables, y sin vistos, al menos de momento, de conciliar sus posturas.
Por lo pronto, el pasado 12 de diciembre se acordó instalar una Comisión de Trabajo que tendrá a su cargo el estudio, análisis, revisión, discusión y, en su caso, modificación de esta iniciativa. Se prevé que la comisión termine sus actividades en marzo de 2024, para que de ahí se siga el procedimiento legislativo en ambas Cámaras. “Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión”.
Los argumentos de quienes se oponen a la reducción de la jornada son principalmente dos: el impacto económico, y la pérdida de productividad que sufrirán las empresas. El primer argumento es cierto, el segundo, el de la productividad, quizá no lo sea del todo.
Se estima que la implementación de la reforma tendrá un impacto de un 20 % en el costo de la nómina. Este impacto puede llegar a ser de hasta un 40 % por el pago de horas extra dobles, pagos triples, etc. También, se debe considerar que solo en el último año las empresas han enfrentado tres aumentos de costos y están tratando de lidiar con esto: incremento al salario mínimo a adobe digito, la reforma de vacaciones que fue de 6 días al año a 12 y una mayor aportación patronal a las pensiones.
El otro argumento es el de la productividad, y que quizá, en este, estamos partiendo de premisas falaces. Para desmitificar este razonamiento quizá podamos echar un vistazo a la “Ley de Parkinson”. Esta ley, y la cual se refiere humorísticamente a la idea de que el trabajo tiende a expandirse para llenar el tiempo disponible, fue formulada por el historiador Cyril Northcote Parkinson. O dicho de manera más sencilla, a las personas nos encanta perder el tiempo.
Veamos un ejemplo de esta ley: Imagina que tienes que limpiar tu habitación y tienes todo el día para hacerlo. Según la Ley de Parkinson, es probable que termines usando todo el tiempo que tienes disponible para limpiarla, aunque podrías haberlo hecho en una hora o dos. Esto sucede porque, al tener tanto tiempo disponible, puedes permitirte ser menos eficiente, tomar descansos más largos, ojear alguna revista que te encuentres, distraerte en el celular, etc.
De manera constante nos asombramos de que México sea, a nivel mundial, uno de los países en los cuales se trabaja más horas, y la gente suele ser muy poco eficiente. Ya en este mismo espacio comentamos que el trabajador latinoamericano promedio, en términos reales, produce lo mismo que hace 40 años. E incluso señalamos que la revista The Economist publicó un artículo llamado ‘Tierra de trabajadores inútiles’ en el que se apunta que el crecimiento anual de la productividad en LatAm desde el año 2000 se ha mantenido entre un 0.2 % y un 0.5 %, mientras que en Asia Oriental supera el 2 % cada año (¿Por qué los trabajadores latinoamericanos somos improductivos?, 26 de septiembre, 2023).
Es en este sentido, en el de la falta de productividad del empleado mexicano, que los empresarios mexicanos han externado que “no es momento de reducir la jornada laboral”, y que más bien “tenemos que trabajar en aumentar la productividad”.
¿Será que el círculo vicioso de la falta de productividad es impulsado por el exceso de horas que trabajamos?, ¿es esta la razón por la cual en naciones con mayor empleo a tiempo parcial y una menor carga horaria laboral, tienen una productividad es más alta?
Dado que así ha sido siempre y que nuestro contexto cultural mexicano es el de trabajar muchas horas, independientemente de si somos o no productivos, es que asociamos la reducción de la jornada laboral a una menor productividad de los empleados.
Quizá llegó el momento de analizar desde otra perspectiva, y con otros ojos, este tema.
Epílogo.— La Cámara de Diputados aprobó una ley que permite a los padres tomar 20 días de permiso pagado cuando tienen un nuevo hijo o adoptan. Este permiso puede extenderse a 30 días si hay complicaciones después del parto. La iniciativa debe aún pasar por el Senado. Más costos laborales para los patrones… Que estos días sean un tiempo de paz, amor y unión para todos, independientemente de sus creencias religiosas o culturales.
El autor es Doctor en Filosofía, fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent, y Profesor de Cátedra del ITESM.
Contacto: rogelio.segovia@thinktalent.mx