Rafael Velázquez: La política exterior en las campañas presidenciales
En las campañas presidenciales del 2024, la política exterior no ha sido una prioridad entre los tres candidatos al cargo. Los aspirantes a encabezar el gobierno federal para el sexenio de 2024-2030 están enfocando sus discursos y propuestas en materia de política interna, especialmente en los ámbitos sociales, económicos, políticos y de seguridad.
Sin embargo, han dedicado poco tiempo a presentar sus ideas de cómo México se insertará en la dinámica internacional durante su administración. En esta lógica, la culminación y el inicio de una nueva administración presidencial ofrecen una magnífica oportunidad para evaluar lo hecho y plantear el rumbo que el país puede tomar en materia de política exterior para los siguientes seis años. En esta ocasión, el tema resulta relevante porque se han generado expectativas sobre las posibilidades de continuidad o cambio que tendrá el siguiente gobierno respecto a la administración saliente.
Durante el sexenio de López Obrador, la política exterior no tuvo prioridad. Incluso, México se involucró en diversas crisis diplomáticas con algunos países de América Latina que eran innecesarias.
En esta lógica, la política exterior de López Obrador fue inconsistente porque el presidente planteaba que sus acciones y decisiones se basaban en los principios tradicionales de México, como la No Intervención.
Sin embargo, en varias ocasiones el presidente intervino en asuntos internos de otros países, como fue el caso de Bolivia, Perú y Ecuador, cuando tuvieron problemas internos. Incluso, esas tres naciones declararon personas non gratas a diplomáticos mexicanos, incluido el presidente. Este dato indica que existían fallas en la política exterior de México. Además, el presidente tuvo pocos viajes externos y no participó en cumbres de alta relevancia para el sistema internacional. Por lo tanto, México perdió presencia en los foros internacionales.
En las campañas, los tres candidatos no han hecho alusión explícita a su programa de política exterior. Solamente hubo un evento en la Universidad Iberoamericana en donde tres representantes de los aspirantes plantearon las propuestas de política exterior de cada coalición y partido político. En los documentos partidistas, existen amplias coincidencias en la materia. Es normal que en campaña los candidatos prometan que México tendrá un mejor desempeño en asuntos internacionales.
Todos plantean el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas del país ya sea en el plano multilateral o bilateral. Sin embargo, existen algunas diferencias. Por ejemplo, el documento de Claudia Sheinbaum plantea los logros de la 4T en el tema y enfatiza la continuidad de una política exterior basada en los principios constitucionales. En cambio, las plataformas de Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez proponen algunos cambios como una forma de crítica a la política exterior actual de López Obrador.
El documento de Sheinbaum, titulado 100 pasos para la Transformación, plantea cinco ejes: 1) mecanismos de participación; 2) liderazgo en América Latina; 3) presencia en foros internacionales; 4) desafíos en la movilidad humana; y 5) fortalecimiento de las capacidades de la Cancillería. Por su parte, Xóchitl Gálvez propone seis ejes temáticos: 1) multilateralismo y responsabilidad global; 2) diplomacia y cooperación internacional; 3) migración y relación con Estados Unidos; 4) economía y comercio internacional; 5) seguridad y defensa; y 6) desarrollo sustentable y cambio climático. Finalmente, Jorge Álvarez Máynez enfatiza una política exterior de Estado; también busca fortalecer el Servicio Exterior Mexicano; rediseñar la política migratoria; fortalecer la participación de México en foros internacionales; y promover la cooperación con Estados Unidos, entre otras propuestas.
En este contexto, la siguiente administración debe reconocer que la política exterior es un instrumento clave para impulsar el desarrollo social, económico y político del país, por lo que ésta tiene que ser una prioridad en el proyecto de nación del nuevo gobierno.
Así, la política exterior será, de manera ineludible, una palanca para el desarrollo nacional. Además, la próxima presidenta deberá evitar involucrarse en crisis diplomáticas con los países de América Latina y recomponer sus vínculos diplomáticos.
Asimismo, la siguiente administración deberá fortalecer la relación con América del Norte para fomentar el crecimiento económico a través del comercio y las inversiones. Con Europa y Asia, la lógica debe ser igual.
En los organismos multilaterales, México deberá incrementar su participación para recomponer el posicionamiento del país en el mundo. Finalmente, la próxima administración deberá proyectar una política exterior que apoye el desarrollo de los gobiernos estatales y municipales. El impulso del fenómeno del nearshoring es una alternativa viable para este propósito.
El autor es profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT y es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Es presidente del Centro de Enseñanza y Análisis sobre la Política Exterior de México (CESPEM).