Una niña de siete años entre los cinco muertos en un naufragio en el Canal de la Mancha
La tragedia coincide con el primer día de la aprobación de la controvertida ley que permite la deportación de inmigrantes ilegales a Ruanda
Mientras el premier Rishi Sunak celebraba con el núcleo duro de sus filas la aprobación de una polémica normativa migratoria que plantea serias dudas sobre su legalidad, cinco personas, entre ellas una niña de siete años, morían ayer al intentar cruzar el Canal de la Mancha en una pequeña patera. El líder conservador aseguró que las muertes servían como “recordatorio” de por qué quiere disuadir a los traficantes de personas. Pero las ONGs recalcan que el controvertido plan no conseguirá parar a la bandas criminales y a personas desperadas, sino que creará aún más tragedias.
El propio líder de la oposición laborista, Keir Starmer, que tiene todas las papeletas para convertirse en el próximo inquilino de Downing Street, describió la política como un “truco” que no funcionaría, pero que costaría “una fortuna absoluta”. Asegura que eliminará a menos del 1% de los que llegan ilegalmente al Reino Unido y que el dinero debería emplearse en enfoques “más mundanos y prácticos” para mejorar la seguridad fronteriza y detener a las bandas “que dirigen este vil comercio”.
Por su parte, la portavoz de Interior del Partido Laborista, Yvette Cooper, calificó el plan migratorio de tener un precio “exorbitante” y aseguró que si su partido gana las próximas elecciones generales presentará un plan alternativo “ para reforzar nuestra seguridad fronteriza, para perseguir a las bandas criminales y sus redes en toda Europa”.
La gran promesa del Brexit fue “recuperar el control de la fronteras”. Pero nada más lejos de la realidad. En lo que va del año, más de 6.000 inmigrantes y refugiados han hecho el viaje, un aumento de aproximadamente una cuarta parte con respecto al mismo período del año pasado.
El Gobierno británico pagó 240 millones de libras (278 millones de euros) a Ruanda a finales de 2023 para albergar a los refugiados. Aunque el pago total será de, al menos, 370 millones de libras para los próximos cinco años. Si se envía a más de 300 personas a Ruanda, el Reino Unido pagaría un complemento de 120 millones de libras para ayudar a impulsar la economía del país africano, con pagos adicionales de 20.000 libras por persona reubicada. Las cifras oficiales publicadas anteriormente sugerían que trasladar a cada individuo a un tercer país costaría 63.000 libras más que mantenerlos en el Reino Unido.
Con todo, Sunak afirmó que el plan de Ruanda “permitirá literalmente ahorrar miles de millones a largo plazo”, aunque no especificó cifras. El sistema de asilo del Reino Unido cuesta casi 4.000 millones de libras al año, incluidos unos 8 millones de libras al día en alojamiento en hoteles.
Para abaratar costes, en lugar de hoteles, el Gobierno mandó el año pasado a los solicitantes de asilo a la denominada “prisión flotante”, un buque de tres pisos con 222 camarotes amarrado en el puerto de Portland (Dorset, Inglaterra). Muchos de los propios parlamentarios conservadores lo llamaron “el barco de la vergüenza”.