Chile rechaza Constitución redactada por la derecha y la extrema derecha: 55% votó en contra
Chile ha emitido un claro rechazo a la propuesta de una nueva Constitución redactada por un Consejo Constitucional dominado por fuerzas de derecha y ultraderecha. Con el 99% de los votos escrutados, la opción en contra ha superado a la alternativa a favor con un 55% frente al 44% en el plebiscito constitucional celebrado este domingo, con una destacada participación del 83%.
Este resultado, aunque previsible según encuestas previas al período de veda, marca el fin de un proceso constituyente de cuatro años y devuelve a Chile al punto de partida de noviembre de 2019.
Chile establece un récord al rechazar dos propuestas de Constitución en un lapso de 15 meses, siendo la anterior liderada principalmente por una convención de izquierda. A pesar de la redacción por un Consejo Constitucional de derechas, el país ha demostrado civismo en el proceso, con mesas de votación bien organizadas y una participación masiva.
Durante este proceso constituyente, Chile ha exhibido un ejemplo de civismo con la instalación puntual de mesas de votación, millones de ciudadanos esperando pacientemente para sufragar y un Servicio Electoral respetado que entregó rápidamente los resultados.
Las opciones en la papeleta eran a favor y en contra de un texto redactado por un Consejo Constitucional dominado por las derechas, especialmente la conservadora del Partido Republicano, afín a los tardofranquistas y neofascistas españoles de Vox.
Eligiendo entre lo malo y lo peor: el voto de izquierda en predicamento
Las izquierdas se vieron obligadas a elegir “entre algo malo y algo pésimo”, como expresó la expresidenta Michelle Bachelet. Paradójicamente, este bloque, descontento con la propuesta, optó por mantener la Constitución de la dictadura, demostrando su desacuerdo con la nueva redacción.
Aunque la opción en contra contaba con el respaldo del oficialismo, también atrajo a sectores de centroizquierda y agrupaciones ultra. Este resultado otorga un respiro al Gobierno de Gabriel Boric, ya que un resultado contrario habría significado una debacle. Aunque no celebran, reconocen el alivio.
Las derechas, especialmente el Partido Republicano liderado por José Antonio Kast, han sufrido una derrota evidente. Después de esta contundente diferencia entre las opciones, la derecha tradicional buscará reclamar el cambio de hegemonía y recuperar su espacio. José Antonio Kast reconoce la derrota con claridad y humildad.
El debate ideológico sobre la Constitución de Pinochet
Para la izquierda, el texto rechazado representaba una radicalización del proyecto neoliberal de 1980, alejándose de los valores de secularización y sentido común de la sociedad chilena actual. Defensores del texto, por otro lado, argumentaban que no era una “Constitución de derecha”, sino que proponía mejoras clave, como financiar bienes básicos con rentas generales y garantizar una provisión mixta en salud, educación y pensiones.
El debate sobre el futuro constitucional del país continuará, mientras Chile se enfrenta a la tarea de construir consensos y avanzar hacia un modelo que refleje las aspiraciones de su sociedad actual.
No habrá más intentos en Chile
Con el cierre del plebiscito de este domingo, Chile concluye sus esfuerzos por modificar la Constitución. “Sea cual sea el resultado, el proceso constituyente se cierra acá”, afirmó al votar Camila Vallejo, la portavoz del Gobierno de Gabriel Boric y militante comunista. Evelyn Matthei, alcaldesa de derecha de Providencia, uno de los sectores más acomodados de Santiago de Chile, expresó en la misma línea: “Lo único que espero es que finalmente cerremos esta etapa”. Matthei es una figura destacada de la derecha tradicional y una de las principales candidatas para las elecciones presidenciales de 2025, donde se enfrentará a un fuerte competidor de la extrema derecha, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, quien ganó la primera vuelta contra Boric en 2021.
En Chile, se habla de “fatiga constitucional” para explicar la apatía de los votantes, quienes han mostrado más bien indiferencia en este segundo intento de cambiar la Constitución. La participación masiva en las urnas se atribuye principalmente a la obligatoriedad del voto, reinstaurada el año pasado. Las preocupaciones de los chilenos se centran en otras urgencias que no se resolverían con una nueva Constitución.