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La Nacion Costa Rica
Май
2023

Eduardo Lizano, expresidente del Banco Central, algodonero y asesor de tres papas en el Vaticano

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Eduardo Lizano, expresidente del Banco Central,  algodonero y asesor de tres papas en el Vaticano

Eduardo Lizano Fait cumplió 89 años. Conversó con ‘La Nación’ de sus vivencias personales más allá del mundo de la economía. Iba a ser ingeniero, se interesó por la filatelia y trabajó muy cerca de siete presidentes de Costa Rica

A sus 89 años, Eduardo Lizano Fait, quien fungió cuatro veces como presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), está convencido de que ejercitarse diariamente rinde beneficios. Por eso, dedica 45 minutos todas las mañanas a las caminatas en el parque cercano al edificio de apartamentos donde reside, en el barrio de Rohrmoser, en la capital costarricense.

Afable y amable. Vestido de impecable traje oscuro y ya sin el rigor de usar corbata, recibió al equipo de La Nación personalmente, luego de acordar la cita un día antes. Tras una breve espera, se presentó a una pequeña sala ubicada en la planta baja del edificio donde habita, esbozando una sonrisa y con un firme apretón de manos. “Bienvenidos, llegaron temprano”, asintió.

Habló de su vida personal, mantuvo dibujada una sonrisa que por momentos sustituía con gestos y ademanes relacionados con los recuerdos que fluían durante los 64 minutos que duró la entrevista. “Muchas gracias por venir”, fue la frase con la que inició la conversación, luego de aceptar con gusto la prueba de audio “1, 2, 3 probando”, dijo entre risas.

Estuvo casado por más de 60 años con Teresa Di Mare, fallecida en setiembre del 2022 con quien procreó tres hijas, Ana Cristina y María, gemelas, y Eugenia quien siguió sus pasos como economista.

Es autor de por lo menos una docena de libros y ha contribuido en otros tantos, además de múltiples ensayos.

– Sus orígenes. Hace 89 años en Puntarenas. ¿Cuáles son los principales recuerdos de su infancia?

– Me acuerdo bastante, aunque no tanto de Puntarenas, porque desde muy joven me mandaron aquí a San José, pero sí recuerdo la Puntarenas de calles no pavimentadas, sino polvorientas, ahí empecé a tener contactos con la parte exterior del país, eso que a uno le llama la atención de por qué hay una población que tenía los ojos rasgados, teníamos una población china importante en Puntarenas, era uno de los lugares de entrada (al país), gran parte de la primera generación se quedó y los hijos ya se vinieron la Meseta Central, ese era el Puntarenas de aquellas épocas.

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”Estuve seis años en la Escuela Rafael Mora, de 1941 a 1946. En aquella época se reafirmó un poco la visión hacia el extranjero, porque era precisamente la II Guerra Mundial. Eso en el caso particular mío, se reafirmó con la afición que tenía a la filatelia, porque eso me obligó a ir a buscar dónde quedaba tal país, me recuerdo en algunos casos era difícil para mi entender y tuve que buscar ayuda por unas estampillas alemanas que tenían un resello que decía Togo y yo no entendía, me tuvieron que explicar que era una parte de África, que era una colonia alemana de la Primera Guerra Mundial.

”La filatelia me ayudó mucho a ver un poco el mundo, y por último, claro, está la lectura de Julio Verne, El viaje al mundo en 80 días, que era lectura más o menos obligatoria que era ir poniendo en un mapamundi el recorrido que se iba haciendo. Todo eso me hizo pensar, cuando después pasé al Colegio Seminario con los padres Paulinos, del 47 al 52, con un periodo trágico de la Guerra Civil de 1948, en donde uno o dos compañeros perdieron a sus padres de un lado o del otro lado, fue un periodo relativamente complicado, ahí la decisión que tomé y mis padres me apoyaron, era irme a estudiar al extranjero, no estudié la universidad en Costa Rica”.

– ¿Hacia dónde decidió irse?

– Me fuí directamente a Suiza. Mi idea original era estudiar Ingeniería Eléctrica, pero unas de esas cosas juveniles ya cuando llegué al terreno, porque en Suiza existe todavía, una de las escuelas politécnicas más importantes de Europa, la Escuela Tecnológica de Zúrich, y como yo había estado con padres alemanes y no era posible irse a Alemania todavía en esa época, entonces, bueno, me fui a Zúrich con la intención de estudiar Ingeniería Eléctrica, pero rápidamente me di cuenta que no estaba en mi terreno, aun antes de entrar a la universidad, ya había decidido más bien pasarme a ciencias económicas.

”El primer año lo hice en la Universidad de Zúrich y después de ese primer año, no me gustó mucho el sistema que ellos tenían, uno hacía los exámenes casi al final de la carrera. La educación en los cantones franceses en Suiza, como es el caso de Ginebra, usaban la técnica que cada semestre se hacían exámenes, preferí un poco la disciplina y me pasé de Zurich a Ginebra, ahí hice dos años y terminé la licenciatura”.

– ¿Qué lo inspiró o empujó a estudiar Economía, tenía algún referente?

– Fue sobre todo don Alberto Di Mare, que después llegó a ser mi cuñado, yo me casé con la hermana de Alberto. Me dice, mirá la Ingeniería Eléctrica me parece bien pero encuentro el tema restringido, por qué no buscas algo de políticas públicas, algo más amplio por así decir. Bueno y ahí me metí a ver los programas que tenían en Economía en Zúrich, y me pareció que era una carrera interesante y me incliné por la economía y ahí seguí.

”Cuando terminé la licenciatura decidí irme a Londres a hacer una maestría y ahí no fue fácil que lo aceptaran a uno, fuí a conversar con el profesor que daba Desarrollo Económico, que conocía mucho el Caribe porque nació en Santa Lucía y me hizo la entrevista y me aceptó. Estuve dos años en la Escuela de Economía de Londres”.

– ¿Cuándo retorna a Costa Rica?

– En el quinto año de estar afuera, mi papá me quitó la beca y me dice: “bueno muchacho” (risas), entonces ya me vine a Costa Rica, mi padre tenía negocios de madera en Puntarenas, tuvimos un aserradero, pero se comenzó a sembrar algodón en Costa Rica, entonces decidió con otro socio, traer de Estados Unidos una desmotadora de algodón para procesar algodón, de segunda mano, y comenzamos a instalarla...

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”Tenía la ventaja que el trabajo era muy intenso porque cuando teníamos la cosecha era 24 horas al día, pero era muy concentrado entre diciembre y marzo lo cual me permitía, como mi hermano se encargaba el resto del año, ya que durante la cosecha trabajábamos juntos, vivir en San José y ahí ingresé a la Universidad de Costa Rica, combinaba un poco esas actividades agrícolas en el verano y el resto del año lo trabajaba en San José”.

– Aquí se inicia su trabajo en el mundo académico entonces...

– En la Universidad de Costa Rica entré, no a enseñar, sino a un Instituto de Desarrollo Económico que Rodrigo Facio había creado, eso lo manejaba Raúl Hess que fue ministro de Hacienda. Había un economista, don Bernal Jiménez, que fue presidente del Banco Central, ministro de Planificación, ministro de Hacienda, presidente de la Asamblea Legislativa.

“Yo entré a la Universidad de Costa Rica vía la investigación y después de estar un par de años, se abrió la oportunidad de comenzar a dar un curso en la Escuela de Economía, entonces así fue como comencé a dar clases y ahí me quedé hasta que me pensioné”.

– ¿Cuántos años estuvo en la UCR?

– Bueno, para pensionarme estuve 20 o 22 años, simultáneamente y en forma paralela, una parte muy importante de mi carrera fue una verdadera romería en las instituciones autónomas de Costa Rica. La primera vez fue con don Francisco Orlich (presidente de Costa Rica 1962-1966), cuando se fundó el Instituto de Tierras y Colonización (ITCO), que ha sufrido varios cambios, creo que hoy en día se llama Inder, la persona clave era don Manuel Salazar, estuve en la junta directiva dos años, luego don Chico (Francisco Orlich) me dijo que me fuera al Banco Central, como miembro de la Junta Directiva.

”Los primeros cuatro años que estuve en el Banco Central no fue como presidente, fue como miembro de la junta directiva. Estuve dos años con don Chico y dos años con don José Joaquín Trejos (presidente de Costa Rica, 1966-1970). De ahí seguí cuando se fundó el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), estuve como tres años en la junta directiva y luego cuando se fundó el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit), donde estuve cinco años. Así estuve 14 años aprendiendo, tuve la oportunidad de conocer gente importante en cada uno de esos campos, de tal manera que en 1983, cuando don Luis Alberto Monge (presidente de Costa Rica, 1982–1986) me llamó al Banco Central (para ocupar el cargo de Presidente de la entidad) yo ya pues tenía bastante experiencia sobre cómo funciona el sector público costarricense y de varias áreas, eso me dió un bagaje importante”.

– A partir de entonces es que usted se especializa en banca central entonces...

– Ahí sí seguí solo con el Banco Central, estuve con don Luis Alberto dos años, estuve con Óscar Arias (1986-1990) cuatro años seguidos, después estuve fuera y entré otra vez cuatro años con don Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002) y estuve con don Abel Pacheco (2002-2006) en los primeros seis meses de la Administración. Estuve con cuatro presidentes (de la República) como presidente del Banco Central.

”Había estado en relaciones con don Chico Orlich, con don José Joaquín Trejos, con don Pepe (José) Figueres (1970-1974) y con don Daniel Oduber (1974-1978), así que me ha tocado estar con varios presidentes y puedo decir que no tuve problemas con ninguno”.

– Conversemos de su familia. ¿Cómo conoció a esposa?

– A mi esposa la conocí a través de su hermano, Alberto Di Mare, que habíamos sido amigos en la Federación de Estudiantes Católicos (FEC), era un movimiento de estudiantes de secundaria. En una de las visitas que hicimos conocí a Teresa y se estableció un noviazgo, ella estuvo dos años en Italia estudiando, cuando regresó formalizamos la relación hasta que nos casamos en 1961.

– Supimos que dedica atención constante a la Academia de Centroamérica, que ha presidido tres veces

– Yo tengo un nexo muy estrecho desde su fundación (1969) con la Academia de Centroamérica. Somos varios octogenarios que estamos en la Academia, que ahora se ha estado renovando y está trayendo gente de bastante menor edad para que se hagan cargo, sigo teniendo nexos porque tenemos un proceso en donde yo voy unas tres veces por semana a juntarme con la gente joven y aprender de ellos, ya ellos saben mucho más de lo que yo sé y por otro lado a ellos les interesa mi experiencia, entonces hacemos un intercambio de conocimientos, me parece que es beneficioso para ambos, me mantiene a mí al tanto de lo que está sucediendo en la disciplina aunque ya hay temas que trascienden mi comprensión, pero me interesa mucho mantenerme informado.

”Una costumbre que ya me está flaqueando es la de escribir, tengo una serie larga de publicaciones, el currículo es bastante extenso en cuanto a libros y publicaciones, ahora escribo mucho menos, me cuesta escribir”.

– Cuéntenos esa etapa de Eduardo Lizano cercano a la Iglesia Católica. Aclárenos algo: ¿Fue asesor del Papa Pablo VI?

– (Risas) Después del Concilio Vaticano II, una de las cosas que surgió de ahí fue la creación en el Vaticano (julio de 1971) de un organismo que se llama (Pontificio Consejo) Cor Unum (Un solo corazón) que era una organización directamente del papa (Pablo VI) que se preocupaba en temas de desarrollo social, en temas en general y entonces tenían que nombrar gente, generalmente hacen una distribución continental, no puede ser un grupo muy grande, entonces monseñor (Román) Arrieta me recomendó desde aquí en el Vaticano y me nombraron, entonces yo estuve como con tres papas, estuve con Pablo VI, con Juan Pablo I que solo estuvo como 30 días y con el papa Juan Pablo II.

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“Estuve ahí 10 años, porque luego que lo nombran a uno, lo tienen que probar el desempeño en latín, a los tres años deciden si lo nombran a uno o no, me nombraron en tres periodos de tres años y uno inicial cuando se estaba organizando. Estuve prácticamente como el único laico de América Latina en Cor Unum en donde habían discusiones de quién manejaba los diferentes programas, entre ellas las órdenes religiosas, o cómo coordinar la labor de las conferencias episcopales, porque había unas más de izquierda y otras más de derecha. Todo ese mare magnum (confusión) por así decir es lo que Cor Unum tenía que ver cómo se iba organizando”.

– ¿Una frase que la haga suya?

– Me parece que siempre tener pocos objetivos y tratar de alcanzarlos poco a poco.











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