Tres incongruencias que vivimos los docentes de inglés
Se debe tener vocación en nuestro trabajo, pero también condiciones favorables de crecimiento.
Como se ha comentado en varios sectores de nuestra sociedad, hay un rezago en la educación costarricense por diferentes factores, presupuesto, infraestructura, programas, conexión de internet, etc.; sin embargo, mi enfoque radica en tres aspectos vivenciales de un educador de idiomas en Costa Rica. A veces, el sentido común es el menos común de los sentidos…
Incongruencia N.° 1. El requisito que se volvió más importante que la carrera
He sido profesor de inglés por 13 años en el Ministerio de Educación Pública (MEP) y para nadie es un secreto que los docentes en este país no somos lo suficientemente “pobres” para recibir ayuda del Estado (bono de vivienda, etc.) ni lo suficientemente “ricos” para poder comprar lote y construir una casa; por lo que tenemos que recurrir a una serie de préstamos, ergo, el dinero nunca sobra.
Al fin, he tenido un dinero extra para pagar una licenciatura en la enseñanza del inglés, para mejorar mi categoría de MT4 a MT5 y así aspirar a mejores ingresos y mayores posibilidades de obtener una plaza en propiedad en el MEP. Para ello, me matriculé en una universidad privada, en su sede de Grecia.
Resulta que algún burócrata estableció como requisito el trabajo comunal universitario (TCU) sin un estudio real en las carreras que ofrecen las diferentes universidades. En mi época universitaria este requisito no existía, por lo que nos dedicábamos a la carrera.
Podríamos pensar que no es una ocurrencia, sino algo con sentido para el nivel de bachillerato y si no se está laborando tiempo completo, porque son de 150 horas a 300 horas de trabajo comunal, según la universidad en que se esté matriculado.
Con toda la carga de trabajo que la docencia conlleva, más las obligaciones propias de mantener una familia, ¿cuándo creen que un profesor de tiempo completo pueda completar dicho número de horas de TCU?
La universidad privada en la que me inscribí, obliga hacer el TCU en un único cuatrimestre, específicamente en el primero. Si usted hace el cálculo, 150 horas divididas entre 15 semanas que tiene un cuatrimestre, da como resultado diez horas por semana, por lo que implicaría que el estudiante de esta licenciatura imparta un curso de dos horas cada uno, cinco días a la semana, para cumplir con el requisito del TCU.
No se puede hacer otro trabajo, solo impartir lecciones, según me explicó la coordinadora, quien valientemente hizo el esfuerzo para que se me permitiera realizar el TCU en el segundo cuatrimestre, pero ante la imposibilidad de cambiar las cosas, ni siquiera me respondió el mensaje en el que le pedía averiguarme si era posible hacer el TCU en los dos cuatrimestres restantes del año.
Yo en lo personal no puedo, el tiempo no me da y para colmo de males, se piensa que todo el territorio nacional es como la GAM, donde hay empresas con un gran número de personal con acceso a internet, yo vivo en Los Ángeles de La Fortuna, donde esto no se da.
Espero que algún día los diferentes rectores se sienten a analizar esto y soliciten al Conesup dejar el requisito en nivel de bachillerato, cuando normalmente no se trabaja.
Por ahora, y ante la imposibilidad de realizar dicho TCU en dos cuatrimestres, esta universidad privada solo me dejó terminar las materias del primer cuatrimestre y un sueño roto. No podré continuar por dicho requisito y sus condiciones.
Incongruencia N.° 2. Somos buenos pero no somos buenos
Resulta que un trabajador tiene tres meses de prueba para que la empresa decida si lo contrata o no. Llevo 13 años en el MEP y sigo de interino, o sea, soy lo suficientemente bueno para impartir las lecciones, pero no lo suficientemente bueno para adquirir la propiedad.
El Ministerio de Trabajo mientras tanto, brilla por su ausencia. ¿Por qué no nos darán propiedad a aquellos profesores que prácticamente no nos ausentamos, hacemos nuestra labor con responsabilidad y vocación, y ayudamos en el desarrollo de otras actividades como la feria científica?
Incongruencia N.° 3. Banda de dominio lingüístico
A los profesores de idiomas extranjeros se nos exige obtener una banda C1 o al menos B2 para impartir nuestras lecciones. A pesar de que esto no define ni asegura la excelencia pedagógica del docente.
Estoy de acuerdo con este requisito, eso sí, cuando un docente obtiene un A1, que siga esforzándose hasta obtener el C1; sin embargo, una vez obtenido esta banda, que no se le exija más.
En especial, en casos como el mío, que tengo un certificado sin caducidad del Instituto Británico aceptado por el MEP desde el 2012, pero que ahora no quieren reconocer con normativas posteriores a dicho año. Lo mismo ocurre con otros certificados del Centro Cultural Costarricense Norteamericano, lo raro es que a este último solamente le dan validez por dos años, cuando todos sabemos que el examen TOEIC no caduca, solo en Costa Rica trabajan con esta “variación” de dos años. ¡Qué raro y conveniente!
En conclusión, se debe tener vocación en nuestro trabajo, pero también las condiciones favorables de crecimiento que le permitan a uno desarrollar su trabajo en forma óptima para el bien de nuestros estudiantes y del sistema educativo.
El autor es educador.