A un año de tragedia en Cambronero: Gemelos de Alajuelense recuerdan a la ‘mejor mamá del mundo’
A un año de la tragedia en Cambronero, los hijos de Jenny Gómez Jiménez, una de las víctimas mortales, la recuerdan como 'la mejor' y le dedican cada uno de sus triunfos.
Un año pasó ya desde la lluviosa tarde del 17 de setiembre del 2022, cuando un derrumbe en el cerro Cambronero arrastró al guindo a un autobús y a un motociclista. Nueve personas fallecieron a causa de la tragedia que se vivió en ese precipicio de 100 metros en el sector conocido como Los Chorros, sobre la ruta Interamericana Norte.
Jenny Gómez Jiménez, de 51 años, fue una de las víctimas mortales del grave accidente. Ella viajaba en el autobús que partió de San José con destino a Guanacaste. Con el paso del tiempo, sus nueve hijos y su esposo, con quien convivió 30 años, continúan aprendiendo a vivir sin ella. Ella, a la que describen como “la mejor mamá del mundo”.
“El mejor ejemplo de mujer, mamá y esposa lo tengo en mi mamá, por todo lo que ella fue”, comentó a este medio María José Serrano, hija de Jenny, desde la sala de su casa, junto a un altar en el que honra y recuerda a su madre por medio de fotografías, una imagen de la Virgen María y una Biblia, que pertenecieron a Jenny en vida.
Mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, la joven de 23 años recordó que, a pesar de ser una familia numerosa, su madre siempre encontraba el tiempo y la dedicación para cada uno de los miembros. “Siempre fue cuidadosa, muy cariñosa, muy responsable”, agregó Serrano.
Su compromiso con el bienestar de sus hijos quedó evidenciado cuando sus gemelos, Juan Pablo y José Pablo, de 12 años, fueron seleccionados por la Liga Deportiva Alajuelense para jugar en las ligas menores.
Inicialmente, la mujer solía viajar con sus hijos los días de entrenamiento y cubría los gastos desde Abangares con ayuda de rifas; sin embargo, después de un año en esa rutina, decidió que lo mejor era mudarse cerca del Centro de Alto Rendimiento (CAR) y dejar a su esposo a cargo del resto de sus hijos.
Su decisión se consolidó cuando el CAR le ofreció empleo en limpieza. A pesar de que sus verdaderos colores eran el morado y el blanco, Jenny agradeció la oportunidad y vistió la camiseta de la Liga con orgullo y amor, pues sabía que de esa manera estaría cerca de sus hijos y tendría un ingreso estable.
Según María José, quien ahora se hace cargo de los gemelos, esos seis meses que vivieron con ella y sus hermanos en Alajuela fueron la mejor etapa a su lado, ya que compartían más tiempo con ella que cuando vivían en Guanacaste. En su memoria quedan las largas conversaciones nocturnas y las risas antes de dormir.
Un viaje sin aviso
Según Serrano, era muy común que su madre se fuera los fines de semana a Guanacaste a visitar al resto de sus familiares sin avisar y, el día del incidente, no fue la excepción.
Como todos los sábados, Jenny se alistó temprano para trabajar a las 7 a. m., les dejó el desayuno listo a sus hijos y no volvió a conversar con ellos hasta el mediodía. Durante la semana les comentó que quería ir a Guanacaste, pero no confirmó si realmente lo haría.
A las 5 p. m., Gómez no había llegado a su casa, por lo que María José asumió que viajó a Guanacaste; sin embargo, su pensamiento cambió cuando recibió una llamada de su papá, quien se enteró por las noticias del accidente en Cambronero.
“Me preguntó si mami se había ido para Guanacaste, entonces asustada le dije que sí, porque ya era tarde y no había regresado a la casa. Él me dijo: ‘un bus que venía para Guanacaste se accidentó’”, comentó Serrano.
Tras analizarlo, la joven sintió un alivio temporal, ya que su madre no podía estar en ese bus porque el accidente ocurrió entre las 3 y las 4 p. m., y a esa hora, su madre apenas salía del trabajo. No obstante, después de llamar al trabajo de su mamá, le informaron que ese día ella salió a la 1 p. m.
“Empezamos a llamar a todos los albergues que habían habilitado, a los hospitales, pero nadie sabía nada de mi mamá. A las 10 de la noche le contamos a los gemelos y pasamos toda la noche esperando alguna noticia”, comentó.
Al día siguiente, se dirigieron con sus hermanos a Guanacaste para reunirse con su familia, y apenas llegaron, recibieron una llamada que confirmaba el fallecimiento de su mamá. En ese momento, empezaron a organizar las honras fúnebres de doña Jenny.
‘Ya no puedo llamar a mi mamá para preguntarle qué hacer’
Cuando una persona sufre una enfermedad grave y se sabe que su vida está en peligro, los familiares pueden prepararse emocionalmente para lo que significa su fallecimiento. Sin embargo, en el caso de la tragedia en Cambronero, ninguno de los familiares de las víctimas mortales estaba preparado.
En sus entrevistas, María José, Juan Pablo y José Pablo coincidieron en que la pérdida de su madre es algo “muy difícil, duro y complicado de sobrellevar”, ya que ella era el centro de sus vidas. Ella siempre estaba pendiente de ellos, así como del resto de su familia en Guanacaste. Además, era la que solía resolver los contratiempos e idear un nuevo plan en caso de que algo no saliera bien.
“Ahora, cuando ‘ocupamos resolver, ¿qué hago?’ Porque ya no puedo llamar a mi mamá y preguntarle qué puedo hacer. Ha sido súper difícil, ella era todo”, expresó María José.
Para los gemelos, su madre era el motor de sus vidas y su mayor admiradora. De hecho, compartía el mismo sueño que los pequeños: verlos triunfar en primera división.
Después del accidente, los niños se quedaron con el resto de su familia en Guanacaste. Tras 22 días de reflexión, optaron por regresar a Alajuela junto a su hermana y la pareja de ella, para continuar con los entrenamientos en el CAR, donde los profesionales del equipo rojinegro les proporcionaron apoyo psicológico.
Fanáticos a Joel Campbell y Lionel Messi, Juan Pablo y José Pablo aún recuerdan lo bien que la pasaron la última noche con su mamá, su hermana Maria José, y otra hermana que los visitó con su bebé.
Los gemelos tenían su propia habitación, pero esa noche, algo les dijo que debían dormir con su mamá. Entre los mejores recuerdos se encuentran las salidas al centro comercial para comer pollo con papas, y los días de piscina con toda la familia.
“Era buena, era valiente. Cuando juego, le dedico todo a mi mamá y a mi familia”, comentó Juan Pablo. Por su parte, José Pablo mencionó que su recuerdo más hermoso con su mamá era cantar con ella.
Bajo el cuidado de su hermana, los niños residen en la misma zona de Alajuela, aunque en una casa diferente a la que compartían con su mamá. Sus horarios escolares les permiten asistir a los entrenamientos de martes a viernes y, además de coronarse campeones en diciembre en la categoría U-11 con la Liga, también le dieron el campeonato a su escuela recientemente.
Gemelos dedican título U-11 de Alajuelense a su mamá fallecida en tragedia del bus en Cambronero