Obama le quita el sueño a Trump
FIRMAS PRESS.- Seguramente el presidente Donald Trump pertenece al grupo de los que duermen a pierna suelta, sin verse afectados por los remordimientos que puedan provocar acciones más que reprochables. A pesar de tener un sinnúmero de procesos judiciales en su contra –su insistencia en volver a presentarse a la reelección tuvo mucho que ver con la inmunidad que otorga ocupar la presidencia–, así como el hecho de que fue el principal instigador de la sublevación golpista que se desató en el Capitolio el 6 de enero de 2021, no han sido motivos suficientes para producirle insomnio.
Pero si hay algo que le quita el sueño al mandatario estadounidense es la larga lista de personas que considera enemigas, y contra las cuales maquina venganzas que disfraza de castigos por agravios que inventa con el fin de justificar sus vendettas.
Es un listado abultado y cambiante. Por ejemplo, hasta hace poco el multimillonario Elon Musk era su más firme aliado, pero, después de discrepar con él, acabó en ese cuaderno en el que Trump añade, tacha y vuelve a incluir a quienes pasan a ser sus adversarios por no obedecerlo ciegamente (sus administraciones son conocidas por la constante puerta giratoria de la que entran y salen asesores), por no doblegarse a sus extorsiones (véanse las universidades o despachos de abogados que están en litigio con el gobierno) o los políticos del Partido Demócrata a los que insulta, les abre investigaciones a partir de acusaciones falsas y hasta divulga en sus redes sociales fake news, como el más liante de los tiktokers.
Las obsesiones de Trump contra sus rivales son muchas, pero uno en particular, el expresidente Barak Obama, lo saca de sus casillas. Aunque hace tiempo que Obama no está en la primerísima línea del Partido Demócrata, más ocupado en proyectos de cine y documentales salvo algunas apariciones estelares en apoyo a los demócratas, en cuanto puede, el republicano arremete contra él. Sin ir más lejos, acaba de acusarlo de “traición”, al sacarse de la manga que estuvo implicado en un supuesto complot durante la campaña presidencial de 2016 para impedir que le ganara a Hillary Clinton. Por supuesto, no hay evidencia alguna de esta farsa que ahora agita Trump.
En todo caso, lo que determinó la Inteligencia de Estados Unidos aquel año es que Rusia maniobró para torpedear la campaña de Clinton. Recordemos que en 2016 Putin proclamaba que su candidato favorito era Trump, quien venció a la demócrata y desde entonces estrechó los lazos con el Kremlin.
No contento con la diseminación de este bulo, que un portavoz de Obama ha calificado de “ridículo” y de “manipulación”, el mandatario ha divulgado un video falso hecho con inteligencia artificial en el que Obama aparece esposado en el Despacho Oval como un delincuente común. A la vez que impulsa unas erráticas medidas arancelarias, impone una política exterior en la que los viejos amigos son ahora los enemigos y juega a ser Dios metiéndose en lo que hacen o no hacen empresas privadas como la Coca-Cola, el presidente de la mayor potencia mundial dedica buena parte de sus días a propagar burdas falsedades con el fin de difamar a otros.
Pero el propio movimiento MAGA que lo aupó (y hasta hoy lo sostiene), intoxicado por el torrente infinito de las teorías de conspiración que Trump sacude desde los tiempos en los que era un empresario con aspiraciones políticas –hagamos memoria sobre el infame movimiento Birther que en su día promovió para sembrar dudas sobre la procedencia de Obama–, se revira frente a su líder.
El objeto de la delirante discordia es el siguiente: en el pasado, Trump aseguró que, en el caso de Jeffrey Epstein, quien se suicidó en la cárcel en 2019 después de ser condenado por trata de blancas, había implicadas personalidades de las filas demócratas y que él destaparía el escándalo. Pues bien, ha sucedido todo lo contrario: desde su reelección, ha minimizado el sonado caso y ahora afirma que no hay nada donde escarbar.
Sin embargo, el Wall Street Journal ha publicado que recientemente la fiscala general, muy cercana al movimiento MAGA, le informó al presidente de que su nombre aparece en el dossier que no acaba de ver la luz. Ciertamente, durante años, Trump y Epstein fueron amigos y compartieron en múltiples fiestas antes de que se hiciera público que Epstein era un depredador sexual. Hoy, sus seguidores más radicales le exigen que cumpla con su promesa electoral.
Al final, va a tener razón Obama, pues lo que pretende Trump al atacarlo sin venir a cuento es distraer al público que cada día se asoma a los palcos del circo trumpista.
En vista de que el informe Epstein pudiera no serle favorable, rebusca en su lista y escoge a un contrario al que zarandear un rato. Pero se equivoca el presidente con su archienemigo demócrata, cuya reputación, popularidad y carisma resisten todas sus embestidas. No hay nada peor que la envidia. Donald Trump debería contar ovejas para quitarse de la cabeza a Barack Obama.
Red X: ginamontaner
Gina Montaner es periodista.