‘La luz que imaginamos’, una película sensible y envolvente, se estrena en Costa Rica
En mayo del 2024, La luz que imaginamos (All We Imagine as Light) se convirtió en la primera película de la India en 30 años que competía por la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Terminó llevándose el Grand Prix, y luego, multitud de premios y nominaciones a los Globos de Oro de mejor directora y mejor película en lengua extranjera. Tras ese rutilante recorrido, la película se estrena en salas de Costa Rica.
Pacífica Grey distribuye el primer largometraje de ficción de la cineasta Payal Kapadia tras su estreno en el Costa Rica Festival Internacional de Cine en junio (donde antes se pudo ver el primer largo de Kapadia, A Night of Knowing Nothing).
Áncora conversó con Kapadia, una de las cineastas emergentes más prometedoras, sobre esta película en la que tres enfermeras se conectan, aman y esperan en una Mumbai teñida de azul.
Este proyecto empezó hace mucho, cuando usted estudiaba en la escuela de cine. ¿Nos puede contar sobre su proceso?
En la escuela de cine, el proyecto final es una película de 20 minutos, y en ese momento yo había escrito una historia corta basada en dos chicas que no son realmente amigas, pero que, debido a su trabajo y a mudarse a otra ciudad, tienen que compartir un apartamento. Esa era la premisa.
“Pero a medida que me fui adentrando en la escritura de esa historia, sentí que no encajaría en esa duración. Así que la dejé de lado y pensé: ‘Está bien, tal vez algún día vuelva a esto’. Cuando terminé la escuela, tuve la oportunidad de empezar a escribir mi largometraje.
Esta historia de mujeres que comparten su tiempo y su espacio de este modo es algo que también resuena aquí en Costa Rica, que tiene muchas coincidencias con nuestras culturas. Sé que le interesa la idea de dar espacio a las historias de mujeres en este sentido, donde no están compitiendo ni ‘odiándose’ entre ellas, como hemos visto tantas veces en los medios.
Sí, eso es muy cierto. Porque en India, mientras crecía, vivía con mi abuela, y ella veía mucha televisión. Solía ver muchas telenovelas, que eran todas estas historias horribles de suegras terribles y nueras terribles, y todas tramando cosas unas contra otras. Así que quería alejarme de eso.
En cada ciudad, en cada cultura, las mujeres tienen experiencias distintas. ¿Por qué se interesó el mundo en el que viven estas mujeres en Mumbai?
Me intrigaba la enfermería como profesión porque, por razones personales, estaba pasando mucho tiempo en hospitales, y me di cuenta que en realidad las personas que uno ve más y que están más conectadas con los pacientes son las enfermeras, no tanto los doctores.
“Pasaba mucho tiempo en las salas de espera, porque un familiar estaba hospitalizado, y allí hice amistad con algunas enfermeras. La enfermería es una de las pocas profesiones que permite que muchas mujeres en India salgan de su estado natal y se trasladen a otro estado para trabajar, algo que normalmente no harías, ya que el idioma es un gran obstáculo.
“(Las protagonistas) hablan malayalam, idioma completamente distinto al hindi. Normalmente te quedas en tu propio estado, principalmente por el idioma y también por la comida, que es muy diferente. Pero la enfermería es una de esas profesiones en las que las mujeres viajan mucho; si quieres ganar más dinero, vienes a Mumbai.
“Esta profesión me permitía hablar de otros temas como los cuerpos de las mujeres, el derecho a la anticoncepción. El espacio del hospital y la profesión de enfermería reunían todas esas cosas en las que estaba pensando.
También es un trabajo en el que se pasa mucho tiempo en situaciones y ambientes extremadamente íntimos con otras personas, y es exigente y agotador. Rara vez tienen tiempo para sí mismas.
“Absolutamente. También creo que es un trabajo muy íntimo. El sentido del tacto y la clase de amabilidad que tienes que ofrecer a las personas, incluso si estás teniendo el peor día.
“Cuando llevas el uniforme, tienes que mantener cierta actitud y no puedes mostrar tus emociones, lo cual me pareció aún más interesante porque ellas atraviesan mucho conflicto personal en sus vidas, pero eso no se ve en la profesión”.
Es una película muy hermosa que transmite esa sensación de la ciudad misma, a través de texturas, sonidos, la lluvia. ¿Podría contarme sobre ese proceso de inmersión en la ciudad? Por ejemplo, la secuencia inicial (con tomas de ciudadanos en su día a día y sus voces reales) y esa luz azul... Crea una atmósfera en la que puedo, de alguna manera, entender cómo es Mumbai.
“Mientras escribía esta película, también estaba trabajando en A Night of Knowing Nothing. Estaba editando esa película y al mismo tiempo estábamos filmando. Trabajé con el mismo director de fotografía en ambas películas, así que estábamos tan metidos en ese modo de no ficción que salíamos a grabar mucho Mumbai, tal vez hasta dos años antes de comenzar a filmar la película propiamente.
“Hacíamos eso para familiarizarnos con la puesta en escena, para ver a qué detalles nuestros ojos prestaban atención, como un ejercicio documental. Empezamos a notar que, durante el monzón, había una sensación muy azul; la luz se sentía diferente. Solo tenemos dos estaciones: llueve mucho durante cuatro meses, y el resto del año es seco.
“Esos cuatro meses de lluvia son muy particulares: primero se siente muy húmedo y caliente, luego cuando llega la lluvia piensas ‘bueno, algo está cambiando’, pero después vuelve a estar húmedo y caliente. La luz tiene un color muy especial. La gente cubre sus casas con plástico azul porque es un material que resiste la lluvia torrencial; este plástico azul se pone en las terrazas para proteger las casas. Así que cuando recorres la ciudad, ves que toda tiene como una especie de manta azul extraña encima”.
Su director de fotografía también es su pareja, su hermano hizo la música... La película está dedicada a su abuela, y una obra de arte que hizo su madre le da el título. ¿Se siente como crear en familia?
“(Ríe) Se siente como un asunto de familia. La verdad es que tengo mucha suerte de estar rodeada de personas muy creativas. Y me siento muy inspirada por todas ellas. Incluso mi hermana, que es historiadora, me enseña muchísimo. Creo que de ahí viene gran parte de lo que pienso y de cómo trabajo: de hablar con la gente, con las personas que tengo cerca. Soy como una esponja que absorbe todo".
Este proyecto nació cuando estaba estudiando. Sus cortos circularon mucho y luego A Night... también. ¿Cómo siente que ha cambiado su visión del cine y de hacerlo desde que pensó por primera vez esta película?
“Eso fue hace mucho tiempo y creo que, sí, mi manera de hacer cine ha cambiado muchísimo desde que estaba en la escuela. Curiosamente, creo que me he vuelto más impaciente.
“Mi estilo ha cambiado por completo. A Night of Knowing Nothing me enseñó muchísimo; fue una película que me permitió hacer mucha experimentación cinematográfica y también reflexionar sobre mi posición política.
“Y creo que eso marcó un cambio importante. Fue justo entonces cuando empecé a escribir All We Imagine as Light, y era una película muy diferente en ese momento. No tenía todos estos elementos de no ficción, no incluía las voces de las personas de la calle como lo hace ahora. Fue al filmar el documental que cambió por completo mi forma de querer filmar, de trabajar, de construir una escena".