¿Qué está pasando en el arte de Costa Rica? El Salón Nacional de Artes Visuales ofrece múltiples respuestas posibles
La manera más rápida de ponerse al día con la escena artística costarricense son los Salones Nacionales. Esta quinta edición no es la excepción. La oportunidad de ver tantos artistas de tantas partes del país en un solo lugar debe aprovecharse.
Culturalmente, Costa Rica se mantiene en movimiento y constante cambio a pesar de las dificultades que presenta el contexto político. Lo anterior significa que los trabajos que hoy están en exhibición en el Museo de Arte Costarricense (MAC), en cualquier otro momento, suelen estar dispersos en espacios culturales. Los Salones permiten que los costarricenses, cada dos años, veamos obras que abarcan temas actuales desde puntos de vista diferentes entre sí.
Mi visita la realicé con un propósito colectivo, en grupo con las integrantes de un taller que impartí a inicios de año. Me causó ilusión reconocer los nombres de algunos y algunas artistas. Sentí curiosidad por todos los trabajos que no conocía y felicidad de ver la selección de muchas personas que he visto trabajar durante estos dos años.
En esta edición, encontramos 45 trabajos exhibidos, seleccionados por un jurado conformado por la curadora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, Sofía Villena, el curador e investigador Luis Fernando Quirós y Esteban Calvo, director del MAC. Se pueden ver técnicas como pintura e instalaciones, hasta medios nuevos como la latexgrafía. Si bien la curaduría de una exposición de tantas obras es complicada, es posible encontrar algunos trazos de diálogo intermitentes a lo largo del museo.
Pude identificar dos grandes categorías en las que calzan muchos de los trabajos, con pocas excepciones: críticas al contexto en el que fueron creadas y archivo sobre el mundo alrededor de las personas artistas.
En la primera categoría están dos de los premios y una mención honorífica. Epílogo, de Juan Carlos Zúñiga Villalobos, ganó el premio a obra bidimensional. El artista reflexiona sobre el orígen y horizontes de la identidad costarricense desde el contexto nicoyano. El cuadro es una fuerte brisa de colores cálidos de la que se asoman figuras de arte rupestre y mesoamericano. Se crea un lenguaje de símbolos de diferentes fuentes con los que Zúñiga propone cuestionar cuál es la verdadera identidad costarricense actual.
Al sur del museo, está el premio a obra tridimensional, Just Toys in the Gulf of America, de Victoria Cabezas Green. Es un trabajo que a primera vista es llamativo e incluso gracioso. Pero el texto de la obra no es extenso y no necesita serlo: al leer el título nos damos cuenta de qué trata la obra. El tema es claro: al sur del “Golfo de América” aún somos percibidas como una masa homogénea y flotante de repúblicas bananeras.
Wendell Rivera Núñez ganó una mención honorífica por su obra El cocodrilo. Aquí, se habla del reptil como una víctima de discursos desinformados. Recientemente, se le acusa de sobrepoblación y de atacar a las personas con las que ha tenido encuentros. En esta pintura se convierte en una metáfora: el animal está en una pose pasiva, en su hábitat, pero se le ha dado una dentadura exagerada para protegerse de la violencia con la que ha sido atacado.
Con respecto a la segunda categoría que propongo, identifiqué obras que, por su parte, merecieron dos menciones honoríficas y otro de los premios.
La ganadora del premio a otros medios fue Priscilla Romero Cubero con su obra Cartografía de una diáspora. La técnica utilizada se llama latexgrafía, de la que la artista es precursora. Este medio permite crear impresiones de la piel y utilizarlas como matrices para futuras impresiones. El trabajo es el resultado de una serie de talleres llevados a cabo en diferentes partes del mundo donde la artista ha registrado las huellas de los y las participantes. Con su obra, busca crear una utopía y explorar las posibilidades de un mundo en el que los cuerpos dejan sus fronteras y se convierten en evidencias de una cartografía conformada de huellas anónimas.
En esta categoría también se pueden clasificar S.N.201124, de Ana Katrin Aason Bucher, ganadora de otra mención honorífica. La artista utiliza textiles en su obra para expresar el potencial estético de medios y procesos menos tradicionales. Actúa como un archivo de técnicas que ha investigado en diferentes regiones y explora la humanidad que el minimalismo puede llegar a contener.
Nestor Alfonso Fajardo López es el ganador de la otra mención honorífica por su obra Un minucioso inventario sobre mí mismo y la inocencia. La obra es un conmovedor tributo a su infancia y la de algunos miembros de su familia. Mediante este ejercicio, explora la inocencia y la adultez, encontrando evidencias de una en la otra.
Hay otras dos obras que, si bien no fueron premiadas, quiero mencionar por su capacidad de intervenir el espacio y la relevancia de los temas que abordan. Estar en el medio, de Andrea Cambronero Solano, cubre todo un cuarto de blanco y palabras en acrílico. La artista por medio de frases, la disposición de estas y la atmósfera en la que sumerge al espectador crea una experiencia crítica sobre lo que significa Centroamérica.
Por otro lado, la obra de Andrés Murillo Morales, Costa Rica es Pura Vida, cubre casi toda una pared del cuarto en donde se encuentra. Su instalación es una combinación entre un photobooth y una valla publicitaria dirigida a turistas, intervenida con huecos de disparos y cintas forenses en el suelo. El artista concluye su reflexión sobre la ola de violencia que atraviesa el país en la parte trasera de la obra, donde se puede leer una cita del actual presidente de Costa Rica.
Como prometí al inicio, se mantiene como el evento ideal para ponerse al día con la escena artística costarricense. Además, la selección de obras manifiesta una preocupación general hacia problemáticas y temas actuales de la realidad nacional. Existen aciertos y desaciertos en la curaduría de la muestra. La accesibilidad de los textos de obra y el posicionamiento de algunos trabajos han sido los que más he escuchado y con los que estoy de acuerdo. Sin embargo, la magnitud de la exposición y la variedad de la misma hace posible ver más allá de estos detalles.
La quinta edición del Salón Nacional se encuentra abierta al público desde el 22 de mayo en el Museo de Arte Costarricense en La Sabana. Con el museo abierto al público de forma gratuita y con una selección de artistas que rara vez se ven simultáneamente, el Salón Nacional es una visita obligatoria para las personas interesadas en el arte.