Esta semana, el Poder Legislativo nos recordó que el sistema democrático está tajeado, pero sigue funcionando a tracción política, que es la única que lo mueve. Malas nuevas para Milei, que sigue creyendo que hacer política es afanar los afanos y tener cien años de perdón. Su obsesividad, su megalomanía y sus desequilibrio están expuestos. Es lo contrario de un animal político. Es cruel pero es impotente. Berardi lo advirtió...