El Gobierno llega a las elecciones de medio término con las tasas de interés para las empresas más altas desde que se miden, histórica morosidad de las familias, que no pueden llegar a fin de mes, y la industria en una caída solo comparable a la de la pandemia. A ello se suma la inédita entrega de la gestión financiera a Estados Unidos, que para colmo está pendiente de los resultados del domingo.