Ciudadanos, auge y caída en ocho actos

Anatomía de una caída. El título de la ganadora de la Palma de Oro en la reciente edición del Festival de Cannes, la cinta de la francesa Justine Triet, bien podría referirse a la dinámica de declive en la que Ciudadanos lleva instalado desde que en 2019 rechazara entrar a formar parte de un Gobierno con Pedro Sánchez. Tras la repetición electoral de noviembre de ese año, el último representante del centro político y el liberalismo español no ha dejado de acumular fracaso tras fracaso en cada cita electoral hasta el último batacazo en las municipales y autonómicas del 28M, en las que ha desaparecido de los 12 parlamentos autonómicos que estaban en juego y ha perdido casi 2.400 concejales.

Una demoledora debacle que ha llevado a la dirección de la formación naranja a declinar la posibilidad de concurrir a las generales del 23 de julio. Una drástica decisión, no exenta de críticas internas, a la espera de algún milagro para volver a renacer o que bien podría interpretarse como un cierre en diferido, el principio del fin.

"El mensaje de las urnas el domingo ha sido muy claro: los españoles no ven a Ciudadanos a día de hoy como una alternativa política transformadora". Con este demoledora declaración, a modo de epitafio, el secretario general de Cs, Adrián Vázquez, anunciaba este martes en una rueda de prensa la decisión del Comité Nacional. Un giro en la estrategia del partido para darse un margen para iniciar un proceso "de rearme orgánico e intelectual" con el fin de prepararse para el próximo ciclo electoral, las europeas del año que viene.

Su ausencia en la próxima cita electoral podría ser el definitivo certificado de defunción de un partido que lleva años a la deriva y convertido en un cadáver político. La formación nacida en 2006 ha perdido en los últimos cuatro años los cuatro gobiernos que tenía en coalición con el PP -Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León-, y ha pasado de 57 a 10 diputados nacionales, de 182 a 8 parlamentarios autonómicos -seis en Cataluña, uno en Castilla y León y otro en País Vasco - y de 2.787 a 392 concejales en todo el territorio nacional. Le quedan además los siete europarlamentarios que obtuvo en las elecciones de 2019, cita para la que Ciudadanos quiere ahora centrarse tras declinar concurrir a las generales, siempre que no acabe siguiendo la estela de otras formaciones del centro político que nacieron para ser 'partidos bisagra' - UCD, CDS y UPyD- y que fracasaron tras ser todos 'devorados' por el PP.

Junto a los continuos varapalos electorales, Ciudadanos también se ha visto golpeado por sucesivas oleadas de tránsfugas que han saltado a las filas del PP y una suerte de guerra fraticida entre su anterior presidenta, Inés Arrimadas, y su 'número dos' Edmundo Bal, o como él mismo se definía su 'fiel escudero', que alumbró una nueva dirección, Patricia Guasp y Adrián Vázquez, una bicefalia prácticamente desconocida sin ningún tirón ni carisma.

Ni siquiera su única baza electoral, Begoña Villacís, se ha salvado de la quema. Tras su intento de escapar al PP, un salto frustrado por Isabel Díaz Ayuso, la vicealcaldesa de Madrid quedó atrapada en un barco a la deriva que acabó hundiéndose en la noche del 28M al pasar de 11 a cero concejales.

A continuación, repasamos los ocho actos del auge y caída de un partido que ha pasado de casi 'tocar los cielos' a convertirse en la primera formación de la nueva política en prácticamente echar el cierre:

1. Nacimiento y salto a la política nacional:

En 2006, Ciutadans debutó a las elecciones autonómicas de Cataluña con Albert Rivera como candidato, sin una ideología clara -más allá de buscar un hueco fuera del esquema clásico del eje izquierda-derecha- y definiéndose con valores tan universales como la libertad, la igualdad, la justicia o el bilingüismo. Con el mítico cartel en el que Rivera aparecía desnudo junto al lema ‘Sólo nos importan las personas’, la formación naranja lograba tres diputados.

Dos años más tarde, en 2008, él partido trató de dar un salto a la política nacional encabezando Rivera la lista al Congreso por Barcelona. Sin embargo, fue un absoluto fracaso: solo obtuvo 46.313 votos, el 0,18 % total.

En 2009, la formación naranja vivió su primera crisis al aliarse con el partido ultra Libertas para concurrir a las elecciones europeas, una decisión adoptada por Rivera y que desató críticas internas e incluso una cascada de dimisiones. La candidatura 'Libertas-Ciudadanos' se estrelló al obtener menos de 23.000 votos y no lograr representación parlamentaria, aunque más allá del fracaso en las urnas, el partido quedó manchado durante años por esta alianza con la ultraderecha.

Fue en las elecciones de 2012 cuando Ciudadanos cosechó un crecimiento espectacular al pasar de 3 a 9 diputados y en las europeas de 2014 dos escaños.

El salto a la política nacional se produjo en las elecciones de diciembre de 2015, cuando la formación liderada por Rivera irrumpió en el hemiciclo, tras haber rechazo UpyD una alianza, con 40 escaños, un arrollador éxito solo eclipsado por otra nueva formación llamada Podemos que se convirtió en tercera fuerza con 69 diputados.

Estas elecciones que marcaron el fin del bipartidismo también dejaron un reparto de escaños que imposibilitó la investidura de un presidente y obligó a los partidos políticos a buscar pactos. Rivera cerró en febrero de 2016 un acuerdo de 200 medidas con Sánchez para desalojar a Rajoy de Moncloa, pero que no apoyó el resto de formaciones con Pablo Iglesias a la cabeza.

Ante la imposibilidad  de investir a ningún candidato, la repetición electoral, en junio de 2016, pasó factura a Ciudadanos, dejándose ocho escaños, y Rivera acabó apoyando la investidura de un Rajoy que volvió a ganar las elecciones y que se convirtió en presidente gracias a la abstención de buena parte del PSOE.

2. Arrimadas arrasa en Cataluña

En las elecciones autonómicas de Cataluña de 2017, Ciudadanos con Inés Arrimadas como candidata obtuvo una histórica victoria ante el independentismo al ganar en votos y escaños. La formación naranja superó el millón de apoyos y obtuvo 37 diputados, 12 más que en los pasados comicios. Sin embargo, Arrimadas, que ni siquiera se presentó a la investidura, no tenía opciones de gobernar ya que las fuerzas independentistas sumaban mayoría absoluta.

3. La moción de censura, el 'no' a Sánchez y el inicio de la debacle

Dos terremotos políticos desbarataron en 2018 las expectativas del partido de Rivera, al que las encuestas situaban cerca de dar el sorpasso al PP: la sentencia de Gürtel y la posterior moción de censura con la que Sánchez desalojó del poder a Rajoy. Ciudadanos se quedó solo junto a los diputados del PP, Foro Asturias y UPN en votar en contra de la moción de censura, traicionando dos de sus principios fundacionales: la lucha contra la corrupción y la regeneración.

En las elecciones generales de abril de 2019, Ciudadanos cosechaba su mejor resultado, 57 diputados, beneficiado por un PP manchado por la corrupción, escaños que le hubieran permitido gobernar en coalición con el PSOE de Sánchez.

Un mes después, en las municipales y autonómicas de 2019, la formación naranja obtuvo representación en todos los parlamentos regionales, salvo en Canarias, y 2.787 concejales, además de cosechar casi dos millones de votos en los comicios locales. Fue entonces cuando Rivera optó por el PP como socio preferente en sus pactos a nivel autonómico entrando Cs en cuatro gobiernos regionales: Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León.

De haber podido gobernar junto a Sánchez y evitar aquello para lo que nacieron, que los partidos independentistas marcaran la política del país, quedaron laminados a 10 diputados en la repetición electoral de noviembre. Un fracaso estratégico tras el que Rivera presentó su dimisión.

4. Expulsado de todos los Gobiernos del PP

Tras la marcha de Rivera, tomó el relevo su heredera natural, Inés Arrimadas. Bajo su liderazgo, la formación naranja no consiguió ningún representante en las elecciones gallegas de 2020 aunque si dos diputados en las vascas gracias a la coalición PP+Cs, aunque uno de ellos acabó incorporándose a las filas populares. A partir de ahí la tragedia trasmutó en esperpento. En las elecciones catalanas de 2021, los naranjas pasaron de ser la primera fuerza en 2017 a séptima fuerza por detrás de Vox perdiendo 30 de los 36 escaños que tenía.

La formación de Arrimadas perdió además los cuatro gobiernos autonómicos que compartían con los populares -siendo expulsados de tres de ellos- y desaparecieron en Murcia y Madrid tras los adelantos electorales forzados por una fracasada moción de censura en la que no se calcularon bien las consecuencias, así como también del Parlamento andaluz en las elecciones del 19 de junio de 2022, quedándose con un único diputado, Francisco Igea, tras el adelanto electoral del 13 de febrero de ese mismo año en Castilla y León.

A estos fracasos electorales se sumó la incesante 'fuga' de cargos naranjas a las filas del PP gracias a una especie de OPA hostil que lanzó la dirección del PP, encabezada entonces por Pablo Casado, entre ellos el exsecretario de Organización, Fran Hervías.

5. La guerra civil Arrimadas-Bal

En medio de este panorama de sucesivos varapalos electorales, el partido cuesta abajo y sin frenos, veía como se desataba en diciembre del año pasado una guerra civil en su seno, una pelea por las migajas de un partido al que todas las encuestas daban ya por muerto. Edmundo Bal confirmaba lo que era un secreto a voces tras dos semanas de tensión: su ruptura total con Arrimadas, al postularse a las primarias para liderar el Ciudadanos que surgiera del incierto "proceso de refundación” en el que se encontraba inmerso ya cinco meses.

Tras esta guerra fraticida surgió una nueva cúpula naranja fruto de un proceso de 'refundación', una bicefalia ocupada por dos prácticamente desconocidos de cara a la población, Patricia Guasp y Adrián Vázquez. Con Arrimadas totalmente desdibujada en el Congreso y un Bal convertido en una suerte de 'Pepito Grillo' liderando una especie de corriente crítica pese a su derrota, al partido naranja solo le quedaba Villacís.

6. La 'traición' de Villacís

Pero a Ciudadanos aún le quedaban capítulos de un esperpento que parecía no tener límites. En enero de este año, a menos de cuatro meses de las municipales en las que la formación naranja se jugaba su supervivencia, saltaba la noticia de que su único reclamo electoral, Villacís, había tratado de dar el salto a las filas populares. La vicealcaldesa mantuvo incluso un encuentro con el 'número tres' de Feijóo, Elías Bendodo, en una cafetería cerca de Génova 13.

Sin embargo, en apenas unos días Villacís pasaba de ser un 'fichaje estrella' del PP a protagonizar  un suicidio político exprés tras cerrarle Díaz Ayuso las puertas del partido, menospreciándola de paso. "Lo mejor de Cs ya se vino conmigo", señaló la presidenta madrileña refiriéndose a los dos últimos procesos electorales, en 2019 y 2021 y a excargos del partido naranja como Marta Rivera de la Cruz que están con ella como viceconsejeros, diputados o directores generales.

Tras el 'no' de Ayuso, Villacís anunciaba el 1 de febrero que se presentaba a las primarias en una rueda de prensa, en la que desmentía que hubiera intentado irse al PP. "No me quedo en Ciudadanos porque nunca me he ido", aseguraba tras confesar que había pasado una 'semana jodida' tras salir a la luz sus coqueteos con Génova.

Pero su candidatura tampoco fue un camino de rosas. La dirección de Ciudadanos tuvo que acudir al rescate de su única baza electoral, colocándola a dedo como candidata al no lograr reunir el mínimo de avales necesarios, 122 tan solo quedándose a cuatro del 15% necesario para concurrir a las primarias.

7. El 28M, la puntilla

Y el 28M el golpe más letal. Ciudadanos firmó en las elecciones del domingo otra jornada electoral catastrófica, confirmando su hundimiento al quedarse fuera de todos los parlamentos autonómicos en liza y desapareciendo también de Madrid. La portavoz nacional 'naranja', Patricia Guasp, tampoco fue capaz de revalidar su escaño en Baleares.

Los naranjas no lograron representación en ninguna de las autonomías en las que se celebraban elecciones, ni siquiera en los que tienen una barrera electoral del 3% -Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Murcia y Navarra-. Sólo les quedaría un diputado en las Cortes de Castilla y León, otro en País Vasco y seis en el Parlamento de Cataluña, que retienen de anteriores elecciones.

En referencia a los concejales, Ciudadanos ha logrado algo más de 380 en toda España y apenas 300.000 votos en las municipales, lo que significa que pierde más de 2.400 respecto a las elecciones de 2019, cuando obtuvieron 2.787 y más de 1,9 millones de votos.

8. El certificado de defunción: no irá al 23J

El último capítulo de su historia lo ha firmado este martes su dirección tras rechazar concurrir a las elecciones generales del 23 de julio. Una decisión que obedecería al intento de iniciar un proceso "de rearme orgánico e intelectual" con el fin de prepararse para el próximo ciclo electoral.

El secretario general de Cs, Adrián Vázquez, ha explicado que la forma "más inteligente" de defender ese centro liberal que nació en 2006 es dejar correr las elecciones del 23 de julio y prepararse para las siguientes citas electorales, empezando por las europeas de 2024. Vázquez ha reconocido que el mensaje de las urnas el domingo "ha sido muy claro" al poner de relieve que los españoles no ven a Ciudadanos "a día de hoy como una alternativa política transformadora".

La decisión de no concurrir a las generales, apoyada por arrimadas y Villacís, ha desatado críticas internas como las de Edmundo Bal y Francisco Igea. Un giro en la estrategia aplaudido por un PP que se beneficiará del vacío de Cs en la próxima cita electoral y que para muchos no deja de ser un certificado de defunción, un cierre en diferido de un proyecto que difícilmente volverá a levantar el vuelo tras bajar la persiana.

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