En la Casablanca imaginaria (en realidad la ciudad de la que partía el benefactor avión a Lisboa era Tánger) de Michael Curtiz todos querían ir al Bar de Rick, el piano de Sam, la ruleta, el music-hall, los que iban y venían, y los que esperaban. Ahora como ya no hay Bar de Rick, y además era una película, en la realidad de verdad y en el laberinto tan simpático del fútbol todos quieren ser Gareth Bale. Uno de los supuestos grandes beneficiados por el cambio normativo que impide que un trabajador... Читать дальше...