Arabia busca en el golf su pasaporte a la modernidad
Esta semana, cuando se cumple la tercera edición del Saudi International, el evento ya se ha convertido en el más importante de la gira del desierto tanto por su importe en premios (3,5 millones de dólares) como por la calidad de los jugadores que se han desplazado hasta esta nueva localidad del Mar Rojo bautizada como KAEC (siglas en inglés de la Ciudad Económica del Rey Abdulá). Se trata de un desarrollo urbanístico a una hora de Yeda que cuenta con un campo de primer nivel (Royal Greens) que todos los golfistas están alabando por su calidad y mantenimiento. Hasta aquí han venido cinco números uno del mundo, cuatro top-10 de la actualidad (encabezados por Dustin Johnson y Bryson Dechambeau) pasando por 22 ganadores de majors de 13 países. Por supuesto, todas estas estrellas tienen aparte sus fijos de salida, lo que demuestra que el dinero no es un problema para una Federación Saudí que aspira a arrebatarle a los Emiratos la consideración de mejor destino de golf de Oriente Medio.
Con el Objetivo 2030 en el horizonte, para cuando quieren tener treinta campos operativos diseñados por los nombres más prestigiosos a la especialidad (el último que se ha anunciado es un recorrido de Jack Nicklaus en Quiddiya, cerca de Riad), la idea es atraer cada vez más la atención mundial tanto con este torneo como con los femeninos que empezaron a realizar el año pasado y para el que ya han confirmado cuatro pruebas en 2021. De esta forma también se vincularán a la potenciación del deporte femenino y conseguirán mejorar una imagen que, esporádicamente, sigue manchada con casos de violaciones de los derechos humanos. «Creo que aquí tienen potencial para crear un buen destino de golf, pero la apertura tiene que ser real y efectiva con anterioridad», indica Miguel Ángel Jiménez. «Los turistas estarán encantados de venir a conocer el país, a pasar sus vacaciones y a jugar al golf, pero también necesitan poder tomarse una cerveza en el hotel y que las mujeres pueda bañarse en bikini en la piscina. Cuando la apertura sea total, darán mucha guerra a los países que ya funcionan así, como Dubái u Omán».
De entrada, los embajadores del proyecto no dejan de alabar las bondades de la zona, como indica Ernie Els, que está impresionado por el crecimiento del reino en el aspecto golfísitico en solo tres años. «Asistí a la inaguración del campo y ahora está consolidado un gran proyecto que aúna el golf masculino y el femenino; creo que están realizando una gran labor para converirse en una referencia en la zona», algo que refrenda el director general de la Federación, Majed Al Sorour. «Queremos potenciar el golf en nuesrro país y que estos grandes jugadores que traemos sean una referencia para la nueva generación de saudíes que se acerquen a partir de ahora a este deporte. No buscamos únicamente abrirnos a otros mercados, sino también fomentar la práctica deportiva de los hombres y las mujeres y fomentar sus valores».
Con el Saudi International masculino consolidado en el calendario y cada vez más cerca de una integración en el PGA Tour (se habla de hacerlo compartido con ambos circuitos en el futuro, al estilo de las Copas del Mundo) y las Aramco Series femeninas recién anunciadas (con pruebas en Nueva York, Londres, Singapur y el propio Royal Greens), la repercusión internacional está garantizada. El Objetivo 2030 está cada vez más cerca y se van acercando a él a pasos agigantados.