Alemania roza el ridículo ante Hungría
Después de que la UEFA prohibiera la iluminación arcoíris en el estadio de Munich, se había creado un clima ‘prebélico’ entre ambas selecciones que corroboraron ambas aficiones silbándose mutuamente los himnos.
Pero pitó el colegiado el inicio del partido y la política pasó a un segundo lugar. Hungría, en su vuelta a una Eurocopa 49 años después, perseguía el sueño de clasificarse para los octavos, algo que parecía utópico tras caer en el grupo más difícil del torneo. Sin embargo, tras su gran empate ante Francia, los magiares creían en el milagro y, además, tenían un plan. Desde el primer minuto, el equipo de Rossi mostró sus cartas: repliegue en bloque bajo y contragolpe veloz; una estrategia básica y rácana para algunos, sí, pero vital para igualar las fuerzas. Así, Alemania circulaba lentamente la bola sin peligro en las cercanías del área de Gulacsi, hasta que una rápida transición ofensiva húngara puso el 1-0 en el minuto diez. Szalai, de un precioso testarazo, mandaba al fondo de la red un gran envío de su compañero en la punta de ataque Roland Sallai. Ambos delanteros, jugando a demasiados metros de la meta de Neuer, dieron aire a su equipo y volvieron loca a la zaga local.
Alemania, como una leona herida, respondió con un aluvión de ocasiones. Pero su fútbol era espeso y escaso. A Kroos y Gundogan se les intuía incómodos, Gosens estaba desactivado y solo Havertz llevaba un mínimo de peligro. Y cuando peor estaba Alemania llegó el empate: precisamente Havertz empujaba un balón muerto tras una cantada del meta del Leipzig. Pero el rocambolesco guión de este gran partido de fútbol quiso que en la jugada siguiente Schafer pusiera el 1-2 en el mano a mano ante Neuer después de una bella asistencia de Szalai.
Alemania olía la debacle y, como acostumbra históricamente, fue fiel a su camiseta. Goretzka, que había entrado en el 67’, aprovechó un rechace y envió a su equipo a octavos.
Hungría murió en la orilla: estuvo a cuatro minutos de la siguiente ronda, a punto de hacer una machada histórica. El conjunto de Low, pese a rozar el ridículo, acaba segundo de grupo y, por supuesto, sigue aspirando a todo. El martes en Wembley, se enfrentará a Inglaterra en un clásico duelo de los grandes torneos internacionales. La selección germana sigue creyendo.