Remontada sin premio para España
Hay tantas heridas pasadas entre Francia y España que cualquier enfrentamiento entre ellas hace aflorar lo mejor de cada equipo. La selección, victoriosa en las últimas tres finales entre ambas, llegaba a los Juegos después de haber sufrido sendos revolcones en la preparación frente a las galas. Un antecedente que obligaba a extremar las precauciones.
Como casi siempre, es Francia un equipo físico y plagado de calidad. Una combinación que debería ser ganadora casi siempre, pero que pocas veces les funciona. Son perdedoras habituales -han perdido cinco finales seguidas del Eurobasket- y eso cala. Volvieron a salir apocadas las francesas, superadas por la seguridad de la selección. Por su rutina seria y fiable de las eliminatorias. Una versión que había quedado algo desdibujada tras el Europeo de Valencia, pero que han recuperado en Tokio.
Sobre todo porque está Alba Torrens -ausente allí tras dar positivo por coronavirus- y por la mejoría física de Ndour, que al Eurobasket llegó fundida desde la WNBA. Esos dos mimbres marcan la diferencia en esta España, que amaneció valiente en el duelo de cuartos. Dos triples de Torrens y el descaron de Ouviña le dieron las primeras ventajas a la selección (11-6, min. 5).
Se quitó los nervios Francia con la entrada en pista de Johannes, una de las pocas jugadoras del equipo que tira más de talento que de físico. Lo utilizó para voltear el marcador, con un parcial de 19-3 que desesperó a Mondelo (19-33, min. 15). Al atasco ofensivo se sumó la lesión de Cazorla, directa al banquillo tras hacer un gesto extraño en el pie. Volvería después del descanso, pero claramente mermada.
Estaba España contra las cuerdas y buscó al aire en su trío más efectivo. Entre Torrens, Ouviña y Ndour sumaron todos los puntos hasta el descanso, al que la selección llegó boqueando, pero con vida (30-36).
Se estiró Francia entonces, con dos canastas de Gruda, que despertaron definitivamente el espíritu guerrero de España. Reaccionó la selección más por garra que por juego, mejorando en defensa y agarrándose al talento. Llegó a ponerse a dos puntos (38-40, min. 23), pero ocho puntos seguidos de las galas -otra vez Johannes- evitaron la remontada.
Tocaba volver a remar y cada vez quedaba menos tiempo. Para colmo, Torrens cometía su cuarta falta. El más difícil todavía.
Era un reto para corazones gigantes y España lo tiene. Había que ganar para evitar otra decepción, la segunda del verano, así que la selección se lanzó a por el partido plena de fe. Una canasta de Ouviña, un triple de Silvia Domínguez, un tiro libre de Carrera… Todo sumaba. Como los rebotes de Astou, gigante en la zona. Fue limando así la diferencia la selección, que se encontró de repente con la irrupción de Cazorla, con dos triples cuando más falta hacían. El segundo le sirvió para consumar la remontada (58-57, min. 36).
Volvía a estar España mucho tiempo después gracias a su fe y a su defensa. Se le había metido el miedo a Francia, que se levantó con dos canastas de Miyem y que aguantó luego gracias a Williams. La respuesta de España, ya sin la eliminada Torrens, fue otra vez Cazorla (64-65, min. 40). Llevó entonces la selección a Duchet a los tiros libres y la base solo anotó uno, lo que le dio a España una última posesión para forzar la prórroga o ganar el partido. Dibujó la jugada Mondelo para que el balón le llegara a Cazorla, pero el pase errático de Silvia Domínguez evitó la épica. Tuvo aún otro tiro España, después de que Williams hubiera ampliado un punto la diferencia, y tampoco acertó la base, cuyo lanzamiento ni siquiera tocó el aro. Adiós para la seleccíón, que se queda también sin medallas en los Juegos.